Este artículo se publicó hace 3 años.
¿Por qué resulta más difícil contratar marineros y deportistas que programadores?
El Catálogo de Empleos de Difícil Cobertura ofrece un desajustado retrato del mercado laboral español, en el que más de medio millón de licenciados y diplomados trabajan en ocupaciones de exigencia inferior a su preparación y en el que la demanda de comer
Zaragoza-
Resulta curioso, pero es así: las "profesiones cuyas ofertas de empleo son más difíciles de gestionar a la hora de cubrir puestos vacantes" en España son las de deportista profesional y entrenador deportivo y las relacionadas con la marinería, según indica el último Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura del SEPE, el cual "contiene las ocupaciones en las que los Servicios Públicos de Empleo han encontrado dificultad para gestionar las ofertas de empleo que los empleadores les presentan cuando quieren cubrir puestos de trabajo vacantes".
El listado de puestos de trabajo incluidos en él no parece acabar de casar con el panorama de paralelismos que algunas voces vienen planteando entre tendencias que siguen lejos de estar consolidadas a nivel global como la gran dimisión postpandémica en EEUU, y sus motivos, y las realidades del mercado laboral español, en el que el volumen del subempleo es veinte veces superior al de las vacantes y en el que la precariedad hace que el peso de la demanda sea notablemente superior al de la oferta.
De acuerdo con el catálogo, las ocupaciones más difíciles de cubrir en las comunidades del interior, como Aragón, Extremadura o La Rioja, son las de deportista profesional y entrenador, mientras en las costeras a esa necesidad se le añade un bloque con 18 empleos marinos, desde frigoristas, pilotos, mecánicos y sobrecargos, hasta auxiliares, camareros, bomberos y mozos de cubierta.
Con excepciones llamativas, como que en comunidades y provincias con tan poca costa como Madrid y Lleida ese bloque marítimo aparezca como el de los empleos de más difícil cobertura.
Las empresas buscan comerciales y operarios
Sin embargo, y a mismo tiempo, ninguna de esas ocupaciones se encuentra entre las más demandadas por las empresas españolas, según el Mapa del Empleo que elabora la Fundación Telefónica tras analizar con técnicas de ’big data’ las ofertas laborales del país.
Ese estudio sitúa al empleo de comercial como el más demandado por las empresas con 58.677 ofertas de un total de 335.671, lo que supone una de cada seis. Le siguen las ocupaciones de carácter elemental (sin cualificación) con 47.626 y las de operario y oficial de oficios con 40.317.
Para hallar el primer empleo con perfil tecnológico hay que bajar al sexto puesto, donde se encuentra el de desarrollador de ‘sotftware’ con 16.566 ofertas de empleo.
Ese volumen de más de 335.000 ofertas de empleo, por otro lado, está más cerca de triplicar que de duplicar los 118.888 puestos vacantes en empresas que contabiliza la última Encuesta Trimestral de Coste Laboral del INE (Instituto Nacional de Estadística), que en realidad se quedan en 81.525 (la cuarta parte) si se restan las 37.363 de las administraciones públicas.
Esas cifras, que conviven con una tasa de paro del 14,5% (del 21% al 28% entre los veinteañeros), parecen dejar en entredicho los paralelismos entre la ‘gran dimisión’ y la evolución, al menos en este momento, de un mercado laboral en el que casi el 9% de los ocupados, 1,73 millones de un total de 20,03, desempeña puestos cuya exigencia formativa es inferior a su formación académica, según indican los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa)
Dos terceras partes de esos trabajadores subempleados han acabado sus estudios superiores (583.100) o los de secundaria (547.450), un dato que, si se cruza con otro que indica que más de la mitad de los subempleados han cumplido los 45, parece apuntar a que en las últimas décadas el sistema educativo del país ha progresado más que el mercado laboral al que se dirigen principalmente quienes han ido pasando por él.
No obstante, algunos centros de estudio, como CaixaBank Research, apuntan al "desajuste que comienza a detectarse en el mercado de trabajo" como "uno de los factores que podrían limitar la velocidad de recuperación de la economía en España" después de que "las ofertas nuevas de trabajo no cubiertas" lleven "anotando un notable crecimiento desde finales de 2020" que sitúa los niveles actuales de vacantes como "la cifra más alta de la última década".
"¿Por qué la demanda insatisfecha de mano de obra no solo no se está reduciendo, sino que está aumentando?", plantea el estudio, que apunta al "frenazo de la inmigración" por las restricciones de la movilidad asociadas a la pandemia como un factor que "podría estar afectando a la mano de obra disponible en algunas actividades, como la agricultura, la hostelería, el ocio, la limpieza o los cuidados personales" y, también, a "un creciente desacoplamiento entre la formación y la cualificación de los demandantes de empleo, y los perfiles que buscan las empresas (…) sobre todo en algunas ramas terciarias (información y comunicaciones, transporte y hostelería) y, con especial intensidad, en la construcción".
El artículo, que anota que el primer factor "debería ser transitorio y resolverse a medida que vayan recuperándose los flujos migratorios", advierte sobre el segundo que "en los próximos años es de esperar que el proceso de transformación y modernización de la economía aumente la demanda de trabajadores con perfiles técnicos, como especialistas en estructuras energéticas, analistas de datos o especialistas en logística, lo que podría agravar el desajuste del mercado laboral".
Fichajes extracomunitarios y marineros que no se encuentran
"La presencia de una ocupación en el catálogo de la zona geográfica de que se trate, implica, para el empleador, la posibilidad de tramitar la autorización para residir y trabajar dirigida a un trabajador extranjero" en lugar de hacerlo este, que es el trámite habitual, señala el SEPE en su explicación sobre el cartapacio de empleos de difícil cobertura, aunque la situación tiene algunas peculiaridades.
La incorporación de los empleos en el catálogo la acuerda la Comisión Laboral Tripartita de Inmigración, lo que en el caso de los deportistas y los entrenadores responde a las peticiones de las empresas deportivas, los clubes y sus asociaciones para "facilitar la contratación en el caso de que estos sean extranjeros no comunitarios", explican fuentes de la administración laboral.
Los empleos de marinería están reservados para los armadores mercantes, que tienen sin cubrir en torno al 3% de las plantillas, mientras en la flota pesquera ese descuadre ronda el 10%. "El problema se va agravando porque no hay relevo generacional y la escasez de tripulantes es cada vez mayor", explica Javier Garat, secretario general de Cepesca, la patronal del sector pesquero.
En este sentido, de los 9.744 autónomos dados de alta en el Régimen del Mar, a los que se suman 2.879 socios y familiares y de los que 2.209 tienen asalariados, 2.796 (28%) superan los 55 años, que es la edad habitual de jubilación en este ramo gracias a los coeficientes reductores por la peligrosidad de la tarea, y otros 5.009 (51%) superan los 40, según los datos del Ministerio de Trabajo.
FP dual y banderas de otros países
En el caso de la flota pesquera, para la que desde hace unos años están implantando algunas comunidades autónomas grados de FP dual de dos años con estancias alternas de seis meses en tierra y en los barcos, otro de los escollos para la contratación de trabajadores extranjeros se encuentra en la obligatoriedad de que estos completen en España el curso básico de marinero pescador de 25 horas para poder faenar, ya que no se reconoce el de ningún otro país.
Eso, explica Garat, desactiva uno de los incentivos de los que dispone el sector para contratar trabajadores extracomunitarios como es el hecho de que "enrolarse en un barco conlleva la concesión provisional de los permisos de residencia y de trabajo".
No obstante, cada vez es más frecuente que empresas españolas abanderen sus barcos en otros países y contraten en ellos, si no a su totalidad, sí a una parte de la tripulación. Los acuerdos de pesca de la UE con terceros países suelen incluir también la obligación de contratar a un porcentaje de la plantilla en ese Estado.
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