La reforma laboral del Gobierno comienza a estabilizar el empleo, que vuelve a niveles previos a la pandemia
La EPA del primer trimestre registra un aumento de las horas trabajadas, constata cómo la ocupación sigue creciendo si se descuentan los efectos estacionales y certifica un alza de la contratación indefinida y una caída de la temporalidad, aunque acompañada de un incremento de las jornadas parciales.
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zaragoza, Actualizado:
"En el primer trimestre se ha seguido creando empleo. Se ha reducido el número de ocupados, pero por los factores de estacionalidad. Sin ella ha aumentado", explica María Jesús Fernández, economista sénior de Funcas, la fundación de las antiguas cajas de ahorro, para quien "no parece que se esté notando en el empleo los efectos de la pérdida de poder adquisitivo por la inflación que ya veníamos arrastrando".
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Esa es una de las principales conclusiones que se deducen de los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del primer trimestre de este año, el primero de aplicación (en fase de transición) del nuevo marco de normas laborales pactado a finales de 2021 por los agentes sociales y el Gobierno, que también indica cómo la ocupación se va estabilizando, aunque con altibajos, por encima de los veinte millones de trabajadores, unos niveles que solo se habían dado entre mediados de 2006 y finales de 2008, en la fase de apogeo y estallido de la burbuja inmobiliaria.
Paralelamente, añade la economista, "ha habido una recuperación importante de las horas trabajadas", que alcanzan los 646,8 millones semanales, un registro que no se alcanzaba desde mediados de 2010 y que ofrece matices de interés como la aportación de los autónomos, que ha crecido en más de nueve millones por semana en el último año para volver con 113,49 a registros de la anterior recuperación mientras el empleo asalariado privado (427,12) sigue sin recuperar los previos a la pandemia.
Y, por otra parte, "sube el número de activos y la tasa de actividad, lo que es un indicio de que la situación está mejorando y el mercado laboral está en expansión. Eso, pese a que la reducción es más lenta en la tasa de desempleo, es una buena noticia en un escenario de recuperación", apunta Francesco Marcaletti, profesor de Sociología del Trabajo en la Universidad de Zaragoza.
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Marcaletti: "Sube el número de activos y la tasa de actividad, lo que es un indicio de que la situación está mejorando"
¿Y cómo puede explicarse esa cadena de datos y tendencias positivas en un escenario de tensión inflacionista combinada con una crisis de suministros que, en ambos casos, se ven agravados por la guerra de Ucrania?.
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Podría ser achacable a la recuperación del consumo, que no deja de ser un aumento de la demanda interna. "Se están normalizando las costumbres, y eso supone un crecimiento del consumo que la inflación no frena por sí sola", explica Fernández, que destaca cómo ese indicador todavía no ha llegado a los niveles previos a la pandemia.
De ahí que pese a los registros del IPC sigan dándose las elevadas tasas de ahorro privado y "forzado", que alcanzan los 5.000 millones de euros mensuales y que son uno de los aspectos a cuya evolución habrá que prestar atención en los próximos meses.
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El primer trimestre de aplicación de la reforma laboral
La apuesta por la contratación indefinida de la reforma laboral, que entró en vigor el 29 de diciembre y cuyo periodo de transición finalizó el 30 de marzo, ha comenzado a dejarse sentir en el mercado laboral, aunque el volumen de trabajadores eventuales sigue por encima de los cuatro millones y la tasa de temporalidad se mantiene en el entorno de la cuarta parte (24,21%) de los asalariados.
En este sentido, llama la atención la aportación que las administraciones públicas realizan a este indicador, con casi una tercera parte (32,49%) de sus empleados en situación eventual y una diferencia de casi diez puntos frente al sector privado, en el que la temporalidad afecta a entre uno de cada cinco y uno de cada cuatro (22,67%).
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Los últimos contratos de obra y servicio, con los que se emplean más de 1,1 millones de asalariados privados y 210 públicos, y que se habían convertido en el principal foco de precariedad y fraude, vencerán el 30 de septiembre para desaparecer de manera definitiva del marco laboral español.
Pese a esos asuntos pendientes, la entrada en vigor de la reforma laboral ha provocado algunos cambios destacables en la contratación por cuenta ajena: el número de eventuales se ha reducido en los últimos tres meses en algo más de 200.000, más del 95% de ellos entre los que trabajaban a tiempo completo, al mismo tiempo que el de indefinidos crecía en 164.000, en este caso con un reparto más tendente a la jornada parcial, que es la que ahora tienen 78.900 de esos nuevos indefinidos, casi la mitad de ellos.
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Los expertos en asuntos laborales ya venían advirtiendo de que uno de los riesgos que entrañaba la última reforma laboral era el de aumentar la parcialidad no deseada por el recorte de la temporalidad: habrá más fijos, pero las empresas optarán por ir alargando y recortando su jornada semanal en función de las necesidades de producción, unas fluctuaciones que antes cubrían contratando eventuales por breves periodos de tiempo, a menudo de días.
"Quizás sea pronto para sacar conclusiones, ya que solo disponemos de los datos de un trimestre", apunta Fernández, que recuerda que "el objetivo principal de la reforma era que se redujera la temporalidad".
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Marcaletti, por su parte, llama la atención sobre dos aspectos. Por una parte, "el crecimiento de los indefinidos ha sido mayor que el de los asalariados en su conjunto, cuyo aumento se ha frenado en el primer trimestre de este año después de tres de incremento". Y, por otra, "se trata del trimestre con más contratos indefinidos en los veinte años de la serie".
La combinación de esos datos apunta a una estabilización del mercado laboral, en el que se está reduciendo el trasiego de trabajadores entre la ocupación y el desempleo que facilitaba, incluso propiciaba, la anterior normativa laboral desde principios de 2012.
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Algunos otros registros apuntan en esa misma dirección, caso de los más de 1,2 millones de asalariados que han pasado a trabajar en jornadas semanales de 40 horas o más mientras se reducía el de los que lo hacen con duraciones inferiores, aunque, al mismo tiempo, el número de trabajadores que se ven obligados a recurrir al pluriempleo sigue por encima del medio millón.
El empleo femenino
Esa estabilización del empleo no se está dando en la misma medida entre hombres y mujeres, sino que está siendo inferior entre estas últimas. "Se está viendo una mayor estabilización en el colectivo masculino que en el femenino", explica Marcaletti. De hecho, la tasa de indefinidos alcanza el 78,2% entre ellos y se queda en el 73,3% entre ellas, una brecha de cinco puntos a la que se le suma otro dato: en el lado femenino hay 282.000 temporales más con 580.000 asalariadas menos.
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El empleo juvenil
"Llama la atención cómo la tasa de actividad está creciendo, especialmente en las franjas de edad a partir de los 25 años", coinciden en destacar la economista y el sociólogo, aunque sí ha avanzado en el cómputo anual: 3,5 puntos entre los jóvenes de 16 a 19 años y 1,6 en los de 20 a 25 para alcanzar, respectivamente, un 13,5% y un 52,1%.
"El desempleo juvenil pronto puede ser estructural" señala Marcaletti
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Marcaletti, que destaca que si la tasa de paro se aplica sobre la de actividad el resultado es que el paro juvenil se sitúa por debajo del 2% en el colectivo de los más jóvenes y en el 13% en la franja inmediatamente superior, advierte "una recuperación lenta" del empleo en este sector de la población al mismo tiempo que detecta "tendencias que indican que el desempleo juvenil pronto puede ser estructural" por las necesidades de relevo generacional que va a provocar la jubilación del baby boom, aunque eso requerirá un equilibrio entre los perfiles que requieren las empresas y los disponibles al salir de las etapas de formación.
El trabajo gratuito
Las horas extraordinarias no pagadas, que son uno de los principales focos de trabajo gratuito en España, siguen ofreciendo un disparatado volumen de 2,88 millones semanales que equivale a algo más de 72.000 empleos de jornada semanal completa.
Son dos terceras partes de los casi cuatro millones semanales que se registraban a mediados de 2015, pero, pese a la reducción, suponen un fraude de magnitud millonaria tanto a los trabajadores que no las cobran como a la Seguridad Social y la Agencia Tributaria y se mantienen en un nivel similar que cuando en mayo de 2019 se instauró el registro de jornada.
El paro de larga duración
La pandemia marcó un punto de inflexión en la reducción del desempleo de larga duración que es el que sufren los trabajadores que llevan un año o más intentando colocarse sin éxito. Desde entonces, quienes llevan dos o más, todos los cuales han agotado el derecho a percibir una prestación, han pasado de 744.800 a 976.800 en un aumento lento pero constante, mientras el grupo de quienes se encuentran en esa situación desde hace entre uno y dos encadenan cuatro trimestres de descenso en los que han caído de 797.800 a 527.400.
El hecho de que casi la mitad de los que han agotado las prestaciones, 427.700, tengan más de 50 años parece apuntar a un fenómeno de exclusión del mercado laboral por la obsolescencia de sus habilidades.