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España va bien

Zapatero inyecta optimismo sobre la situación económica

FERNANDO GAREA

Decir José Luis Rodríguez Zapatero y decir optimismo es siempre una redundancia, casi un pleonasmo retórico.

De quien se dirigió en 2000 a los alicaídos delegados del PSOE que lloraban en el XXXV Congreso con aquello de 'no estamos tan mal', lo menos que se puede esperar es que mantenga ese optimismo en los momentos en los que otros auguran crisis y catástrofes.

De hecho, la mayoría de los problemas que ha tenido el presidente del Gobierno en esta legislatura tiene que ver con su exceso de optimismo. Para dar por hecho que lidiaría con el proyecto de Estatuto de Catalunya sin desgaste alguno, para augurar que estaríamos mejor un año después en la lucha contra el terrorismo y hasta para no plantearse siquiera adelantar las elecciones ante los anuncios de los agoreros económicos.

'El pesimismo no ha creado nunca ningún puesto de trabajo, más bien lo ha destruido', dijo ayer Zapatero ante autoridades, empresarios y medios de comunicación como cierre de su comida coloquio organizada por Europa Press.

Como los actores encasillados, Zapatero domina mucho mejor un solo registro. Le sale peor el del tono grave y solemne y se ve obligado a sobrectuar cuando quiere parecer firme. Por ejemplo, cuando ETA anunció el fin del alto el fuego, el presidente leyó un comunicado casi idéntido al que Aznar pronunció en idénticas circunstancias y en sus labios sonó débil lo que en su antecesor se percibió como firme.

Ayer Zapatero interpretó su papel preferido a la perfección, pertrechado con multitud de datos que, finalmente, siempre son indiscutibles. Isidoro Álvarez y otros grandes empresarios presentes debieron salir del salón dando orden de aumentar las inversiones y olvidar los mensajes pesimistas. 'España tiene hoy la economía más fuerte de toda su historia', 'la desaceleración tendrá duración, intensidad y efectos limitados', 'no hay ninguna razón objetiva y fundada que permita sostener con honestidad un mensaje pesimista' y la subida del paro 'es un ajuste concentrado y estrechamente asociado al sector inmobiliario', fueron entre otras sus frases de optimismo desbordante.

Aprovechó para enmendar el error ostentoso de haber excluido a los autónomos de los 400 euros y para deslizar lo que se supone que es un secreto en el PSOE: que durante la campaña viajará en AVE a Barcelona para dar uno de los dos mítines previstos.

Pulso con Solbes

En lo de los autónomos, aún no concretado, se ha conseguido doblar el pulso a Pedro Solbes que hasta ahora se había resistido a ampliar la propuesta a este importante grupo de votantes.

El optimismo de Zapatero, apoyado en las cifras globales de la legislatura, es el mejor antídoto frente a la estrategia del PP. Sin elecciones a la vista podría permitirse el lujo de admitir problemas y mostrar preocupación, en campaña concedería excesivas bazas. La duda es si calará su mensaje en los ciudadanos. Por el momento ha sido inevitable que los datos le sitúen a la defensiva y le alteren el mensaje y la agenda prevista.

Los suyos y sus detractores podrán repartirse citas de sus antecesores en el cargo. Aznar para recordar el mejor eslógan político que nunca se haya hecho: 'España va bien'.Y Adolfo Suárez para citar una frase que dijo como candidato del CDS: 'Felipe González se mira al espejo cada mañana y se pregunta ‘¿cómo puede tener problemas este país con un presidente como yo?''. Que cada uno elija su cita.

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