Seis territorios del PSOE suman el 65% de afiliados
El cartel electoral de 2012 está en manos de 220.000 socialistas
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Las primarias significan, obviamente, números. Cifras de los militantes, los que tendrán en sus manos la capacidad para elegir al próximo candidato socialista a la Presidencia del Gobierno ya pasadas las elecciones autonómicas y municipales del 22-M.
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En un proceso electoral interno tan abierto, aventurar resultados, una vez que se presenten las candidaturas, no siempre resulta tan sencillo. Hay múltiples factores en juego, como el peso de las federaciones que componen territorialmente el PSOE, el influjo de los aparatos o centros de poder y el modelo de designación de los aspirantes a encabezar la lista de 2012.
Lo habitual es que gane el candidato del aparato' que convoca las primarias
Aún no se ha cerrado el censo oficial de militantes. Y no se hará hasta que el Comité Federal del 28 de mayo fije la hoja de ruta de las primarias. Fuentes de la dirección federal señalan que la lista final rondará los 220.000 afiliados. También queda por conocer la distribución territorial.
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La cúpula puede avalar a los aspirantes para librarles de las firmas
No obstante, se puede recurrir al reparto más cercano en el tiempo: el 37º Congreso federal, celebrado en julio de 2008. Estaban convocados 995 delegados, de los cuales 960 habían sido elegidos por los territorios. Seis fueron las federaciones que enviaron más compromisarios: Andalucía (251), País Valencià (103), el PSC (96), Madrid (79), Castilla-La Mancha (59) y Galicia (53). En total, 641 delegados, en torno al 65% del total. De modo que, si no hay cambios en los números, estas seis agrupaciones incidirán de forma decisiva en las primarias.
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¿Quiénes ganan los comicios internos? La regla general dice que los aparatos que las convocan. Pero no sucede así siempre. Sólo hace falta remontarse a abril de 1998, cuando José Borrell venció contra todo pronóstico y por el 55,1% a Joaquín Almunia, el candidato oficial avalado por el estado mayor del PSOE. Pero en aquellos años se acababan de reestrenar las primarias el origen del proceso venía de la II República y el partido se hallaba en la oposición tras casi 14 años en la Moncloa y desintegrado por dentro.
Desde entonces, y en las distintas oleadas de elecciones se ha testado que, con excepciones, vencen los aspirantes oficialistas. Pasó en 1998, cuando hubo primarias en 68 ciudades y siete CCAA. La gran sorpresa fue la alcaldía de Madrid, que se llevó Fernando Morán, frente al favorito de la dirección, Joaquín Leguina. En 2002, en los 13 municipios que eligieron cabezas de lista, el triunfo fue, por regla general, para las cúpulas locales.
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En 2010 tocaba nombrar a los números uno de 11 ayuntamientos y tres comunidades autónomas. Mayoritariamente, vencieron las aparatos. También en Madrid: ganó la dirección regional, responsable del proceso, y su candidato y secretario general, Tomás Gómez, por un 51,7%. Su rival, Trinidad Jiménez, tenía el respaldo de Ferraz, la ejecutiva federal, y del propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Quedó derrotada por poco, con el 48% de los sufragios.
La lucha de aparatos se repitió después en la competición por la alcaldía de Barcelona. El actual regidor, Jordi Hereu, apoyado por la federación de Barcelona, batió a Montserrat Tura, la preferida por la dirección del PSC.
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Ahora, en caso de que concurrieran Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, parece poco probable que Ferraz y Zapatero apueste por uno de ellos. Y de las seis citadas federaciones más potentes, todas salvo tal vez Castilla-La Mancha y Galicia sufren tensiones internas, lo que hace sospechar que no se producirá un voto homogéneo en cada uno de esos territorios.
Las primarias se ligan a la recogida de avales. De nuevo, la realidad empaña esa imagen. El pasado 24 de enero, la ejecutiva de la federación de Barcelona, la encargada de los comicios internos, propuso al PSC respaldar a los dos aspirantes, Hereu y Tura, para liberarlos de tener que recoger firmas.
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Segundo modelo: que la dirección respalde un nombre. El precedente cercano es el valenciano Jorge Alarte. El pasado 7 de septiembre, la ejecutiva del PSPV-PSOE avaló a su secretario general. El líder regional, no obstante, buscó otra fuente de legitimidad frente a su rival, Antoni Asunción: las firmas. Presentó 8.507 rúbricas. El exministro logró 2.926, menos de los precisos, y quedó fuera de la carrera electoral.
Por la tercera vía optó Madrid. Gómez y Jiménez no buscaron respaldos orgánicos. Se lanzaron a por avales: 6.525 el primero y 5.696 la segunda. El partido se movilizó extraordinariamente y se vio que la competición sería reñida. Las urnas lo corroboraron el 3 de octubre.