El nacionalismo español y el centralismo retroceden con el ‘procés’
Los barómetros del CIS revelan un ‘pinchazo’ de ambas posiciones que pone en entredicho el grado de conexión real con la sociedad de las movilizaciones y los discursos extremistas que han proliferado en los últimos meses
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ZARAGOZA, Actualizado:
El nacionalismo español y las tesis centralistas han retrocedido en la sociedad española, al contrario de lo que pudiera parecer, conforme el conflicto institucional y social en torno al procés independentista catalán entraba en su fase álgida y el Gobierno reaccionaba con medidas como la aplicación del artículo 155 de la Constitución, según revelan los datos del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), que este martes ha hecho público su último barómetro.
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Este y los tres anteriores, que han pulsado la opinión pública entre los meses de septiembre y diciembre, revelan cómo las posiciones españolistas a ultranza y las partidarias de podar el Estado autonómico y recortar competencias a las comunidades pierden peso, lo que pone en entredicho el grado real de conexión social de las movilizaciones y los discursos extremistas que han proliferado en esos meses en buena parte del territorio español.
Ese desinfle de las posiciones más jacobinas coincide en el tiempo con un cuatrimestre en el que la fase álgida del conflicto institucional y social en torno al fallido procés independentista ha incluido, entre otros, episodios como el accidentado referéndum del 1-O, las movilizaciones e incidentes anteriores y posteriores, la declaración de independencia, la aplicación del artículo 155, el cese del Govern, la huida a Bélgica de Carles Puigdemont, el encarcelamiento de ocho ‘consellers’ y la celebración de unas elecciones con su campaña electoral previa.
Sin embargo, mientras la presencia de banderas españolas en los balcones comenzaba a hacerse habitual incluso en zonas de Catalunya y proliferaban las concentraciones de reivindicación, el porcentaje de ciudadanos que se considera “únicamente español” no solo no crecía sino que caía cuatro décimas y el de los que se sienten “más español que de su comunidad” bajaba más de un punto.
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Eso, en un país con 34,88 millones de nacionales mayores de edad supone sendos retrocesos de, respectivamente, casi 140.000 y más de 380.000 personas.
Mientras tanto, los grupos de quienes se consideran “tan español como de su comunidad” y “más de su comunidad que español” crecían tres y cinco décimas, lo que suma casi 280.000 ciudadanos, y el de quienes se sienten “solo de su comunidad” perdía casi 35.000, una décima.
Llama la atención, no obstante, que más de dos millones de personas, el 5,8% del total, no se vea identificado con ninguna de esas afirmaciones.
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Menos centralismo y más autonomismo
La evolución de las posiciones de los ciudadanos sobre la estructura del Estado que detecta el CIS también chocan con la apariencia del avance de las posturas favorables a la recentralización que llevan meses proliferando en el debate político, y que tuvo su punto álgido a finales de octubre, cuando, en una cadena de excesos verbales con más intención propagandística que práctica, dirigentes conservadores llegaron a esgrimir la necesidad de aplicar el artículo 155 en comunidades como Navarra, Euskadi o Castilla-La Mancha.
El Centro de Investigaciones Sociológicas revela cómo están menguando tanto los partidarios de un Estado centralizado y sin comunidades autónomas como quienes apoyan que estas tengan menos competencias, que pierden un punto cada uno y pasan del 18,9% al 17,9% y del 10,5% al 9,5%.
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Paralelamente, ganan un punto quienes se encuentran a gusto con el actual sistema de reparto de competencias y crecen ligeramente, tras una caída inicial, los partidarios de aumentar la autonomía de las comunidades.
Estos último, que suben las mismas dos décimas que caen los que optan por “un Estado en el que se reconociese a las comunidades autónomas la posibilidad de convertirse en Estados independientes”, son el grupo que más ha crecido en los dos últimos años, periodo en el que han ganado dos puntos.