Chacón deja paso a Rubalcaba para evitar la caída de Zapatero
La ministra renuncia a competir por la candidatura electoral para 2012. Alega que se habían "puesto en riesgo la unidad del PSOE, la autoridad de Zapatero y la estabilidad del Gobierno". Las primarias se quedarán en un trá
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La operación a la que el martes sirvió de ariete Patxi López, al reclamar públicamente la convocatoria de un congreso del PSOE como alternativa a las primarias para elegir al sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero, alcanzó ayer su primer objetivo. La ministra de Defensa, Carme Chacón, sucumbió a las presiones y tendió la alfombra roja a Alfredo Pérez Rubalcaba, como exigían los que llevaron la guerra por el poder hasta el extremo de generar una situación de caos que abocaba a la caída del presidente del Gobierno y el adelanto de las elecciones generales. Pero la partida continúa.
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Chacón, que hasta última hora de la tarde del miércoles transmitía su determinación de competir por el liderazgo, resolvió entre la noche de ese día y el mediodía de ayer "dar un paso atrás para que el PSOE dé un paso adelante".
Los barones renegocian hoy con Zapatero la agenda de la sucesión
Esta fue la decisión que, por teléfono, comunicó hacia las 13.00 horas de ayer a Zapatero y después al secretario de Organización, Marcelino Iglesias, que la arropó en su comparecencia en la sede del PSOE, donde hizo público que no competirá por la candidatura electoral para 2012. Un anuncio que no cierra la puerta a disputar, cuando se convoque el congreso, la Secretaría General del PSOE: "La decisión que he tomado es la que les traslado y ninguna otra".
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Su discurso de ayer, en el que esbozó las líneas maestras de su propuesta con la coletilla "Quería encabezar un proyecto..." es, de hecho, una adaptación extractada del que había escrito para postularse en las primarias: "Quiero encabezar un proyecto...".
En su comparecencia, que se produjo apenas una hora después de hablar con Zapatero, la ministra formuló, con gesto y tono de pesadumbre, su particular Yo acuso: "Desde el primer momento ha habido quienes, desde el Partido Socialista, se movilizaron contra la celebración de unas elecciones primarias, que son las previstas para elegir candidato en los estatutos del partido. Alegaban que dar la voz a los militantes generaba división y urgían a la designación de un candidato único. El severo castigo electoral que recibió el PSOE hizo que esos movimientos, en vez de amainar, se recrudecieran. En los últimos días hemos asistido a una escalada que pone en riesgo la unidad del partido, la autoridad del presidente del Gobierno y secretario general, nuestra imagen colectiva como partido e, incluso, la estabilidad del Gobierno".
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Los Presupuestos para 2012 decidirán la fecha electoral y la del congreso
Chacón había hablado por última vez con Zapatero el martes, un día después de que se escenificara la división de la Ejecutiva sobre la celebración de las primarias y su calendario. Esto, y el empeño del secretario general en convocar el proceso previsto en los estatutos, desató el nerviosismo de quienes querían impedir una votación sobre el candidato electoral. Al no zanjar Zapatero el debate fijando el calendario en la Ejecutiva, alentó involuntariamente la operación de asfixia de Chacón, a la que se puso en la tesitura de aparecer como "la culpable" de que el PSOE echara a su secretario general, una situación sin precedentes desde los tiempos de Rodolfo Llopis, en el siglo pasado.
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Ese día, el martes, Chacón acudió al despacho de Zapatero en el palacio de la Moncloa y le entregó un escrito con una propuesta de calendario para las primarias y sus peticiones de "infraestructura" para competir como candidata en ese proceso. Estando en esta reunión fue cuando Zapatero tuvo las primeras noticias sobre el órdago lanzado a través de Patxi López, que no había comunicado su iniciativa al secretario general, aunque sí a Rubalcaba y a Blanco. El vicesecretario general asegura que intentó convencer al lehendakari de que defendiese su tesis en el Comité Federal, pero sin hacerla pública.
Además de las razones expuestas por Chacón, en su ánimo ha influido, según fuentes próximas, la imagen de "lío" entre los socialistas que estaba calando en la calle. Y, de manera decisiva, la información que recibió de las federaciones donde tenía más apoyo alertando de que los partidarios de Rubalcaba estaban "reclutando y contando votos" para forzar el sábado una votación que decantara el Comité Federal en contra de las primarias y a favor de un congreso. Una situación que, de haber llegado a consumarse, habría equivalido a una moción de censura contra el secretario general.
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El acuerdo incluirá convocar una conferencia sobre el programa
Tras el paso atrás dado por Chacón, los esfuerzos se concentraban ayer en cerrar un acuerdo unánime, o cuando menos mayoritario, en la cumbre de barones convocada para esta tarde, que permita llegar al Comité Federal del sábado con el incendio ya apagado. Ese acuerdo, según las fuentes consultadas por Público, debe incluir dos pilares básicos: preservar la autoridad del secretario general y la cohesión del PSOE; y consensuar el calendario para la sucesión, incluidas las fechas para las primarias, las elecciones generales y el congreso.
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La opción de un congreso como alternativa a las primarias se daba ayer por superada, al imponerse el principio de que no se puede celebrar "hasta que el presidente no haya convocado elecciones", ya que de lo contrario se le dejaría a la intemperie política al privarle de la condición de secretario general del PSOE. Para satisfacer la demanda de una reflexión ideológica a fondo que ha hecho López, Zapatero pondrá sobre la mesa la convocatoria de una conferencia programática, que serviría también para sentar los fundamentos del programa electoral para 2012.
El acuerdo interno en el que se trabaja incluye la convocatoria de primarias con el calendario más rápido posible, que sitúa la fecha de su celebración en el 26 de junio, si bien serían ya un trámite procedimental y no habría votación por ser la de Rubalcaba la única candidatura. Aunque el madrileño Tomás Gómez apuntó ayer que podría haber "sorpresas", los partidarios de Chacón se declaraban desolados y descartaban que pueda surgir una candidatura alternativa.
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Aun así, la fecha para celebrar el próximo congreso del PSOE, que a partir del 7 de julio ya tendría carácter ordinario, sigue siendo motivo de discordia y, además, está supeditada a la convocatoria de las elecciones, que a su vez depende de los apoyos que pueda recabar el Gobierno para aprobar los Presupuestos para 2012. Con los Presupuestos como clave de bóveda de la estabilidad del Gobierno, la crisis del PSOE incorpora un factor externo fundamental.
La intención de Zapatero era disolver las Cortes en diciembre, tras la aprobación de los Presupuestos, calendario que situaría el Congreso después de las elecciones generales de marzo. Pero para julio ya se sabrá si cuenta con los apoyos parlamentarios necesarios y, si no fuera así, tanto en el Gobierno como en la dirección del PSOE se juzga que a Zapatero no le quedaría otra opción que disolver a finales de julio o en agosto y convocar las elecciones para octubre o noviembre. En este caso, resurge el debate sobre si, puesto que ya no afectaría a la estabilidad del Gobierno, el congreso debería esperar a 2012, después de las elecciones, o hacerse en el otoño, para reforzar al candidato como secretario general y blindarle ante una derrota.
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De lo que puede ocurrir en este punto, algo apuntó ayer Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien dijo en RNE que Rubalcaba sólo aceptará ser el candidato si tiene "la seguridad" de que "tarde o temprano" se celebrará un congreso, ordinario o extraordinario, del que saldrá como secretario general, el cargo donde reside el poder en el PSOE.
José Luis Rodríguez Zapatero, tras conocer la decisión de la ministra de Defensa, respondió con un "sí" a la pregunta de si tiene "controlado el partido". Y, tras los reproches que ha recibido por "apoyar a Rubalcaba, pero lanzar a Chacón", hizo por el Congreso de los Diputados el paseíllo con su vicepresidente primero. Pero, aunque hoy se pacte el fin de la revuelta y reparta elogios, será la reunión más amarga de todo su mandato como líder del PSOE.