"No hay ninguna expectativa de diálogo con ETA"
El presidente del Gobierno aspira a una victoria "clara" en las próximas generales y quiere que Solbes y De la Vega sigan con él. Si no lo consigue asumirá las "responsabilidades políticas oportunas".
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Está convencido de que ganará las elecciones generales del próximo 9 de marzo. Aspira a lo que llama una “victoria clara”, pero asegura que si no gana asumirá sus “responsabilidades políticas”. Significativamente dice que quiere que sus dos vicepresidentes, María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes, sigan en “las responsabilidades que tienen ahora” si puede formar Gobierno por segunda vez.
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Antes, José Luis Rodríguez Zapatero hace balance de la legislatura, incluye las referencias al frustrado proceso de paz, a la política territorial, a las reformas estatutarias y a la situación económica. El presidente del Gobierno no ve peligro de retroceso económico y, aunque admite que hay familias que pueden tener problemas para pagar sus hipotecas, asegura que los tipos de interés han tocado techo y que para paliar la situación ha promovido una reducción del IRPF. Zapatero rechaza que haya un debate sobre la monarquía.
Su política fijó como prioridades la paz y la estabilidad territorial, si ninguna de las dos ha culminado con éxito, ¿puede considerarse que la legislatura ha sido un fracaso?
La pregunta parte de una premisa inducida pero no real, porque las prioridades de la legislatura, que están en el discurso de investidura, eran fundamentalmente el cambio en la política exterior, la extensión de derechos y libertades, avanzar hacia el pleno empleo, una nueva etapa de políticas sociales, la lucha contra el terrorismo, las reformas estatutarias y la cooperación.
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La apuesta por intentar ver el fin de la violencia no es una prioridad, es una obligación imperiosa para alguien que ostenta la Presidencia del Gobierno, porque es el peor problema que hoy tiene la sociedad española. He dedicado a buscar el fin de la violencia muchas de mis mejores energías y lamentablemente ETA ha decidido continuar hacia ninguna parte y con menos respaldo que jamás ha tenido en su locura criminal.
Las reformas estatutarias han sido positivas para el funcionamiento de la España autonómica, para acercar competencias públicas a los ciudadanos. Hemos tenido un debate agrio con el Estatuto de Catalunya, pero por los excesos de los que se han opuesto de manera radical a la reforma, más que con la cabeza con las vísceras, y de los que creían que con la reforma del Estatuto iban a ir a otro sitio que no fuera reformar el Estatuto y vivir dentro de la Constitución.
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¿Qué hará si el lehendakari Ibarretxe sigue adelante con la consulta popular?
No hará la consulta porque no puede hacerla, hay un problema legal de competencias y un problema fáctico. Todas las consultas reguladas en el ordenamiento jurídico tienen que tener la autorización o la iniciativa del Gobierno de España.
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Ha dicho Ibarretxe que el apoyo futuro que usted pueda precisar del PNV para su investidura después de las elecciones generales está condicionado a que se le permita celebrar la consulta popular, ¿le preocupa esa condición?
No. Si hay que dialogar sobre la investidura se hará con el PNV; y hasta donde conozco él es lehendakari, pero no preside el PNV.
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¿Eso quiere decir que ve diferencias entre la posición del PNV y la del lehendakari?
No, es que eso es una tradición del PNV, con unas reglas que separan al lehendakari y al presidente del PNV. Hay cosas que yo hablaré con el lehendakari y otras que hablaré con el PNV, como es lógico.
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¿Le parece bien que el PSE apoye próximamente los presupuestos vascos de Ibarretxe?
Si se negocian y son razonables, sí. Tener actitud de colaboración es bueno para los ciudadanos en Euskadi y el PSE tiene una posición central e integradora en Euskadi, porque sabemos que la mejor convivencia en Euskadi es la que refleje mayor pluralidad y la defensa de las diferentes identidades.
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¿Qué le parece que el lehendakari se siente en el banquillo?
Ha habido una resolución judicial, que respeto. Vamos a ver si es el último capítulo en lo que supone nuestro ordenamiento jurídico para que se llegue a concretar. Debemos de esperar a que se produzca. Como presidente del Gobierno no debo hacer una valoración de un acto judicial, aunque no sea una sentencia y quede todavía un trámite por delante. Quiero ser respetuoso incluso, incluso, en una decisión como ésta.
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Aparte de ese respeto, ¿cómo explicar a los ciudadanos que tenga consecuencias penales reunirse con dirigentes de Batasuna y no tenga hacerlo con miembros de ETA?
No adelantemos acontecimientos. Hay un acto en estos momentos en el ámbito judicial. Esperemos a todo el procedimiento. Esperemos. Pero repito: respeto las actuaciones judiciales, no las valoro, incluso ésta.
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De unas palabras del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, se sacó la impresión de que el Gobierno estaba de nuevo dispuesto a dialogar con ETA en la próxima legislatura.
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No hay ninguna expectativa. Lo he expuesto en más de una ocasión. Después de la ruptura por parte de ETA, no hay ninguna expectativa de reanudar ese diálogo. Yo vi la contestación del ministro de Justicia en directo. Lo recuerdo muy bien. El ministro lo que hizo fue una defensa de la resolución parlamentaria frente a una crítica que se producía a esa resolución. No, no hay ninguna expectativa, ninguna. La única expectativa es que ETA abandone las armas. Ésa es la única expectativa, y que el Estado sea cada día más fuerte, y que los que quieren que se acabe la violencia sean cada día más. Ésta es la expectativa que hay por delante.
¿Qué ha aprendido como presidente del Gobierno de la ruptura del proceso de paz?
¡Humm!... Hay algunas cosas que puedo comentar y otras que no, como es bien comprensible. He constatado la profundidad del fanatismo que existe en algunos de los sectores que vienen utilizando la violencia y las acciones terroristas, y me he acordado en alguna ocasión de una frase que me dijo Tony Blair: “Es difícil coger un arma, matar, poner una bomba, practicar el terrorismo… es difícil llegar a eso, pero es más difícil dejarlo”. La violencia acaba siendo la acción por la acción, no hay un planteamiento de horizonte político ni estratégico. Cuando se usa la violencia es que se ha perdido la capacidad, si es que se tuvo alguna vez, de discutir, de dialogar, de hablar, de usar la palabra. Quien pone bombas, mata… es profundamente débil en sus ideas, profundamente cobarde en sus actitudes. Quien se siente fuerte, quien es valiente, no mata, habla, discute, respeta.
¿ETA está mejor o peor que antes del proceso de paz?
Tenemos que tener un poco de tiempo y de perspectiva. Ésta es una reflexión que en más de una ocasión hago con el ministro del Interior. Contrastamos todos los elementos que hay encima de la mesa. La he hecho con los máximos responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Necesitamos un poco más de tiempo para tener esa perspectiva, aunque desde mi punto de vista, seré muy prudente, no estamos peor.
¿Podrá presentarse ANV a las elecciones generales?
Hemos confirmado siempre que en las elecciones sólo puede concurrir quien respete la ley, y por supuesto la Ley de Partidos. Es prematuro pronunciarse, habrá que esperar en todo caso a que las distintas instancias que marca la Ley de Partidos lo hagan.
¿Le preocupa como presidente del Gobierno que se hayan roto en esta legislatura tantos consensos que venían de la Transición?
Nuestro país tiene un gran consenso, que es la Constitución, que es la democracia, que es, entre otras cosas, la monarquía. Tiene muchos consensos. Luego tiene un amplio terreno de disputabilidad que forma parte de la democracia. A veces no es extraño invocar los grandes consensos de la Transición y añorar aquello, pero precisamente hoy podemos discutir de muchas cosas porque hubo aquello. Cada tiempo tiene su afán. Lo que se hizo en la Transición es lo que nos permite hoy poder votar, discutir, debatir…
En democracia siempre hay distintos niveles de responsabilidad. En la lucha contra el terrorismo es bueno el consenso y es sobre todo apoyo al Gobierno. Donde es más meritorio es cuando estás en la oposición. Siempre que ha habido disenso en la política antiterrorista en España ha estado el PP en la oposición, pero al revés nunca. Cuando el PSOE ha estado en la oposición –pienso en la etapa del 77, Felipe, que se nos ha olvidado pero también estuvo en la oposición; pienso en la etapa de Almunia o en la que yo he dirigido–, nunca hubo oposición en materia de terrorismo, nunca.
Ni una pregunta parlamentaria, ni una interpelación ni una crítica. Cuando ha estado el PP, tanto en la etapa de Aznar como en la etapa de Rajoy, más en la etapa de Rajoy, ha habido un uso del terrorismo en la tarea de oposición. Esto no son valoraciones, son hechos objetivos, datos incontestables. Por tanto, esperemos que el nuevo PP –no sé si es compatible nuevo con PP–, esperemos que el nuevo PP, que deseo ver que en algún momento empiece, seguramente después de las próximas elecciones generales, a cambiar de actitud en esta materia.
¿Tras el anuncio de Manuel Chaves está claro que las elecciones generales serán el día 9 de marzo?
Es una fecha bastante razonable. Es de las que más me gustan, por no decir que la que más me gusta de las que estoy estudiando.
¿Después de esas elecciones, seguirá José Blanco como secretario de Organización del PSOE y mantendrá a los dos vicepresidentes del Gobierno en sus cargos?
Blanco hace una gran tarea y tiene toda mi confianza. Los hechos y las opiniones de los demás han confirmado que he acertado con los dos vicepresidentes, han hecho una gran tarea y por tanto mi deseo es que sigan en las máximas responsabilidades que tienen, pero también el concurso de su voluntad está presente. Todo el mundo sabe que si tengo oportunidad de formar Gobierno otra vez contaría con Teresa Fernández de la Vega y con Pedro Solbes en las responsabilidades que tienen ahora.
¿Si pierde las próximas elecciones, dejará la secretaría general del PSOE?
Hay un principio fundamental y es que hay que asumir las responsabilidades políticas en democracia. De todas formas contemplo ganar, vamos a ganar, pero siempre estaré dispuesto a asumir las responsabilidades que sean oportunas.
¿Cuál es su pronóstico electoral a día de hoy?
El partido aún no ha empezado, esto me dice la experiencia. Ha habido previas, se sabe cómo está uno y otro, todo está preparado, pero queda tiempo y seguramente hasta después de navidades, cuando se disuelvan las Cortes, no tendremos una aproximación más cierta. Mi objetivo es ganar con claridad, obtener una victoria clara y siempre las victorias claras hay que pelearlas las 24 horas del día.
¿Si gana estas elecciones, la próxima será su última legislatura como presidente del Gobierno?
Hay años por delante y hay que aprender de los errores ajenos, no debemos barajar esas hipótesis. Ahora toca presentar un programa que tenga respaldo de la mayoría de los ciudadanos, que signifique futuro, reformas, avances sociales, nuevos espacios de igualdad, pleno empleo y una España líder en el siglo XXI.
El anterior programa electoral del PSOE estaba basado en propuestas sociales llamativas. ¿Ahora cuál será la idea fuerza de ese programa?
No vamos a desvelar las ideas fuerza, pero sí que hay dos bloques muy concretos de la realidad social que van a ser prioritarios: la educación infantil de 0 a 3 años, que es una de las llaves que nos quedan por meter para abrir más puertas en lo que ya hemos hecho; estabilizar el empleo, favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar, apoyar la natalidad, establecer un avance en el apoyo a la familia y, por supuesto, la vivienda. Es decir, proyectar y culminar una serie de nuevas palancas de apoyo social para los jóvenes, las parejas jóvenes que trabajan y que forman una familia, la gente que sostiene un país.
Otro gran objetivo es cubrir la etapa de la capacidad de creación e innovación de España. El salto más importante en esta legislatura es cómo crece España en su sistema de investigación, innovación, nuevas tecnologías y un sistema de investigación cada vez más poderoso. En ocho años saldremos de la cola de los países desarrollados en su potencial innovador.
¿Mantendrán en el programa electoral las reformas de la Constitución que fracasaron esta legislatura?
Siempre está abierto y desde luego la reforma del Senado y la de la sucesión a la Corona hay que hacerlas en cuanto haya consenso. Al primer consenso que se pueda hay que hacerlo.
El ministro de Sanidad ha planteado el debate sobre la eutanasia. ¿Habrá alguna propuesta en el programa electoral del PSOE?
No. No estará en el programa.
¿Contempla la hipótesis de que CiU entre en un Gobierno con usted de presidente después de marzo de 2008?
A partir de enero me concentraré en las elecciones y, luego, si gano, en formar Gobierno; pero a día de hoy creo que esa posibilidad es bastante remota.
¿Se debe permitir que las niñas musulmanas vayan al colegio con pañuelo?
Soy partidario de que eso se resuelva en el ámbito de cada colegio y que se pondere por los responsables de cada centro y que mantengamos el principio de respeto máximo a los derechos de las mujeres. En España no hay problemas en general, porque la propia sociedad integra el equilibrio de convivencia entre lo que significa la afirmación de una identidad que no es religiosa, sino cultural con los valores y pautas de convivencia de una sociedad democrática que no tolera elementos que supongan discriminación de la mujer.
¿Los incidentes de la Cañada Real en Madrid anticipan problemas con la inmigración como los que ocurrieron en Francia hace varios años?
No tienen nada que ver los fenómenos. Sí tenemos que trabajar para que la segunda y tercera generación que puedan quedarse en nuestro país, ser españoles aunque no se apelliden Rodríguez o Sánchez, tengan la capacidad y los medios para acceder a la educación, a la integración laboral y que sepan que en esta sociedad quien cumple y respeta tiene todas las posibilidades sociales. Por tanto es extraordinariamente valioso el trabajo que hay que hacer en la escuela, con presencia equilibrada de niños inmigrantes, reforzados para que la educación no discrimine y los conocimientos que se puedan adquirir no discriminen a los niños que vienen de fuera y que pueden tener más dificultades. Para mí es fundamental la implicación de los ayuntamientos para construir y tejer las redes de convivencia e integración.
Estamos más ante una necesidad de hacer barrios y escuelas y centros de participación, de hacer trabajo en el terreno, que de elaborar leyes y, por eso, es fundamental el papel de los ayuntamientos. Para favorecerlo hemos puesto en marcha un fondo para la integración que las comunidades reparten a los ayuntamientos, que son los que están más cerca para la integración.
Hay datos que afectan a los ciudadanos y que le pueden complicar el final de la legislatura. Por ejemplo, el IPC, las hipotecas y el freno a la creación de empleo.
La economía española tiene una fortaleza evidente. Hemos crecido más que todos los grandes, la legislatura se cierra con más de tres millones de puestos de trabajo, con superávit, con un incremento en la renta per cápita y con un horizonte de crecimiento económico del 3% con una velocidad de crucero muy positiva. Mi pronóstico es que el año próximo se mantendrá el crecimiento y que los tipos de interés han tocado techo, el euribor ha empezado con una ligera bajada y esa tendencia se mantendrá y no vamos a tener problemas importantes.
Soy consciente de que hay familias que están haciendo un gran esfuerzo para pagar las hipotecas. Para luchar contra ese problema hemos rebajado el IRPF en un volumen de 3.500 millones de euros y hemos desgravado el alquiler al mismo nivel que la adquisición de viviendas.
¿Hay margen para anunciar más medidas como la de los 2.500 euros por niño?
Sí, claro, en el programa habrá todas las posibles. He oído alguna crítica diciendo que estas medidas son electoralistas, pero debería haber satisfacción de todos porque podamos hacerlas. Me sorprende que algunos que hacen las críticas tienen unos ingresos muy altos y alguna vez hay que ponerse también en cómo vive la mayoría de la gente y 2.500 euros es una ayuda para una familia de trabajadores, aunque no solucione el problema. La Ley de Dependencia o las ayudas a la vivienda son medidas sociales exigibles a la octava economía del mundo.
¿Para qué crecemos económicamente? Me parece bien que la banca haya anunciado beneficios como los que ha anunciado, pero como presidente debo hacer que la banca tenga beneficios y los ciudadanos que más lo necesitan también. El crecimiento y la creación de riqueza debe ir destinada a las medidas sociales como pensiones, pagos a cuidadoras de dependientes, ayudas a la vivienda, etcétera. Y a los ortodoxos les recordaré que éste es el primer Gobierno con superávit.
¿Ve reticencias en las comunidades para aplicar la Ley de Dependencia?
La Comunidad de Madrid parece que está muy lenta y desde luego vamos a ser muy firmes con las comunidades, aunque la mayoría está colaborando. Estamos en la primera fase y espero que todos colaboren.
En mi opinión no hay una discusión que forme parte de un debate en este país. Otra cosa es que haya sectores minoritarios que no tengan simpatía a la institución monárquica, seguramente a la institución monárquica más que al rey, pero son muy minoritarios. No hay debate sobre la monarquía, lo dije en plena efervescencia cuando hubo algunas acciones muy minoritarias en algunos municipios de Catalunya y algún otro comentario desde alguna emisora. Hay una amplísima mayoría que apoya la institución de la monarquía parlamentaria y constitucional. No olvidemos que la monarquía parlamentaria de 1978 es una monarquía desde la Constitución, en la Constitución y para la Constitución democrática. Hay una intensa vinculación: democracia de 1978 y monarquía parlamentaria. Dije en su momento que no había debate y ya hoy prácticamente no lo hay. Ha sido una cosa absolutamente coyuntural y sin sustento.
¿Escuchó la conversación de Esperanza Aguirre con el rey?
Sí. Sí, claro, estaba allí. Nunca comento lo que dice el rey y menos lo que dice en privado. Sí quiero decir que yo estaba allí y sin comentar las palabras, o afirmar que lo publicado es correcto en todos sus términos, era una conversación privada, en una mesa con personas que se ven habitualmente, que tienen por tanto mucha relación y que a veces hablamos en un tono desenfadado que, seguramente, puesto en un periódico resulta más llamativo o más preocupante. Sinceramente, como estaba allí y sé en los términos en que se produjo, yo le quitaría importancia. Incluso a veces en una conversación privada entre cualquiera de nosotros, si se reproduce en un periódico, puede resultar mucho más alarmante. No es el caso.