Un dirigente de IU, en el banquillo por llamar "corrupto" a Fabra
Su escolta policial denunció a Víctor Tormo por criticarle en una calle de Castellón
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Cuidado con llamar "corrupto" a Carlos Fabra, porque puedes acabar en el banquillo. Eso es, al menos, lo que le ha sucedido a Víctor Tormo, número dos de IU en Castellón, que ayer fue juzgado por una falta de injurias. Se le acusa de haber dañado el honor de Fabra, presidente de la Diputación Provincial e imputado por cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal, en una instrucción que dura ya siete años, ha sufrido ocho cambios de juez y cuatro de fiscal y ha generado sólidos indicios de culpabilidad ampliamente aireados.
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Fabra se presentó ayer en el juzgado para acusar a Tormo de haberle ofendido. "Pasó el denunciado a mi lado y me llamó corrupto", narró el presidente ante la juez. Los hechos se remontan al 25 de octubre. En medio de una visita a un hospital y rodeado por la cúpula directiva del centro, el líder conservador se cruzó con Tormo. Este, sin pararse pero sin dejar de mirarlo, le soltó un "corrupto" alto y claro. La situación se repitió el 3 de noviembre, esta vez en la calle Mayor de Castellón, una vía céntrica y siempre concurrida.
La denuncia no partió, sin embargo, del propio presidente. Fueron sus escoltas, policías locales asignados por el Ayuntamiento de Castellón, los que actuaron de oficio. Su celo en el cuidado del presidente les llevó a dar traslado a sus superiores de la imprecación de un ciudadano. Y fue la propia Policía Local la que puso la denuncia. Así las cosas, ayer Fabra sólo tuvo que ratificar la denuncia de sus escoltas.
El abogado de Fabra defendió que los cargos públicos también tienen derecho al honor. "Hemos caído en la cultura del todo vale", se lamentó. La abogada de Tormo argumentó que la libertad de expresión es un bien superior cuando se trata de criticar a un político. "Yo soy un ciudadano comprometido con el lugar en el que vivo y, cuando lo vi, sentí que tenía que hacer algo", explicó el acusado en su alegato final.
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"Lo único que lamento es no haber añadido la palabra supuesto, nada más", concluyó Tormo. La jueza contuvo un fugaz atisbo de sonrisa.