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Sussanna Nicchiarelli: "La idea de que a las mujeres maduras se nos puede reemplazar es un arma peligrosa del machismo"
La cineasta italiana Sussanna Nicchiarelli busca en la vida de Eleanor Marx, la hija menor de Karl Marx, las contradicciones que todavía hoy sufren las mujeres. Lo hace en 'Miss Marx', donde reivindica el pensamiento y la lucha de esta mujer, oprimida, sin embargo, en su vida privada.
Madrid-Actualizado a
1883. Eleanor Marx, la hija pequeña de Karl Marx, publicó dos días después de la muerte de su padre un artículo. "Las mujeres son las criaturas de una tiranía organizada de los hombres, igual que los trabajadores son las criaturas de una tiranía organizada de los holgazanes. Han expropiado a las mujeres sus derechos como seres humanos, como a los trabajadores les expropiaron su derecho como productores".
"El método, en cada caso, es el único que hace posible la expropiación en cualquier momento y circunstancia posible. El método es la fuerza", finalizaba. Eran las reflexiones de una mujer inteligente, educada en la posibilidad de progreso que, sin embargo, sufrió una cruel contradicción en su vida. Libre y muy avanzada en lo profesional, económicamente independiente, socialista, feminista, vivió toda su vida sometida a los caprichos e infidelidades de un hombre inconstante, Edward Aveling. Es el personaje de la nueva película de Sussanna Nicchiarelli, 'Miss Marx', estrenada en el Festival de Venecia.
Protagonizada por Romola Garai, la película presenta a una mujer que dedicó su vida a luchar por mejorar las condiciones de los trabajadores y acabar con el trabajo infantil, por conseguir una educación igualitaria para hombres y mujeres y por el sufragio universal. Al mismo tiempo es un reflejo de contradicciones universales, "entre razón y sentimiento, cuerpo y alma, emociones y control, romanticismo y positivismo, feminidad y masculinidad".
La directora de la película, Sussanna Nicchiarelli, explica a Público, qué ha pretendido transmitir con este film y cómo fue el rodaje.
Su película comienza con un discurso de Eleanor Marx que publicó dos días después de la muerte de su padre y que en pantalla pronuncia en su entierro…
Sí, es un discurso que escribió y publicó dos días después de la muerte de Karl Marx, un artículo en el que hablaba del amor eterno y del amor romántico. Eleanor Marx estaba convencida de que sus padres estaban encantados y había tenido una relación perfecta, que eran almas gemelas. Ese es un grave problema, cuando crees que tus padres han tenido ese tipo de amor y entonces te toca amar a ti a alguien, las expectativas son altísimas. Luego ella tuvo una terrible, muy terrible, decepción al descubrir que su padre había tenido aventuras con otras mujeres.
¿Eleanor Mark era una mujer libre que se sometió voluntariamente a un hombre?
No estoy segura de que Eleanor Marx fuera una mujer frágil sentimentalmente. Tradujo 'Madame Bovary', de Flaubert; 'Casa de muñecas', de Ibsen… sabía lo que pasaba en su vida, pero a ella había algo que le gustaba de ese hombre y no le importaba lo demás. Ella decía que era como un niño, que no conocía la maldad.
¿Qué cree que era lo que la atraía de Edward Aveling?
Creo que le gustaba de este hombre la levedad, su ligereza. Ella estaba convencida de que él no era consciente del daño que podía hacer a otros. Parece que le gustaba de él que carecía de moral. Le gustaba esa levedad que ella no vivió en la infancia y juventud, porque en su familia era más estricto todo. No creo que ella fuera una víctima, ni que fuera todo una especie de chantaje emocional. No estaban casados, no tenían hijos, era ella la que le sostenía a él económicamente…
¿Usted no cree que el machismo emplea, además de la fuerza y el poder, una idea del amor como una de sus armas?
No tanto el amor como lo que la sociedad nos cuenta de él. El arma que el machismo emplea contra las mujeres de cuarenta años en adelante es la idea de que se nos puede reemplazar y que se puede hacer de la forma más natural del mundo, es un arma peligrosa. Todas vivimos con eso, como en constante peligro, porque la sociedad nos lo deja claro desde el principio.
Ella fue una de las primeras en establecer el vínculo entre el feminismo y el socialismo. La situación de la mujer y de la clase trabajadora en la época de Eleanor Marx ¿tiene muchos ecos aún hoy?
Sí. El machismo es algo de todas las ideologías, no solo de la derecha, y de todas las clases sociales. Todos los colectivos humanos, incluido el cine, el mundo intelectual… son machistas. La gran novedad que introdujo Eleanor Marx fue decir que no habría revolución social si no se incluía la lucha por la liberación de la mujer. Cuando las mujeres luchaban, y luchan hoy, por el aborto, por el divorcio… los hombres dijeron que eso no era una prioridad. La explotación del proletariado primaba sobre la explotación de la mujer y eso que ésta se produce en la clase capitalista, entre obreros… Si queremos un progreso y una sociedad justa, es necesaria la liberación de la mujer.
En la película ha utilizado música de la banda de punk rock Downtown Boys, ¿es una manera de sacar al espectador de ese siglo XIX para situarle en la actualidad?
Claro, no hice esta película para las mujeres del siglo XIX, sino para las de hoy, aunque somos muy parecidas. Eleanor Marx tenía estudios, trabajo, era una mujer libre, pero al mismo tiempo eligió no ser libre en su vida privada. Eso ocurre mucho hoy. Los Downtown Boys son una banda punk, ellos son jóvenes, comunistas, americanos y están llenos de energía, de esa clase de energía que es revolucionaria. El punk tiene también un toque destructivo, nihilista, y eso me recuerda el lado oscuro de Eleanor Marx. Es música de una liberación en el futuro, porque en el pasado es imposible. También hay música romántica de los clásicos, pero son adaptaciones contemporáneas. No quería repetir, es, en cierto modo, una ironía.
Hay escenas en que rompe la cuarta pared y la protagonista habla directamente al público. ¿A quién se dirige en especial?
A los hombres especialmente. A mi padre, a todos los padres, a mi marido, a todos los maridos, para que ellos se den cuenta de cómo son, de cómo les vemos las mujeres. Necesitan oírlo. Las mujeres ya saben todo esto… no tanto las adolescentes. A mí me ayudó mucho en mi adolescencia aprender estas cosas, y pude reírme de mí misma y de mi condición. Hay mucha ironía en mis personajes femeninos y las mujeres la entienden perfectamente bien. Lo que me gustaría es que los hombres vieran el mundo desde nuestros ojos.
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