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El turismo arrasa con la vida vecinal en Madrid: Malasaña, Letras y Palos de la Frontera en pie de guerra

La subida de los precios de la vivienda y la destrucción del comercio local son sólo algunos de los problemas fruto del turismo masivo 

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El impacto del turismo en Madrid. — Eva Ibáñez

MAdrid,

Madrid, una ciudad conocida por sus barrios llenos de historia y vida comunitaria, está enfrentando una transformación que está alterando la esencia de sus áreas más emblemáticas. La proliferación de viviendas turísticas ha desencadenado un cambio que, según los vecinos, está destrozando la vida diaria en zonas como el Barrio de las Letras, Malasaña y Palos de la Frontera.

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La calles del Barrio de las Letras y Lavapiés, son algunas de las más afectadas. Allí, donde antes había pequeños comercios que atendían las necesidades cotidianas de los vecinos, ahora proliferan apartamentos turísticos. "Entre Letras y Lavapiés no hay comercio de proximidad; vemos cómo los locales se han transformado en viviendas turísticas", comenta Víctor Rey, representante de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid y vecino de la zona. Rey lamenta, además, la pérdida de tiendas que servían como puntos de encuentro comunitario.

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Malasaña, un barrio conocido por su carácter alternativo y sus tiendas, ha cambiado radicalmente en los últimos años. Lo que antes eran panaderías y tiendas de comestibles ahora son comercios orientados al turismo: tiendas de comida para llevar, tiendas vintage y cafeterías de moda. "Donde antes se vendía una magdalena, ahora se vende un muffin", explica una de las vecinas del barrio.

Gentrificación y encarecimiento: el precio de vivir en un barrio turístico

El auge del turismo ha traído consigo un aumento en los precios, tanto de los alquileres como de los productos básicos. "Las vecinas sufren molestias, y el encarecimiento del barrio es evidente. Bares, tiendas, comercios, han subido los precios", denuncia Paloma Ripoll, vecina del barrio de Palos de la Frontera y afiliada al Sindicato de Inquilinas. 

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La gentrificación ha hecho que muchos habitantes se vean obligados a abandonar sus hogares debido a la presión económica. "Tomarte un café te cuesta el doble", añade, recordando que la pérdida del comercio local también ha afectado la vida social del barrio. "Si no te encuentras en la panadería con los vecinos, te aíslas", lamenta Paloma. 

El impacto del turismo masivo no se limita solo a la economía. Los vecinos también se quejan de la pérdida de comunidad y la dificultad de mantener la convivencia con los turistas, quienes tienen horarios y costumbres diferentes. "La gente sale a trabajar y va y vuelve, no se para por la calle. No nos conocemos. Se está desdibujando la esencia de los barrios", explica Víctor. 

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Los vecinos no están en contra del turismo per se, sino de cómo se está gestionando. "No estamos en contra del turismo; creemos que es una fuente de riqueza. Estamos en contra de cómo se está gestionando", explica una vecina. La proliferación de apartamentos turísticos está transformando a Madrid en un escaparate para los turistas, a costa de los residentes locales.

Propuestas como redirigir a los turistas a hostales y hoteles en lugar de a viviendas turísticas podrían ser parte de la solución. "Se trata de sentarse a hablar para ver cómo se gestiona el turismo, para que sea sostenible", sugiere un residente. Los vecinos demandan un equilibrio que permita al turismo seguir siendo una fuente de ingresos sin sacrificar la vida en sus barrios.

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