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Mártires y honores para las víctimas de la violencia roja

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Un informe elaborado por la Secretaría del Congreso de los Diputados republicano en 1938 es la principal fuente para conocer cuántos diputados electos en 1936 de derechas fueron fusilados por la violencia que el descontrol de la militancia de izquierdas llevó a cabo sobre todo en Madrid. En total, aproximadamente 26 parlamentarios fueron víctimas de las venganzas de izquierdistas que el Gobierno de la República condenó y consiguió frenar a finales de 1936.

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La dictadura se encargó de honrar la figura de estos políticos hasta el punto de que algunos de ellos fueron considerados mártires. Es decir, que dieron su vida por una hipotética defensa de la fe católica. "Muchos de ellos no tuvieron nada que ver con el golpe como Manuel Rico Avelló, pero otros participaron en su elaboración como Calvo Sotelo", explica el historiador Francisco Espinosa.

El diputado tradicionalista Jesús Requejo fue asesinado por milicianos anarquistas en Madridejos (Toledo) en 1936. Al término de la guerra, sus restos fueron desenterrados y llevados en procesión a la iglesia del pueblo. Es una de las víctimas en proceso de beatificación a petición del Arzobispado de Toledo.

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El callejero también sirvió para honrar a estos diputados. El cedista Bernardo Aza conserva su calle hoy en Lena (Asturias). Otro diputado asesinado en 1936 con calle en su honor es Ricardo Cortés Villasana, elegido por Palencia por la CEDA. Colaboró activamente en preparar el golpe del 18 de julio que triunfó en Palencia tras una breve resistencia. Está entre los mártires de la Asociación Católica de Propagandistas.

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