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La hoja de ruta de Felipe González para el futuro de la UE

Extracto del discurso del ex presidente del Gobierno el 3 de diciembre en el Real Instituto de Estudios Europeos del nuevo presidente del ‘Consejo de Sabios’ de la UE

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Me alivió que se llegara a un acuerdo, aunque fuera de mínimos, en el texto constitucional. Pero inmediatamente, debo decirles, hubiera sido mucho peor que no hubiera un acuerdo, aunque no me parecía que el elemento nuclear de lo que podríamos llamar el problema o el desafío europeo estuviera tan ligado a ese debate del texto constitucional y menos aún ligado a un debate que permanece, y que entiendo pero no comparto, que es la permanente discusión entre los líderes europeos de cómo se reparte el poder en Europa, en esta Europa del siglo XXI, sin preocuparse de definir qué poder necesitamos para recuperar la pérdida de relevancia, que ya dura cierto tiempo, para tener algo que decirle a los ciudadanos a nivel interno y al mundo, en las relaciones con los demás [...].

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"Estamos un poco perdidos"

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Les diré sintéticamente qué me preocupa. Comprendo que puede producir alguna perturbación: me preocupa que hayamos perdido alguna relevancia, tras la desaparición de la Unión Soviética [...]. Perdimos relevancia nuevamente tras los atentados del 11 de septiembre. Se desplazó el centro de preocupación, incluso se desplazaron parte de las alianzas hacia otros lugares del mundo, no siempre muy bien elegidos, porque el desplazamiento de las alianzas queda hoy en profunda cuestión.

Es el caso de la crisis paquistaní, por citar sólo un ejemplo. Perdimos relevancia y unión ante el conflicto iraquí. Son inseparables las dos cosas. Perdimos relevancia y unión en el sentido de unidad y criterio. Y, finalmente, atravesando todo ese recorrido, hemos perdido relevancia ante el impacto de la revolución tecnológica. Es decir, que frente a la revolución tecnológica estamos todavía un poco perdidos y probablemente estamos soportando un proceso de decadencia, aunque dulce [...].

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"Revisar el diagnóstico"

Algo nos está fallando. ¿Qué hacer para recuperar relevancia? [...] Tengo para mí que hay que revisar la Agenda de Lisboa, revisar el diagnóstico, no los objetivos. O dicho en otros términos, creo que nos hemos equivocado en el diagnóstico [...].

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"Avanzar seriamente"

Segundo: Creo que tenemos que avanzar seriamente en la política exterior y de seguridad común y esa sí que es inevitable irla construyendo con la técnica histórica del acervo. Nadie va a producir el milagro de que los Estados nación cedan en sus políticas exteriores para hacer de una vez una política exterior de todos [...].

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"Depende de valor añadido"

Y tercera cuestión, relacionada con la Agenda de Lisboa: hay que aclarar que nuestro modelo social europeo depende sustancialmente de nuestra capacidad para añadir valor, para crear excedente en la economía de la globalización. Ya no tenemos un punto de referencia que fue clave para la Agenda de Lisboa, que es cómo ganar competitividad frente a la competitividad de Estados Unidos, sino que tenemos otros referentes que vienen de países emergentes. Y éstos no sólo ganan por competitividad por bajos salarios, cosa que nosotros no podemos hacer, sino por incorporación tecnológica sustancial [...].

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"Cohesión tecnológica"

El sistema educativo y la comparación de movilidad ascendente y descendente en las empresas nos da un modelo europeo preocupante. ¿Por qué? Porque los intereses se han corporativizado excesivamente en las élites, incluso cuando cambian las élites. Y esos intereses corporativizados, económicos, empresariales, sindicales y políticos impiden premiar la iniciativa con riesgo, defienden lo que hay como algo no razonablemente sustituible, no estimula a que espabile tal cual sea capaz de adaptarse sin tener que tener al papá Estado protegiéndolo o ayudándolo. Por tanto, creo que hay un error de diagnóstico. Tenemos mejor calidad y cantidad de conocimiento que el de EEUU. Y ese error de diagnóstico se va a agravar por los países emergentes, que están incorporando rápidamente nuevas tecnologías: no sólo compiten por salarios baratos, que también.

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Y si tenemos ese error de diagnóstico no podemos caer en la tentación en que estamos cayendo, con todo respeto, que es que llega 2005, revisamos la Agenda de Lisboa, y la conclusión a la que llegamos es que no hemos sido buenos cristianos [...]. El diagnóstico es bueno, los diez mandamientos son buenos, pero no cumplimos bien los diez mandamientos [...].  ¿Por qué no hay un liderazgo europeo que diga: “Oiga, y por un rato, por qué no hacemos el ejercicio de saber si el diagnóstico no es bueno?”.

Y no sólo que somos malos cristianos porque no cumplimos bien los diez mandamientos de Lisboa. Si el diagnóstico no es bueno, aunque cumplamos bien la terapia, en el año 2010, ya se lo digo hoy, me da pena decirlo, el gap, la distancia tecnológica con EEUU, va a ser más grande y la proximidad competitiva de los países emergentes mayor. Eso me preocupa y hay que definir un poder compartido para defender eso, para ser relevantes internamente y en el mundo.

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Ya no son sólo las carreteras las que nos van a unir, que también, es otro tipo de infraestructura. Ya no es la cohesión en términos tan materiales como fondos estructurales. Para esto necesitamos cohesión tecnológica de valor añadido, incorporación a la revolución de Internet. Eso es lo que necesitamos y que nadie se quede atrás. No. Necesitamos cambiar y eso podríamos y deberíamos ponerlo todos en común.

"Un cuerpo europeo"

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Igual que deberíamos poner en común, poco a poco –soy tan ambicioso que no quiero por nada del mundo meter la pata– una política exterior y de seguridad común. No es razonable que no seamos relevantes en conflictos que pretendan recuperar la paz, tener 120 ó 130.000 personas entrenadas, preparadas, formando parte de un cuerpo europeo que nos dé relevancia. No es razonable [...].

"Dar otra opción"

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Con Helmut Köhl yo estaba de acuerdo en que había que dar otra opción a Turquía que la opción que se le ha dado. Creo que la Unión Europea tiene que cumplir su palabra con Turquía, y yo estaría de acuerdo en que habría que tener otra opción [...].

 

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