Este artículo se publicó hace 3 años.
Precariedad laboralLa reforma laboral deja a un millón de parados sin ingresos mientras la protección social alcanza máximos históricos
España supera los tres millones de perceptores de prestaciones al extender a los afectados por los ERTE un paraguas social del que cada mes son expulsadas 100.000 personas por los efectos precarizadores de una década de reforma laboral.
Zaragoza-
Se trata de algo paradójico y aparentemente pasajero pero que, con la intensidad y la pronosticada duración de la crisis pandémica, entraña el riesgo de convertirse en estructural: los niveles de protección social de los desempleados alcanzaron el año pasado niveles de récord al mismo tiempo que las consecuencias de la precarización del empleo tras casi una década de aplicación de la reforma laboral expulsa a un abismo de exclusión, al dejarles sin ingresos, a 100.000 parados cada mes.
Según los datos del Ministerio de Trabajo facilitados por el Gobierno como respuesta a una pregunta parlamentaria del senador malagueño del PSOE Miguel Ángel Heredia, la cifra de beneficiarios de prestaciones de desempleo alcanzó el año pasado una media de 3,1 millones de personas, más de 150.000 por encima de los registrados en 2012, cuando, en los peores momentos de la anterior crisis, llegó a alcanzar los 2,94.
Ese esfuerzo de protección social, que llegó a suponer una factura de 5.526 millones de euros en el mes de mayo, alcanzó a casi la séptima parte (13,7%) de la población activa, un nivel también superior al 12,3% y al 12% registrados en 2012 y 2013, en el tramo más duro de la crisis desatada con el estallido de la burbuja inmobiliaria.
El nivel de cobertura sobre el colectivo de los desempleados supera con mayor claridad al de la anterior crisis, en la que el aumento del paro por encima de los cinco millones de afectados, algo desconocido en el país y que se mantuvo durante cuatro años, coincidió con los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy en este ámbito, que dificultaron el acceso a las prestaciones hasta reducir en un 40% el número de beneficiarios de las contributivas en los años en que con mayor intensidad se destruía el empleo.
Así, la tasa de cobertura del 56,68% que el Ejecutivo se encontró al llegar al Gobierno a finales de 2011 se fue reduciendo de una manera constante hasta caer por debajo del 44% en 2014, el primer año de los llamados "brotes verdes" a pesar de que el número de desempleados seguía superando los cinco millones.
En el primer año de la pandemia, la cobertura alcanzó a casi el 64% de las personas que se habían quedado sin ocupación: 3,1 de los 4,85 millones de afectados que suman los 3,53 sin trabajo que estima la EPA y el promedio de 1,32 en ERTE de marzo a diciembre que sale de los datos del Ministerio de Inclusión.
Miguel Ángel Heredia: "En España se ha protegido a un porcentaje de la población activa superior al de la media europea"
"En España se ha protegido a un porcentaje de la población activa superior al de la media europea, se han destinado miles de millones a proteger a trabajadores a través de ERTE, se ha aprobado un paro para autónomos y se ha ampliado la cobertura por desempleo sustancialmente", explica Heredia, que llama la atención sobre cómo en la anterior crisis el descenso de la cobertura "no fue atribuible a la creación de empleo, sino al endurecimiento de las prestaciones. Como consecuencia de esto último, el porcentaje de parados que recibieron algún tipo de ayuda descendió de forma muy significativa y continuada".
El senador, que sostiene que "que con Casado hoy no habría ni ERTE, ni paro para los autónomos ni se habría aumentado la cobertura por desempleo para miles de trabajadores en nuestro país" y lo contrapone al intento del Gobierno PSOE-UP de "que nadie se quede atrás", asegura que "esta crisis hubiese sido mucho más dura para familias y trabajadores si gobernase el PP, lo demuestran las cifras y los datos".
Los efectos de la reforma laboral afloran con toda su crudeza
Sin embargo, sí están sufriendo las consecuencias de una de las principales medidas que impuso el Gobierno de Mariano Rajoy en la legislatura de la mayoría absoluta: la reforma laboral, los efectos precarizadores de cuyos "aspectos más lesivos", que afectan directamente a los periodos y las cuantías de cotización de los trabajadores, están provocando la expulsión del paraguas del Estado de bienestar de una media de más de 100.000 personas al mes.
La cifra de desempleados sin cobertura de ningún tipo, ni contributiva ni subsidiaria, pasó de 1,188 millones a 2,388 entre los meses de diciembre de 2019 y 2020, lo que supone un aumento de 1,2 millones en números redondos.
Antonio González: "Los desempleados se están quedando atrás claramente"
"Los ERTE han dado protección y permiten que la gente vaya cobrando mientras la empresa está cerrada o reduce su actividad, pero los desempleados se están quedando atrás claramente", explica Antonio González, de Economistas Frente a la Crisis, que añade que "hay un grupo importante que ha perdido sus rentas laborales y que no tiene posibilidad de encontrar un empleo porque no lo hay".
El paro de larga duración crece más que el conjunto del desempleo
En este sentido, y sin tener en cuenta a los afectados por ERTE, entre los cierres de 2019 y 2020 ha caído de un 48%/52% a un 27%/73% la relación entre los desempleados que cobran una prestación contributiva y los que reciben un subsidio asistencial.
"Eso significa que tres de cada cuatro cobran 460 euros al mes", anota González, en un escenario en el que "las cortas carreras de cotización y la falta de empleo están provocando una situación de degradación de la cobertura del desempleo, ya que pocos parados pueden acceder a la prestación y esta tiene un límite de 24 meses".
El paro de larga duración lleva, tras más de seis años de reducción, seis meses repuntando a un ritmo intenso: los desempleados que llevan entre uno y dos años buscando empleo pasaron en ese periodo de 397.500 a 635.600 mientras los que llevan más de dos crecían de 744.800 a 885.400.
El hecho de que su suma (378.700) supere al aumento global registrado en el número de desempleados (351.800) en esos seis meses parece un indicio de la cronificación del paro en algunos sectores de quienes lo sufren. "Hasta que no haya una reanimación de la economía, no hay posibilidades de que la gente encuentre empleo y vuelva a cotizar", advierte el economista.
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