Este artículo se publicó hace 13 años.
ETA guardaba 200 kilos de material explosivo en Vizcaya
La Guardia Civil detiene a cuatro personas e investiga su posible vinculación a dos asesinatos y otros atentados sin esclarecer
"Quitarle los dientes a ETA". Con esta expresión se refería ayer un miembro de la cúpula del Ministerio del Interior al objetivo de la operación lanzada de madrugada por la Guardia Civil. Los cuatro detenidos guardaban en una lonja de Galdakao (Vizcaya) un subfusil, dos armas cortas y 200 kilos de material para fabricar explosivo que se encontraba en buen estado. Si el comando esperaba órdenes para deshacerse de él o debía guardarlo por si la banda rompe el alto el fuego y vuelve a morder, es algo que ninguna de las fuentes consultadas relacionadas con la operación se atrevía ayer a aventurar.
"La política antiterrorista no ha cambiado y ésta es la prueba del nueve. Y es así por que ETA no ha dejado la violencia y, mientras no lo haga, la Guardia Civil y la Policía seguirán deteniendo hasta que el final de ETA sea definitivo", aclaró el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a las pocas horas de que se conocieran las detenciones.
Los investigadores sospechan que están detrás del asesinato de Puelles
La investigación se centra ahora en conocer la posible vinculación del comando desarticulado con los atentados sin esclarecer desde 2007 hasta hoy. Los cuatro detenidos formaban un grupo de legales, miembros sin fichar de ETA, sospechosos de actuar en la provincia de Vizcaya y límitrofes desde la ruptura de la anterior tregua. Por ahora, no hay ninguna prueba que presentar a los jueces, pero sí varios indicios.
La primera pista sobre los detenidos se remonta a noviembre de 2008, cuando entre la documentación incautada a Garikoitz Aspiazu, Txeroki, apareció el nombre de Daniel Pastor Alonso vinculado al aparato de captación de ETA en Vizcaya, informaron a Público fuentes de la investigación. Con todo, la pista definitiva sobre el comando apareció el pasado mayo con la detención de Mikel Carrera, Ata, en ese momento jefe del aparato militar de ETA. Durante aquella investigación del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Guardia Civil, se conoció la existencia de un grupo de legales en Vizcaya con los se habían reunido miembros del aparato de comandos establecido en Francia.
Estrategia con 'legales'Pastor militaba en ETA ya en 2008, según documentos de Txeroki'
Txeroki y Ata son los responsables de la decisión estratégica de formar comandos sólo con miembros legales, que no levanten sospechas y a los que encomendar grandes atentados. Antes, los comandos eran liderados por terroristas fichados, procedentes de Francia, que se ayudaban de otros sin antecedentes. Pero como descubrió la investigación del atentado de la T-4, el comando responsable estaba compuesto por cuatro amigos, sin antecedentes y una vinculación poco significada a la izquierda abertzale radical.
Algo similar ocurre con el comando desarticulado ayer. En este caso, la pista de Pastor, de 37 años, llevó a Iñigo Zapirain, con residencia en Bilbao, tres años menor. Ambos trabajaron juntos en una empresa de mantenimiento en 2002 y son amigos desde hace tiempo. Las otras dos detenidas en la capital vizcaína son Lorena López y la antigua camarera de una herriko taberna Beatriz Etxebarria, de 31 y 33 años, respectivamente.
Entre los atentados en los que podrían estar relacionados, destacan dos con víctimas mortales: el del brigada del Ejército Luis Conde, fallecido en septiembre de 2008 durante el desalojo del Patronato Militar de Santoña ante la amenaza de un coche-bomba, y el del inspector de Policía Eduardo Puelles, al que la banda asesinó en junio de 2009 colocando una potente bomba lapa en los bajos de su vehículo. Este fue el primer asesinato de ETA tras la llegada de Patxi López a la Lehendakaritza y el que abrió la campaña de verano de 2009, que dejó otros dos guardias civiles muertos en Mallorca y más de sesenta heridos en la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos.
El explosivo contra PuellesEn la lonja de Galdakao, la Guardia Civil encontró 180 kilos de nitrato amónico y 15 litros de nitrometano. Las dos sustancias se utilizan para la fabricación de amonitol, un potente explosivo que ETA viene utilizando desde la ruptura de la tregua de 2006. Con ese explosivo, la banda fabricó la bomba con la que asesinó al inspector Puelles. Una primera inspección del material apunta a que una de las cantidades que faltan a los paquetes de material explosivo incautado, tres kilos, coincide con la utilizada en la bomba lapa contra el inspector de Policía, pero en ningún caso sería un dato determinante, según las fuentes consultadas.
En el registro, los agentes también hallaron tupperware para fabricar bombas lapa, varias ollas de las utilizadas en los coches bomba, radiomandos para activar los artefactos a distancia y documentación falsa de la Ertzaintza y del Ejército de Tierra. En la investigación cobra ahora relevancia la Policía Científica, que cotejará huellas y muestras de ADN con otras recogidas en los escenarios de atentados sin esclarecer. Igualmente, los expertos en balística analizarán la pistola y el revólver para averiguar si han sido utilizados en alguna acción terrorista.
A media tarde de ayer, los agentes finalizaron las inspecciones en la lonja y los domicilios de los detenidos. Fue el momento del traslado a Madrid, donde los cuatro arrestados permanecerán incomunicados hasta su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional que dirige la investigación, Fernando Grande-Marlaska, previsiblemente el próximo sábado. Sus abogados pidieron sin éxito que se les aplique el hábeas corpus para ser conducidos cuanto antes ante el magistrado.
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