Una orgía de película
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Con la manía de encontrar lo que en la jerga criminal anglosajona llaman el smoking gun o pistola humeante, la prueba de cargo, buena parte de las informaciones sobre el caso Correa-Gürtel han insistido en que se trata de una gigantesca red de financiación irregular del PP. Con la manía de encontrar otra Filesa, el sistema de financiación ilegal del PSOE en los ochenta, se ha devaluado lo que es una verdadera orgía de película, en la cual hay islotes de financiación irregular (Comunidad Valenciana, por ejemplo) en medio de una corrupción extendida a varias comunidades y ayuntamientos populares.
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¿Y qué si el rasgo central no es una red de financiación irregular? Las nuevas revelaciones del sumario apuntan con profusión a la figura de Luis Bárcenas, el tesorero del PP que ha sido suspendido a petición propia temporalmente de sus funciones, que no del partido, y cuya causa tramita, por ser senador, el Supremo. Como en la novela La tapadera, de John Grisham, Bárcenas lo ha negado todo a su abogado, el profesor Miguel Bajo, cuya minuta la paga el partido. No ha admitido ningún hecho que pueda constituir un indicio de culpabilidad. "Su teoría de la defensa penal consistía simplemente en negar. ¡Negar! ¡Negar! No admitir nunca ningún hecho ni ninguna prueba que pudiera ser indicio de culpabilidad", explica Mitchel Y. McDeere, uno de los abogados del bufete/tapadera de operaciones, mira por dónde, en paraísos fiscales.
Bárcenas, antes de negárselo todo a Bajo, se lo ha tenido que negar primero a Mariano Rajoy. ¿Es Bárcenas el falso culpable, aquel músico que encarnara Henry Fonda en la película que Hitchcock tituló en 1957 The wrong man, acusado de cometer varios atracos a mano armada? En la película, como en el caso real, el juicio se interrumpe y antes del comienzo de la nueva vista es detenido el verdadero culpable. En la realidad de Bárcenas, Rajoy tendrá que convivir con la instrucción en el Supremo. Por más lenta que esta sea, en cierto momento, de aquí a dos años, existen elevadas posibilidades de que se abra juicio oral. Rajoy ha decidido, pues, cargar con Bárcenas cuál Sísifo. Y esto en la recta final de las municipales y autonómicas de 2011 y las generales de marzo de 2012.
Pero mientras Rajoy mantiene lo que parece ser su apuesta definitiva por Bárcenas, que supone unir su destino político a este hombre en una suerte de ruleta rusa, las defensas de los protagonistas de la orgía, es decir, de Francisco Correa y su banda, tienen un plan. Y ese plan es muy sencillo: hay que cargarse a las dos fiscales, miembros de la Fiscalía Anticorrupción. Se dirá: ¡qué novedad, es lo que buscaría cualquier abogado! Quizá, pero he aquí el punto: el juez Pedreira descansa sobre las dos fiscales de manera decisiva. Son ellas quienes han comenzado y profundizado la investigación antes de llevarla a la Audiencia Nacional. Y la instrucción de una causa día a día, lentamente, crea una memoria especial, un conocimiento insustituible, del que el juez, que ha heredado las diligencias, carece. Acabar con las dos fiscales, con la teoría del árbol podrido (las grabaciones de la cárcel) es el gran objetivo. Y las defensas van a por él.