Terapia para un ex colaborador de Ratzinger
Otros tres sacerdotes son suspendidos por abusar de tres monaguillos en Brasil
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Los supuestos casos de abusos sexuales y físicos a menores en el seno de la Iglesia católica se multiplican a medida que pasan los días. Ahora le ha llegado el turno a Peter Hullerman, un sacerdote que coincidió, entre 1977 y 1982, con Benedicto XVI cuando este era arzobispo en Múnich (Alemania). Hullerman ya fue condenado a 18 meses de cárcel en 1986, acusado de abusar de niños. Desde entonces, "tenía prohibido cualquier tipo de trabajo con niños", según informó ayer la archidiócesis, aunque el religioso burló la prohibición y ahora iniciará una terapia.
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También ayer, el periódico BZ reveló que en el hospital Johannesstift de la Iglesia Evangélica, en Berlín, se produjeron al menos cuatro casos de abusos y coacción sexual con pacientes y personal, durante las décadas de 1980 y 1990. Este centro está especializado en la atención de personas con discapacidad. El pastor Martin von Essen, director de Johannesstift, reconoció al rotativo la existencia de esos casos. No obstante, dejó claro que no ocultaron nada. Y añadió: "En casos así actuamos siempre de manera consecuente y con diligencia". Por su parte, el fiscal advirtió de que los abusos contra personas indefensas están castigados "con penas de seis meses a diez años de cárcel".
Un escándalo similar se destapó ayer en Brasil, donde el diario O Globo destapó que tres religiosos fueron suspendidos de sus funciones después de que tres monaguillos denunciaran haber sufrido abusos sexuales y divulgaran un vídeo de esas relaciones. El supuesto escándalo sucedió en la ciudad de Arapiraca, al nordeste del país. "Reprobamos por completo y con el corazón despedazado por la vergüenza y la tristeza los hechos divulgados", manifestó la diócesis a través de un comunicado.
Mientras, en Irlanda, el Gobierno sopesó ayer la posibilidad de que la policía investigue al cardenal Séan Brady,presionado para que dimita por ocultar los maltratos de un sacerdote pederasta. Brady, entonces secretario de obispo de Kylmore, pidió a los menores que hiciesen votos de silencio. No obstante, el ahora cardenal se defiende e insiste en que no trató de ocultar aquellos casos para proteger a la Iglesia, sino que no los denunció a las autoridades civiles porque esa no era su responsabilidad.