El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Galladón, abrió ayer al público las puertas del área cultural del Palacio de Cibeles, un nuevo equipamiento metropolitano de 30.000 metros cuadrados. Las obras de este edificio que alberga la sede de la alcaldía de la capital se han prolongado durante seis años y han provocado, por su coste, múltiples enfrentamientos entre el gobierno y la oposición en el Consistorio. Incluso la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (PP), criticó en su día el 'obrón' que su compañero Gallardón estaba realizando en este edificio ubicado en una de las plazas más emblemáticas de la capital.

Según cálculos de la oposición, la remodelación costará a los madrileños más de 500 millones de euros. Cuatrocientos, del coste del edificio, que fueron sufragados con cesiones de inmuebles del ayuntamiento al Estado. Otros 125 corresponden a la reforma en sí misma. Es precisamente esta última cifra la que dan por buena en el consistorio precisando que de este total, 100 millones han ido a parar al área cultural inaugurada ayer.

El Ayuntamiento de Madrid es el más endeudado (6.453 millones de euros) de todos los consistorios de España.

Por su parte, el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky, aseguró ayer que Gallardón, ha firmado con una 'pluma de tinta invisible' el compromiso que le exige el PP de 'austeridad y de buen gobierno'. Además, tachó al primer edil de 'gastador compulsivo', informa Ep.

El sábado los candidatos a alcaldes conservadores firmaron un manifiesto comprometiéndose, entre otros asuntos, a ser austeros.