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Los nacionalistas no se creen el cortejo del PP

BNG, PNV y CiU admiten un cambio "en las formas pero no en el fondo"

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Incrédulos. Así es como los nacionalistas observan los tímidos gestos de acercamiento del PP. No les es fácil olvidar la demonización a la que les sometieron durante la pasada legislatura y consideran que el giro emprendido por la derecha es una cuestión de formas pero no de fondo.

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Desde que perdió las elecciones Mariano Rajoy no ha hecho más que repetir que está dispuesto a dialogar con todas las fuerzas políticas. Las formaciones nacionalistas con representación en las Cortes desconfían del cortejo del PP y creen que responde a una estrategia calculada.

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"Han cambiado de discurso porque han visto el aislamiento que vivieron los pasados cuatro años, fruto de sus planteamientos excluyentes, y se han dado cuenta también de su debilidad de gobernar en solitario", explica Francisco Jorquera.El portavoz del BNG en el Congreso valora que la nueva postura del PP "es puramente gestual" porque "sigue alentando campañas contra el idioma gallego y denunciando que los derechos de los castellano hablantes están en peligro. Algo absolutamente falso".

Con las elecciones gallegas en el horizonte, el líder conservador mostró hace unos días su disposición a "hablar" con el BNG en caso de convertirse en primera fuerza en Galicia tras los comicios.

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La noticia cayó con escepticismo en las filas nacionalistas gallegas. Jorquera considera que han dado ese paso porque "son conscientes de que el BNG va a ser una fuerza clave para la gobernabilidad".

El diputado gallego no le da cerrojazo a su "voluntad de diálogo" porque piensa que eso favorecerá el clima político pero piensa que hablar de pactos es causa mayor. A estas alturas aún más "porque nosotros estamos centrados en nuestras responsabilidades de Gobierno" con el PSOE.
Para el BNG un bipartito con el PP sería difícil de digerir porque "las diferencias programáticas son importantes".

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En el País Vasco también desconfían de las intenciones del PP. El portavoz de los nacionalistas vascos en la Cámara Baja, Josu Erkoreka, juzga que "la generosidad de los conservadores ha sido hasta el momento más bien escasa". A su juicio si hubieran querido comenzar con buen pie tendrían que haber cedido a las fuerzas minoritarias algún puesto en el órgano de dirección parlamentaria. Lo hicieron los socialistas y, por eso mismo, les están muy agradecidos. "Se habría empezado con una disposición muy distinta, la verdad", defiende el diputado vasco. "Pepito grillo"

Erkoreka ve que el "tono es otro". Son conscientes de que su planteamiento ya no pasa por la crispación sino que "se han convertido en una especie de pepito grillo que les procura mejor imagen y sintoniza con las preocupaciones del pueblo". Admiten que las "relaciones empiezan a mejorar" pero esperan "a ver qué ocurre en los momentos decisivos".
El PNV sí que ha notado un avance en Euskadi. "Teniendo en cuenta que la máxima era no reunirse y que María San Gil hacia gala de ello, es sorprendente que Basagoiti quiera verse con Urkullu y que no se oponga a acudir a una llamada de Ibarretxe".

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En Catalunya, el PP también trata de abrirse camino. Pero el portavoz adjunto de CiU en el Congreso, Josep Sánchez i Llibre, no se cree su viraje y le pide a Rajoy lo mismo que éste a Zapatero: "Hechos y no palabras". El recurso contra el Estatut sigue siendo una losa en la normalización de las relaciones. "Todo son palabras", explica el dirigente nacionalista catalán. "Las formas son exquisitas. Nada que objetar pero siguen tirandonos piedras", señala. Además, para ellos Alicia Sánchez Camacho actúa al dictado de Madrid.

Los únicos que le reconocen al PP un estilo completamente diferente son los nacionalistas canarios. Y afirman que no es porque gobiernen con ellos. Ana María Oramas llegó al Congreso para sustituir a Paulino Rivero cuando éste tuvo que hacerse cargo del Ejecutivo en Canarias. Entonces, cuenta, se topó con un ambiente "radicalmente" distinto al de ahora. "Antes no había intercambio de impresiones ni feeling con el equipo del PP. Ahora sí", señala. Está convencida de que al "talante" se suma también un nuevo mensaje: "basta con examinar su actitud ante el Estatut catalán y su evolución posterior".

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Como prueba de ello, pone de ejemplo el accidente de Spanair. Está segura de que el principal partido de la oposición no habría actuado igual en la legislatura pasada y se habría tirado al degüello de "la ministra de Fomento y Zapatero".

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