Respuestas a un planteamiento polémico
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1. ¿Para qué sirve el ‘copago’?
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En los sistemas sanitarios públicos de cobertura universal, como el español, el ‘copago’ suele plantearse con la finalidad de moderar la demanda y reducir los supuestos abusos en que los pacientes incurren a la hora de demandar fármacos y servicios sanitarios. En cualquier caso, el ‘copago’ en este ámbito sería más repago, pues consiste en pagar de nuevo por algo que ya se financia mediante los impuestos.
2. ¿Es efectivo?
El ‘copago’ es eficaz en un primer momento reduciendo el acceso a los servicios sanitarios, es decir que tiene un ‘efecto barrera’ que sin embargo se acaba diluyendo con el tiempo si el importe a cubrir por el usuario no es muy elevado. Lo malo es que el ‘copago’ no permite discriminar entre demanda necesaria e innecesaria, es decir que acaba afectando tanto a los pacientes que supuestamente abusan –una minoría, a juicio de los expertos–, como a aquellos de escasos recursos que necesitan un fármaco o una determinada prestación en un momento dado. Además, responsabiliza al paciente de un gasto que en nuestro sistema depende mucho más de las decisiones que toman los facultativos.
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3. ¿Qué efecto tiene?
El ‘copago’ debilita la equidad. Y es que al final, pese a la existencia de mecanismos correctores, la medida acaba afectando más a los que menos tienen. Por otro lado, introduce un concepto de mercantilización de la sanidad que desvirtúa las bases del sistema universal, fundamentado en la solidaridad en la aportación vía impuestos. En consecuencia, al acostumbrar a la gente a pagar, abona el terreno para ir a un modelo con más presencia de la sanidad privada.