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"Cazar no es exclusivo de ricos ni de la derecha"

Cayo Lara. Secretario general de IU y cazador de izquierdas. De currante en el campo a alcalde quijotesco, cien por cien natural

JESÚS ROCAMORA

Según el GPS y la enciclopedia, aquel lugar de cuyo nombre no quería acordarse Cervantes era Argamasilla de Alba (Ciudad Real), una localidad en la meseta manchega que hoy cuenta con unos 7.000 habitantes y donde nació Cayo Lara (1952). El actual coordinador general de Izquierda Unida no sólo se hizo allí un hombrecito con ínfulas militares, primero, y un creyente en el sindicalismo agrario después: también fue alcalde del quijotesco lugar entre 1987 y 1999.

Lo primero que hizo, por cierto, fue cargarse la plaza de toros del pueblo para convertirla en auditorio, eliminó la tradicional fila que se reserva a las autoridades en los actos públicos y, ¡herejía! acabó con la costumbre de que todo el que visitaba al alcalde debía descubrirse, quitarse el sombrero como respeto. 'Nada de respeto', corrige Lara: 'Es un gesto de sumisión, como la reverencia a los reyes. Y es algo que está en nuestra educación'.

'No descubrí qué era la derecha y la izquierda hasta que hice la mili'

La referencia a la educación no es gratuita. Lara recuerda la escuela franquista como un lavado de cerebro del que no pudo despertar hasta los 20 años, basado en que 'la letra con sangre entra'. 'En mi generación había una idea generalizada sobre la bondad de lo militar. Es un milagro laico que no nos quedáramos tontos con lo que nos metían en la cabeza, con cómo nos adoctrinaba el sistema', recuerda. 'Nos metían el régimen en canciones y películas. Crecí con una idea clara de quiénes eran los buenos y quiénes los malos: yo era de los que aplaudía en el cine en cuanto sonaba un clarinete y los americanos aparecían para salvarnos de los indios'.

Cansado de que le cascaran, a los 13 años dejó de estudiar y se puso a trabajar con su padre, 'que se dedicaba al transporte de legumbres. Me dio libertad y autonomía, desde los 15 controlaba las cuentas familiares y gestionaba los recursos de casa, la contabilidad'. Entonces sólo tenía clara una cosa: que las matemáticas no se le daban mal. 'Así que lo que quería era hacerme economista. O al menos, era la imagen que me hacía de mí mismo de haber estudiado'. No pudo ser, pero años después Santiago Álvarez, el histórico fundador del PC de Galicia, le enseñó a apreciar el valor de los números.

'Yo monté la primera discoteca de mi pueblo con tres amigos'

Curiosamente, en aquella España militarizada y superconfesional, era en la mili donde 'nos caíamos del caballo. Había que comparar la idea idílica que nos habían vendido y las cabronadas y cutrerías que hacían a los reclutas para salvar a la patria', dice. Aunque el descubrimiento que hizo fue mucho más importante: 'Terminada la mili, a los 21 o 22, me di cuenta de que había una cosa llamada izquierda y derecha'. ¡¿Perdón?! 'La palabra política en la España rural te ubicaba en lo más malvado de la sociedad. Llegabas a la conclusión de que la gente buena, que no se metía en política, era la derecha y la que protestaba era la izquierda. Simplista y fácil de entender'.

Pero no todo ha sido compromiso y seriedad. ¿Un poco de cachondeo? 'Yo monté la primera discoteca del pueblo, con tres amigos. Le pusimos Barrabás. Entonces, las chicas iban con las minifaldas en los bolsos porque sus padres no las dejaban salir con ellas. Tenían que ponerse una larga y cambiarse en la discoteca', cuenta.

Lara es cazador. Incluso coincidió en un campeonato con el mismísimo Juan Carlos cuando era príncipe. Hoy sigue cazando, algo que no cree exclusivo de derechas o izquierdas. 'La caza forma parte de mi cultura y de la cultura de caza de mi familia. No tiene nada que ver con la otra caza, la de Garzón y el ministro, que es la de los ricos, de señoritos. En Argamasilla se practica la caza de los pobres, del pueblo, de la gente sencilla'.

Una duda antes de terminar, vistas sus apariciones en TV. ¿Tiene asesor de imagen? ¿Cómo se preparó, por ejemplo, para Tengo una pregunta...? ¿Recibió clases para hablar en público? 'Sí: tengo 100 asesores, como Zapatero', se burla: 'En serio: le dedicamos un par de tardes. Un ensayo general previo a la representación teatral con preguntas de todo tipo. Un traje de 96 euros. Y resolver qué debía hacer con las manos, porque lo peor es guardarlas en los bolsillos, como Zapatero. Pero más que indicaciones para hablar, me las dieron para no hacerlo: si no sabes algo, mejor no contestar, me dijeron. Es insultante que un político diga saberlo todo'.

 

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