El PP alimenta la crispación tras el ataque a Pedro Cruz
Jáuregui pone "casi al mismo nivel" la paliza y el acoso de los conservadores al PSOE
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El PP está prendiendo un polvorín de desenlace aún incierto. Desde la noche en que el consejero murciano de Cultura, Pedro Alberto Cruz, fue agredido brutalmente por tres agresores, los conservadores señalaron con el dedo inquisidor al Ministerio del Interior y al delegado del Gobierno, por su "pasividad", y "a la izquierda" política y sindical, por alentar un clima de alta tensión en la región en paralelo a la aprobación, justo antes de Navidad, del drástico tajo al sector público.
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Ayer el partido repitió ese mensaje. Desde su máximo jefe nacional, Mariano Rajoy, hasta el Gobierno murciano, empezando por su presidente, Ramón Luis Valcárcel. Este incidió en que "no cabe otra interpretación que el móvil político", ya que se ha "venido confeccionando una diana, con la cara" del consejero, que ha "generado un clima de cultivo que ha degenerado" en la paliza.
Rajoy respaldó la solicitud de dimisión del delegado del Ejecutivo, Rafael González Tovar, formulada el domingo por el PP murciano. Rajoy avanzó que el PP pedirá cuentas de todo lo sucedido al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Relató además que había llamado a José Luis Rodríguez Zapatero para mostrarle su malestar. En este sentido, el jefe de la oposición lamentó que los candidatos socialistas hubiesen acudido a manifestaciones contra miembros del Ejecutivo de Ramón Luis Valcárcel y aseguró que se le había "garantizado" que no iba a volver a ocurrir.
Le secundó María Dolores de Cospedal: "La violencia genera más violencia y la crispación más crispación". La secretaria general del PP aseguró que, aunque no se sea el responsable directo, "hay que tener muy claro dónde están los límites" en el ejercicio de la política. No obstante, negó que su partido eche todas las culpas del ataque a Cruz al PSOE.
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Se le preguntó en qué medida José María Aznar, con sus declaraciones sobre una "Españaintervenida", o Jaime Mayor Oreja, con las de que el Gobierno negocia con ETA, contribuyen a fomentar la crispación. La número dos señaló que "los ataques personales y a las familias, los insultos y las vejaciones, es algo distinto a la crítica política". Cospedal, por cierto, está estudiando su agenda para acercarse esta semana a visitar a Cruz.
Esperanza Aguirre también suscribió que "el ambiente generado por los sindicatos y la oposición" en Murcia pudo contribuir a desatar la agresión a Cruz, informa Ep.
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Marcelino Iglesias, número tres del PSOE, aseguró que su partido "no tolerará, ni en Murcia ni en ningún sitio, ninguna insinuación" de que los socialistas alientan la violencia. Tachó de "grave irresponsabilidad" que el PP culpe al Gobierno de "pasividad". Pero más firme se mostró el ministro Ramón Jáuregui, quien juzgó que culpar al Gobierno "llega casi al mismo nivel de agresión que el hecho que se está denunciando".
Desde Murcia, el presidente Valcárcel y el PP regional no presentaron pruebas de esa supuesta incitación a la violencia por la izquierda. Se aferraron a que el PSOE etiquetó a Cruz como el "sobrinísimo" es hijo de un primo de su mujer y que los atacantes le gritaron "¡Sobrinísimo, hijo de puta!". Y se apoyaron en el presunto respaldo que prestó la candidata socialista, Begoña García Retegui, en la primera protesta contra el tijeretazo, el 22 de diciembre. "Los sindicatos dijeron que querían convertir Murcia en un fortín", reiteraban en el partido.
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"Yo no he asistido a ninguna manifestación respondía a Público Retegui.Ese día acudí a la Cámara de Comercio a una entrega de premios, cerca de la Gran Vía [calle donde vive Valcárcel], un acto que tuvo que ser suspendido y al que también acudían dirigentes del PP. Yo sólo saludé a los dirigentes sindicales, pero no avalé la protesta".
El PSOE tampoco apoyó los recortes del Gobierno regional. La candidata rechaza entrar en polémicas con el PP: "Lo importante es la salud de Cruz, que los agresores sean detenidos y juzgados y que seamos unánimes en la condena de los hechos".