Este artículo se publicó hace 2 años.
La UE prepara el terreno para un futuro sin gas ruso
Uno de los objetivos de la Unión de la Energía era garantizar el abastecimiento y reducir la dependencia, pero la guerra ucraniana ha puesto de manifiesto que el panorama es completamente distinto. Por eso ahora es complicado seguir el ejemplo estadounidense y cerrar el grifo del gas ruso.
Aída Palau Sorolla
París-
Hay tres porcentajes que resumen muy bien la dependencia de Europa de la energía fósil rusa. El 50% del carbón, el 40% del gas y el 30% del petróleo que los europeos importan viene de Rusia. Y en el caso del gas, esa dependencia no ha hecho más que aumentar desde el 2014, paradójicamente el año en que se creó en Europa la Unión de la Energía.
"Hemos puesto en sordina el hecho de que las energías renovables eléctricas son intermitentes y que hay que buscar otras alternativa. Y que, cuando por ejemplo Alemania dice que sale de la energía nuclear y del carbón en 2030, lo único que queda es el gas. Hemos multiplicado los callejones sin salida", explica la experta en energía Cécile Maisonneuve del Institut Montaigne.
Europa se ha dormido en los laureles y se ha metido sola en la trampa del gas ruso. Uno de los objetivos de la Unión de la Energía era justamente garantizar el abastecimiento y reducir la dependencia, pero la guerra ucraniana ha puesto de manifiesto que estamos ante un panorama completamente distinto. Por eso ahora es complicado seguir el ejemplo estadounidense y cerrar el grifo del gas ruso, lo que supondría para Moscú un golpe muy duro en el corazón de su financiación, pero también una escasez de energía en algunos países europeos y la subida aún más brutal de los precios.
Las razones por las que se ha llegado a este punto, a este "callejón sin salida", hay que buscarlas, según la experta, en la descarbonización y desnuclearización de Alemania, priorizando el abastecimiento de gas desde Rusia. Si se corta el suministro, se quedan sin alternativas. El problema no vendría tanto del petróleo, sino más bien del gas.
"Tenemos terminales de regasificación de gas natural licuado en España, también en Francia, pero el problema es que no tenemos ductos lo suficientemente grandes para llevarlo a Alemania", señala Maisonneuve refiriéndose tanto al cuello de botella de los Pirineos como a la falta de tubos hacia Europa del Este, porque no sólo Alemania depende del gas ruso, también Finlandia, Polonia o Letonia. La solución entonces pasa por una inversión para construir gasoductos o terminales de regasificación. Pero esa solución es a largo plazo, dos o tres años.
La declaración de Versalles de este viernes 11 de marzo sella en ese sentido un cambio de paradigma y un objetivo: reducir en dos tercios la dependencia al gas ruso, también del petróleo y carbón, diversificando los proveedores y desarrollando energías alternativas como las renovables y el hidrógeno.
La declaración de Versalles de este viernes 11 de marzo sella un cambio de paradigma y un objetivo: reducir en dos tercios la dependencia al gas ruso
"De la misma manera que el General invierno consiguió parar los ejércitos que invadían Rusia, ya sean los nazis o Napoleón, lo que nos puede facilitar las cosas en Europa es que estamos saliendo del invierno, encenderemos menos la calefacción. Pero el gran problema, el gran estrés para los europeos es qué va a pasar el próximo invierno", dice la experta. El objetivo sería en estos meses aumentar las reservas de gas y diversificar las fuentes de abastecimiento.
La crisis ucraniana también ha provocado un alza del precio del carburante. Es por ello que, paralelamente a las acciones europeas, el gobierno de Macron ya está preparando un paquete de medidas para paliar el alza del precio de los carburantes para proteger a hogares y empresas. En estos momentos ya casi es imposible encontrar una gasolinera en Francia donde el litro de gasolina o diésel no supere los dos euros. El espectro de una nueva ola de movilizaciones como las que protagonizaron los chalecos amarillos por el alza de los precios de los carburantes en octubre de 2018 nunca está muy lejos.
España, ¿la solución?
Para Francia, las conexiones energéticas o de transporte nunca han sido una prioridad, y un ejemplo de ello es el abandono en 2019 del proyecto de gasoducto Midcat entre España y Francia, en parte por el desinterés del gobierno francés, siempre más enfocado hacia la energía nuclear.
España podría entonces formar parte de la solución, pero con la condición de que haya inversiones en infraestructuras. El 42% de las plantas de regasificación están en España, y podría importar gas de otros países como Qatar, EEUU o Australia, pero hay que poder transportar luego ese gas al este de Europa.
Para la experta, Francia vuelve a mirar hacia el sur. "La península ibérica puede jugar un rol importante para prepararnos para el invierno que viene. Las infraestructuras son suficientes y sus capacidades se pueden aprovechar si las condiciones del mercado lo permiten. Así Francia no tendrá que traer el gas de otras fuentes y esto contribuirá a la resiliencia del sistema europeo", dice Maisonneuve.
La apuesta por el esquisto de EEUU
Inversamente al camino que tomó Europa en el tema energético, EEUU apostó por el gas y el petróleo de esquisto para emanciparse de países terceros. Pero la vía estadounidense para conseguir esta autonomía se lleva por delante los esfuerzos en la lucha contra el cambio climático por las emisiones de gas a efecto invernadero. No hay ninguna duda de que hay una competición económica entre Europa y Estados Unidos a nivel energético, pero ésta se jugará seguramente más tarde.
Hasta hace unos días parecía improbable, y aún así ha ocurrido. Otro de los efectos geopolíticos de esta crisis ucraniana ha sido el acercamiento de Washington a Caracas, dejando de lado las diferencias políticas y los enfrentamientos que han caracterizado las relaciones entre los dos países desde que se rompieran las relaciones diplomáticas en 2019.
"Nadie quiere una disrupción mayor en el mercado del petróleo en el mundo de hoy en día", asegura Maisonneuve
"Todo el mundo está en el mismo barco. Nadie quiere una disrupción mayor en el mercado del petróleo en el mundo de hoy en día", asegura Maisonneuve. Y los enemigos de ayer pueden convertirse en lo aliados de hoy.
"Estados Unidos está yendo a esos países que pueden poner en el mercado barriles de petróleo para preparar, en realidad, un aumento de las sanciones a Moscú, por eso ha ido a ver Nicolás Maduro, para evitar un choque petrolero como el de los años 70. Esto no es un asunto europeo, es un asunto mundial", concluye la experta.
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