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Bono fracasa al pretender aliviar el trabajo del Congreso

Los partidos rechazan que los plenos se celebren en dos días en vez de en tres, como ahora

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Todos los grupos parlamentarios, incluido el socialista, se desmarcaron ayer de la propuesta con la que el presidente del Congreso, José Bono, cerró por sorpresa la sesión: "Ensayar la posibilidad de que los plenos pudieran celebrarse en dos días en vez de en tres". Según Bono, "diversos portavoces" le "habían hecho llegar la conveniencia" de esta reforma, que reordenaría y aligeraría el trabajo de la Cámara al reservar los jueves al trabajo de las comisiones que operan en el Congreso, que no pueden convocarse mientras se celebra el pleno, al tener los parlamentarios la obligación teórica de ocupar su atención en el hemiciclo, desde su escaño o sus despachos.

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"Tengo la fuerza moral de atender lo que los portavoces me dicen y ustedes ahora me dan más fuerza moral todavía con su presencia. ¿Les parece adecuado que lo ensayemos?" Los portavoces y diputados,  era la una de la tarde que de las palabras de Bono, asintieron, es decir, no se pronunciaron en contra. "Muchas gracias por la unanimidad", saludó el aparentemente más preocupados de salir del hemiciclopresidente la novedad recién alumbrada.

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PSOE, PP y CiU aseguran estar sorprendidos por la iniciativa

En la actualidad, el trabajo fundamental del Congreso se distribuye en tres días: los martes para las iniciativas de los grupos, los miércoles para el control del Gobierno y los jueves, dedicados a discutir y eventualmente aprobar la acción del Ejecutivo.

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El modelo Bono, que ya trató de incorporar en 2008, comprime estas tareas en dos días. En realidad, en los últimos meses se ha puesto en práctica esta fórmula sin más revuelo. Hoy, por ejemplo, no se reúne el pleno del Congreso. ¿En qué se traduce? La consecuencia más visible es que los diputados que integran alguna comisión sí trabajan en la Cámara en el caso de que se reúna. Pero son una minoría. El resto, la mayoría, regresa a casa un día antes y se ahorra una noche de hotel y un día de obligaciones.

"Un trabajador no lo entendería", afirma ERC; "No es de recibo", dice IU

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Nadie respaldó a Bono. Ni los portavoces, que negaron haberle sugerido la idea, ni los grupos que asintieron su puesta en marcha. El Grupo Socialista se dijo "sorprendido" y se declaró "partidario de mantener el sistema actual de tres días", igual que el PP. "Aunque el Gobierno tenga el cartel de cerrado por falta de ideas, el Parlamento no puede colgarse el de cerrado por falta de Gobierno", señaló el número dos de los conservadores en el Congreso, José Luis Ayllón.

Tampoco CiU acogió la propuesta. El Grupo Catalán defendió el esquema actual y se mostró tan descolocado como el PSOE. Tan sólo admitió que "hace semanas" Bono "dejó caer la posibilidad" en la Mesa del Congreso, que es su órgano de Gobierno, sin que se escuchara pronunciamiento alguno.

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El PNV dispensó al ensayo la acogida más fría. El Grupo Vasco aseguró que Bono no les ha consultado, pero admitió que no se opondrá a la semana recortada sin hay consenso. No hay. "Bono sabrá con qué portavoces dice que ha hablado. Por parte de IU lo que ya conoce, porque se lo dijimos hace tiempo, es nuestro firme rechazo a esta iniciativa", advirtió su portavoz, Gaspar Llamazares. "No sería de recibo ni la gente lo entendería" apostilló.

La misma "interpretación perversa" invocó desde ERC Joan Tardà para explicar su oposición a una idea que consideró "muy arriesgada". Los trabajadores que dedican muchas horas a sus obligaciones no lo verían bien", aseguró el diputadorepublicano.

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"Si alguien me convence de que eso ayudaría a trabajar mejor... pero no creo que haya ninguna necesidad", coincidió la portavoz de UPyD, Rosa Díez.

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