Las estaciones fantasma del AVE
Transportes. Seis estaciones de la línea de alta velocidad registraron durante 2010 menos de 700 usuarios al día, entre viajeros y visitantes
Publicidad
El AVE, considero por muchos la joya de los transportes en España, también tiene sus máculas. En concreto, seis, que se corresponden con cada una de las estaciones de la red de alta velocidad que durante 2010 recibieron una media de viajeros y visitantes inferior a las 700 personas al día para todas las líneas que pasan por ellas, pese a que su puesta en servicio supuso en su momento inversiones millonarias. Así se recoge en las estadísticas facilitadas por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), responsable de estas instalaciones.
Publicidad
Según estos datos, Tardienta (Huesca), Guadalajara-Yebes, Puente Genil-Herrera(Córdoba), Antequera-SantaAna (Málaga), Huesca y Calatayud (Zaragoza) son, por este orden, las estaciones menos utilizadas, casi fantasmas, de las 20 que componían la red hasta el pasado mes de diciembre, cuando se inauguraron las cuatro de la línea Madrid-Valencia.
Entre las seis, el año pasado sumaron sólo 750.000 usuarios, del total de 63.715.000 personas que recibieron las estaciones de alta velocidad. Son cifras muy alejadas de las que arrojan, por ejemplo, la de Madrid-Puerta de Atocha, que superó los 15 millones de usuarios en 2010 sin contar Cercanías, o Barcelona-Sants, con 13 millones.
El caso más llamativo es, sin duda, el de Tardienta, una pequeña localidad a menos de 25 kilómetros de Huesca que hasta hace unos años era un importante nudo ferroviario y que el año pasado sólo aportó 20.000 usuarios a las estadísticas de ADIF. Renfe dice desconocer cuántos de ellos, exactamente, utilizaron los dos AVE que a diario paran en este pueblo amparándose en que no tienen cifras de viajeros detalladas por estaciones. Sus habitantes aseguran que son "muy pocos".
Publicidad
La de Tardienta está en un ramal de la línea que une Madrid con Barcelona y que, a la altura de Zaragoza, se desvía para alcanzar Huesca. Sólo la construcción de ese tramo, de 80 kilómetros, donde además el AVE queda lejos de poder alcanzar su máxima velocidad por motivos técnicos y de seguridad, costó en 2003 más de 221 millones de euros. Además, las cifras de explotación que arroja este tramo son sensiblemente peores a los del resto de la red. En 2009, el director general de Alta Velocidad de Renfe, Abelardo Carrillo, reconoció que de las 231 plazas que se ofertaban en cada tren que cubría el trayecto entre Zaragoza y Huesca, sólo se ocupaban 15, un 6%.
En este ránking de estaciones fantasma, a Tardientale siguen Guadalajara-Yebes (con 80.000 usuarios en 2010), Puente Genil-Herrera (120.000), Antequera-SantaAna (130.000), Huesca(150.000 viajeros) y Calatayud (250.000).
Publicidad
En 2009, los AVE que pasaban por Tardienta sólo iban ocupados en un 6%
Germà Bel, catedrático de economía en la Universitat de Barcelona y autor del libro España, capital París, donde se critica duramente el AVE, considera que estas cifras son la consecuencia de la "equivocada" política que dibujó el mapa de la alta velocidad española: "José María Aznar lo fijó el año 2000 en el Congreso, cuando anunció que todas las capitales de provincia, sin importar su población, estarían conectadas con Madrid gracias al AVE en menos de cuatro horas. El PSOE la ha continuado sin cuestionarla".
Publicidad
Según Bel, esta política ha provocado que España sea paradójicamente el segundo país del mundo, sólo por detrás China, con más kilómetros de alta velocidad, aunque con unas cifras de viajeros muy alejadas de las de otros países avanzados con una red más reducida: "En 2008, Francia tuvo 113 millones de pasajeros. Japón, cerca de 300 millones. España no llegó a los 20 millones".
El economista esgrime una de las siete estaciones fantasma, la de Guadalajara-Yebes, como ejemplo de "sinsentido". "Cuando se inauguró, sólo subían al AVE 15 personas al día. Tras completarse el trazado de la línea y llegar a Barcelona, la cifra sólo subió a 19 personas. Así no hayquien haga rentables estas instalaciones", concluye.
Publicidad
En Tardienta (Huesca), a primera hora de la tarde los niños corretean sin miedo a los coches, los ancianos acuden ritualmente al centro social a echar la partida y los hombres se toman un café para hablar de las pocas novedades del día. "¿Que por qué pusieron aquí una estación del AVE?". Alfredo se encoge de hombros y mira al dueño del bar, Gregorio, a ver si él sabe la respuesta. Tampoco. "La verdad es que aquí no viene nadie y los del pueblo lo utilizamos muy poco. Bueno, alguna vez para hacer una escapada a Madrid. En dos horas te plantas en la capital", termina sonriendo.
El pueblo no sabe del ‘efecto AVE’: ni boom demográfico ni especulación
Publicidad
Con poco más de mil habitantes, Tardienta tiene varios récords entre las localidades que cuentan con estación de alta velocidad. El primero, el de ser el pueblo más pequeño
que acoge una. El segundo, ser la localidad a menor distancia de otra parada, ya que está a 21,2 kilómetros de Huesca. El tercero, estar en el tramo por donde más lento va el AVE, sólo a 160 kilómetros por hora. Y el cuarto, ser la estación con menos usuarios.
Según los datos de ADIF, en 2010 sólo 20.000 personas usaron esta estación. Es decir, 54 cada día. Y ello a pesar de que allí paran cada día 22 trenes. Sólo dos son AVE y, como destacan los lugareños, son los que menos se utilizan. "Entre semana, pueden subir o bajar un pasajero, dos o ninguno. En fin de semana, algo más", confirma un empleado de la estación mientras anota en el libro de registro el paso de un mercancías rumbo a Huesca.
Publicidad
Y así llevan desde que se inauguró este tramo de alta velocidad el 23 de diciembre de 2003. "La vía, ¿eh?, que la estación es la misma que había antes", destaca César, uno de los jóvenes de la localidad, antes de recalcar que si no se utiliza más el AVE es por su precio: "Ir a Zaragoza en AVE [a 60 kilómetros], cuesta casi el doble que ir en cualquiera de los otros trenes que pasan y sólo ganas ocho minutos".
"Ir a Zaragoza cuesta el doble que en otro tren y sólo ganas ocho minutos"
Publicidad
De aquel día de 2003, en el pueblo aún recuerdan cómo el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, celebró el acto oficial en una localidad cercana gobernada por el PP. A Tardienta, feudo socialista, sólo fue a descubrir la placa de la estación que da fe de que por allí pasa la línea del AVE. Mari Luz Abadía, la alcaldesa, tampoco sabe por qué Tardienta fue elegida, pero dice que luchará para que el tren siga parando allí. "¿Que si ha aumentado la población? El año pasado hubo cinco bautizos y 21 funerales", resume gráficamente. Si se le pregunta por otra de las consecuencias del efecto AVE, la especulación inmobiliaria, se ríe. "Aquí no ha habido nada de eso".
Su compañero en el Ayuntamiento, José Barba, de la Chunta Aragonesista, cree intuir en motivos técnicos el porqué de la parada: "En este tramo, el tren reduce la velocidad a 40 kilómetros por hora por motivos de seguridad. Ya les daba lo mismo que parase".
Publicidad
Hace poco más de 20 minutos que el AVE ha iniciado su viaje en Madrid cuando efectúa su primera parada. Luis, que va a Barcelona, mira sorprendido por la ventanilla:
"Esto es un erial. ¿A quién se le puede haber ocurrido poner una estación aquí?" Guadalajara-Yebes fue casi desde el principio la estación más polémica de la línea de alta velocidad.
A su lado surgió una ciudad para 34.000 personas, pero sólo viven 2.000
Publicidad
Alejada una decena de kilómetros de la capital de la provincia a la que supuestamente daba servicio fue construida en terrenos del término municipal de Yebes, un pueblo de poco más de 300 habitantes que de la noche a la mañana vio cómo comenzaban a levantarse decenas de promociones urbanísticas que iban a obrar el milagro de multiplicar su población por cien. Un pelotazo urbanístico en el que el principal favorecido resultó ser Fernando Ramírez de Haro, esposo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, del mismo partido, el PP, que entonces estaba en el Gobierno que tomó la decisión de su ubicación.
Sin embargo, aquella ciudad surgida de la nada, bautizada como Valdeluz, ha quedado finalmente en un puñado de edificios repletos de carteles de "se alquila" y "se vende", y promotoras que en plena crisis del ladrillo ofrecen pisos low cost en su publicidad. Así, de las 34.000 personas que allí iban a vivir, en la actualidad sólo lo hacen 2.000. Si se les pregunta a ellos por el futuro del lugar, todos se esfuerzan en mostrarse optimistas, pese a que sólo cuentan con un taxi, un bar, un restaurante, un supermercado, un bazar... todo en singular.
El alcalde de Yebes achaca al precio de los billetes los escasos usuarios
El pinchazo de Valdeluz tiene su reflejo en la estación, pese a que cada día paran allí 11 trenes AVE. En el frío edificio de hormigón, tres máquinas de refrescos y aperitivos hacen la función de la inexistente cafetería. La grietas recorren de arriba abajo la pequeña sala de espera, casi siempre en penumbra. Y casi todos los carros para trasladar el equipaje permanecen a la puerta inamovibles durante todo el día. No es extraño si se tiene en cuenta que es la segunda estación AVE menos utilizada, según los datos de ADIF: 80.000 personas acudieron a ella en un año: 219 al día.
"Con los 25 euros que te cuesta ir y volver a Madrid, pocos aquí lo cogen. Prefieren ir en coche", destaca Laura, la joven propietaria de la única peluquería de Valdeluz. De la misma opinión es el alcalde de Yebes, José Antonio Hernández (PP): "Está claro que a Renfe no le interesa que la gente de Guadalajara lo tome. Les sale más rentable ocupar las plazas con viajeros que hagan el trayecto hasta Zaragoza o Barcelona". Poco antes de las nueve de la noche para el último AVE con destino Madrid: cuando llega, en el andén esperan sólo cinco personas para subirse. No se baja ninguna.
ÁNGEL MUNÁRRIZ
La estación emerge con su aparatoso despliegue de formas puntiagudas en medio del llano. Diseño moderno junto a los olivos. En el aparcamiento, para 250 plazas, hay 19 coches. Alrededor de la estación sólo hay campo delimitado a la espera de que las empresas se decidan a instalarse. Puede oírse los pájaros trinar. El restaurante Los Cortijos, junto a la estación, lleva "ocho meses cerrado", cuenta su dueño, Vicente Quesada: "Durante las obras venían los obreros. Ahora, nadie. A la estación vienen pocos y con el tiempo justo".
"El restaurante junto a la estación cerró por falta de clientes"
Y eso que Vicente no tiene competencia. En la estación no hay cafetería. Las puertas del único local comercial ocupado, Rent a Car Genil, están cerradas. Un cartel en el cristal remite al número de teléfono de su gerente, Francisco Rodríguez, que sigue confiando en las posibilidades del negocio. "Ahora hay una crisis muy fuerte que está afectando a todo el mundo, incluidas las empresas que podrían ser nuestros clientes. Pero hay posibilidades. Aquí hay horas en las que se ve movimiento de gente, y eso irá a más", cuenta. El suelo de la estación luce tan brillante que parece por estrenar. Huele a limpio. Las papeleras están vacías. Son las 10.00 y, aparte de los empleados, sólo hay un señor que pregunta precios en la zona de taquilla. Lo atiende directamente el jefe de estación.
120.000 usuarios -no necesariamente viajeros- pasaron en 2010 por la estación, donde paran cinco AVE Madrid-Málaga, otros cinco Málaga-Madrid, siete Avant Sevilla-Córdoba-Málaga y seis en sentido inverso. 328 usuarios de media para 23 trenes diarios. La estación, licitada a finales de 2004, fue adjudicada a la constructora malagueña Sando por 7,2 millones de euros. Funciona desde diciembre de 2006.
Tras su discreta hora punta al filo de las 7.00, cuando sale el primer AVE, la estación pasa varias horas vacía. "Vendrá más gente cuando haya AVE Sevilla-Málaga, que pasará por aquí", cree Antonio, gerente de un plan turístico de la Junta, que suele viajar a Madrid. La futura unión Sevilla - Málaga con una vía que se prolongue hacia la Andalucía oriental dará previsiblemente más vida a la estación.
Tiene una media de 328 usuarios diarios, pese a que paran 23 trenes
Antonio espera para recoger a una viajera que llega en el Avant a las 13.48. Desde las 13.30 está llegando gente con cuentagotas. Uno de ellos es un padre con su hija, de 18 años, estudiante en Málaga. La estación es cómoda para los universitarios de la zona que estudian en Madrid, Córdoba o Málaga. "El problema es que no hay alternativas. Quitaron los Talgo a Madrid desde la estación antigua", dice Antonio, el gerente turístico.
Ocho personas toman el Avant. Casi una hora después, a las 14.42, seis cogen el AVE a Madrid. Fernando, ingeniero agrónomo de Estepa, es un habitual. Pero lo de María del Mar, de Puente Genil, es un viaje personal excepcional. "Sólo cojo el AVE en verano, por la playa", sonríe. Mónica, que la ha llevado en su coche, lamenta que no haya servicio de autobús y que el aparcamiento sea de pago. "¡Si estamos rodeados de campo!", lamenta. Sale el AVE a Málaga y cinco minutos después llega otro desde Madrid. Se bajan cuatro personas.