Los partidos acogen con escepticismo el orden alfabético de los apellidos
La nueva ley de Registro Civil contemplará que si los padres no se ponen de acuerdo en el orden de los apellidos de los hijos, se eche mano del alfabeto
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Un nuevo asunto ha desatado otra desavenencia entre PSOE y PP. El Congreso está tramitando las enmiendas al proyecto de ley del Registro Civil, que prescinde de la histórica preferencia del apellido paterno frente al materno y permite que sean ambos progenitores los que decidan el orden de los apellidos, primando en caso de desacuerdo el orden alfabético.
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Para el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, dicha medida es "más igualitaria y democrática" porque reafirma el "principio de igualdad" y proclama la libertad de los padres para la inscripción mientras que para el PP se abre un "debate innecesario" que "no está en las demandas sociales urgentes de los españoles".
En concreto, el artículo 49 de la futura ley señala que la filiación determina los apellidos y que si ésta está determinada por ambas líneas, el padre y la madre de común acuerdo podrán decidir el orden, y lo que decidan para el primer hijo deberá mantenerse para posteriores nacimientos.
"En caso de desacuerdo o cuando no se hayan hecho constar los apellidos en la solicitud de inscripción, el encargado del Registro Civil determinará la elección de los apellidos según su orden alfabético", añade el texto.
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Otras novedades afectan a los cambios de apellidos en algunos casos excepcionales, ya que se contempla la posibilidad de que si el solicitante es víctima de violencia machista podrá cambiar su apellido a través de una orden del Ministerio de Justicia, sin otros trámites, en los términos fijados reglamentariamente.
Más allá del hecho de que los casos de discrepancia a la hora de la inscripción sean muchos o pocos, el portavoz del grupo socialista ha insistido en rueda de prensa en que el sistema propuesto es "muy razonable", sobre todo porque reafirma los principios de "libertad" de elección de los padres y de "igualdad" entre los progenitores.
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Y ha añadido que se pretende evitar discriminación por razón de sexo y seguir un "criterio objetivo", el del orden alfabético, para los casos de falta de acuerdo entre los padres.
Sin embargo, el PP no está nada de acuerdo con este debate. Luisa Fernanda Rudi cree que el Gobierno es muy hábil "en lanzar cortinas de humo que distraigan a la sociedad española de los temas realmente importantes", y en abrir debates que no existían.
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Ha añadido que, además, a partir de la mayoría de edad todo el mundo puede alterar el orden de sus apellidos, por lo que no entiende la necesidad de esta normativa.
Desde Izquierda Unida, su portavoz en el Congreso, Gaspar Llamazares, ha dicho que la iniciativa del Gobierno constituye para su partido una preocupación "menor", sin oponerse a que se debata, y ha alertado de que puede traer consigo "situaciones chuscas" debido a la desaparición de ciertos apellidos.
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El portavoz de ERC en la Cámara, Joan Ridao, ha indicado, no obstante, que una reforma como ésta puede generar "algún problema de inseguridad jurídica", si bien, según sus palabras, ha considerado que será "muy excepcional" que el padre y la madre no lleguen a un acuerdo. Por tanto, ha sentenciado, no le parece mal.
De modo similar se ha expresado el diputado de CiU Jordi Jané, quien ha recordado que el orden de los apellidos, por acuerdo de los padres, ya viene tipificado en una ley de 1999.
La reforma que ahora plantea el Gobierno alude a ese caso de no acuerdo de los padres, algo que Jané también ha reconocido que será "muy difícil" que ocurra.