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Quiénes manejan y cuánto dinero mueven las grandes firmas de inversión que controlan los mercados
Sociedades patrimoniales, firmas de inversión global, gestoras de fondos, 'hedge funds'. Son algunas de sus denominaciones de origen. Pero, si todas son iguales, no todas son lo mismo. Aunque su poderosa industria facture desde hace años más que el PIB global. Nada menos que 115 billones de dólares en 2020.
Madrid-Actualizado a
No resulta fácil adentrarse en la industria de los fondos de inversión. La falta de transparencia y el baile de cifras es un rasgo constante de identidad de un segmento de los negocios de tradición opaca. En el que prima el ocultismo de empresas, de inversores privados y en los vehículos o instrumentos de mayor o menor riesgo que buscan, siempre -aseguran sus gestores-, las más altas rentabilidades.
En 2020, y según McKinsey, los firmas Assets Under Management (AUM) registraron un balance conjunto de más de 115 billones de dólares, un 22,3% por encima de los 94 billones en los que el FMI ha valorado el PIB mundial un año más tarde, al término de 2021. Aunque su principal rival, Boston Consulting Group entre las multinacionales de servicios profesionales valoraba los movimientos del negocio de la inversión privada algo más a la baja, en los 103 billones.
A partir de este dato, cualquier ranking de evaluación de activos, gestión de patrimonios y tipo de inversión en los mercados puede ser substancialmente modificado o alterado, según el origen y las fuentes, así como por la forma societaria que adoptan. Porque mientras los fondos son entidades sin personalidad jurídica propia -es decir, precisan ser representados-, las sociedades patrimoniales se configuran como ente de representación y administración de carteras y, por lo tanto, con competencias sobre la política y las actuaciones de inversión.
Así, al analizar su evolución bursátil, en 2021, el Dow Jones US Asset Managers Index, en el que se incluyen gestoras de fondos y firmas de inversión, subió un 37,8% respecto a 2020, ejercicio en el que este indicador se revalorizó, a su vez, otro 11,7%. Con BrightSphere, Federated Hermes y Victory Capital comandando el retorno de beneficios y registrando repuntes corporativos por encima del 25%.
Una de esas clasificaciones, la de las gestoras de fondos, es la que realiza el portal financiero de EEUU The Balance, que arroja el siguiente top-ten, por orden decreciente de ingresos.
1. BlackRock. Con un AUM de 7,318 billones de dólares. No sólo es el gestor de activos de más dimensión global, sino la institución financiera que más recursos administra. El equivalente a la suma de los PIB de Japón, tercero del mundo, y de Corea del Sur, décima potencia internacional. Firma especializada en ETF (Exchage Traded Fund). Su consejero delegado es Larry Fink.
2. The Vanguard Group. Con una AUM de 6,1 billones de dólares. La suma productiva anual de Francia, Italia e Indonesia, séptima, octava y decimosexta del planeta, respectivamente. Es una compañía conocida por su estrategia de inversión pasiva, en la que el dinero se coloca en fondos mutualistas diseñados para reflejar la actividad de un indicador específico o un mercado bursátil concreto.
3. UBS Group. Con un AUM de 3,518 billones de dólares. Cantidad similar a los PIB conjuntos de Italia y España, decimocuarto mundial. El banco de inversión suizo tiene cuatro divisiones que opera alrededor del planeta. Ofrece servicios de gestión de activos y de patrimonios.
4. Fidelity. Con un AUM de 3,319 billones de dólares. Algo por encima de la economía británica. Con más de 27 millones de clientes.
5. State Street Global Advisors. Con un AUM de 3,054 billones de dólares. Tiene su sede en la ciudad estadounidense de Boston, gestiona inversiones entre una extensa horquilla que oscila entre clientes institucionales, organizaciones sin ánimo de lucro, gobiernos locales o entidades asociativas varias.
6. Allianz. AUM de 2,530 billones. Desde la multinacional aseguradora alemana emanan dos divisiones de gestión de activos, Allianz Global Advisors y PIMCO. La que lleva su nombre maneja carteras de un valor similar a los PIB de España y Holanda.
7. JP Morgan Chase. AUM de 2,511 billones. Es un banco de inversión, pero también una de las firmas de mayor prestigio y tradición en el negocio de la gestión de activos.
8. Goldman Sachs. AUM de 2,057 billones. Su división de fondos es sólo uno de los múltiples servicios financieros que ofrece esta entidad, desde hedge funds hasta inversiones corporativas, de planes de pensiones, fundaciones o vehículos soberanos.
9. Bank of New York Mellon. AUM de 1,961 billones. Con la misma fecha de nacimiento que la de EEUU como país. Creado por el secretario del Tesoro de entonces Alexander Hamilton. Más de 230 años después, BNY Mellon maneja inversiones en35 países, en una cantidad algo superior al PIB de Corea del Sur, que cierra el top-ten global.
10. PIMCO. AUM de 1,92 billones. Opera como subsidiaria independiente de Allianz, desde su sede corporativa en California.
La lista de las 500 mayores gestoras de fondos del planeta -afirma la consultora Willis Towers Watson-, lleva un lustro de ventaja al PIB mundial. En 2018 atesoraba la riqueza del PIB actual, el de 2021, valorado por el FMI, en sus carteras de inversión.
Clasificación de firmas de inversión
Las llamadas 'Private Equity Firms' son compañías que administran fondos de grupos de inversores, grandes patrimonios, aseguradoras, fondos de pensiones, donaciones y capitales institucionales
Las llamadas Private Equity Firms, compañías que administran fondos de grupos de inversores, grandes patrimonios, aseguradoras, fondos de pensiones, donaciones y capitales institucionales, en cambio, acaparan en sus negocios de colocaciones en los mercados, una cantidad que supera ligeramente el billón de dólares al término de 2021, según la firma de investigación de mercados Marketplace. Otra compañía rival, RankRed, explica otro pormenor de las private equities antes de revelar su clasificación de las diez con mayor dimensión mundial por los volúmenes de activos que gestionan. Este segmento -explican sus expertos- denominan a sus inversores colectivos con las siglas LP (limited partners), con responsabilidad limitada y sin necesidad de describir cómo y a qué fondos destinan los recursos que les han sido asignados. Por orden creciente, este es su top-10 al inicio de 2022, en el que no sólo cuenta la riqueza actual, sino la acumulada.
10. Hellman & Friedman. AUM de 70.000 millones de dólares. Localizada en San Francisco, fue fundada en 1984 por dos ex banqueros de inversión, Warren Hellman y Tully Friedman, quienes en la década siguiente crearon sus propias compañías.
9. TPG Capital. AUM de 91.000 millones. Maneja fondos de McAfee, Vice Media o Energy Future Holdings. O las adquisiciones de Continental Airlines en 1994, Burger King en 2002 o la empresa Freescale Semiconductor en 2006.
8. Thoma Bravo. AUM de 78.000 millones. Tiene clientes como Sophos, Imperva, SolarWinds, Qlik o la firma de investigación de mercados JD Power.
7. Bain Capital. AUM de 79.500 millones. Tiene su cuartel general operativo en Boston y clientes como Varsity Brands o Virgin Australia. Desde 1984, año en el que se desprendió de su matriz, la firma de consultoría Bain & Company.
6. EQT Partners: AUM de 80.000 millones. Con intereses geográficos preferentes en Europa del Norte y Central; Norteamérica y China, y con dos líneas de negocio: private capital e inmobiliario.
5. Warburg Pincus. AUM de 60.000 millones. Desde 1939, fundada por la prominente familia de banqueros de la época Warburg, que se fusionó con la consultora financiera Pincus en 1966. Se ha especializado en capital riesgo. Desde su integración ha invertido en más de 900 empresas de todo el mundo, con un capital acumulado que supera los 90.000 millones de dólares.
4. CVC Capital Partners. AUM de 86.600 millones. Con doble residencia corporativa, en Londres y Luxemburgo, es la mayor firma de inversión fuera de EEUU. Surge en 1981 como el brazo del capital riesgo de Citigroup en Europa, y se unió en 1993 con CVC Europa y su delegación en Asia.
3. The Carlyle Group. AUM de 137.000 millones. Con sede en Washington, tiene una cartera de inversión muy diversificada por número de compañías. Ostenta una fuerte presencia en el sector de Defensa por la entrada en el accionariado de firmas como Booz Allen Hamilton, consultora de referencia en el mercado de Seguridad. En especial, en negocios con el Pentágono.
2. KKR & Co. AUM de 252.000 millones. Fundada por Henry Kravis gestiona empresas con un valor de mercado que supera los 650.000 millones de dólares y su cartera incluye clientes con unos ingresos anuales que rebasan los 238.000 millones. Jerome Kohlberg y George R. Roberts son sus otros dos socios originarios. En los años setenta se hace con Bear Stearns un difunto banco de inversión neoyorquino, pero es en 1988, con la adquisición de RJR Nabisco, cuando se afianza en la elite financiera internacional.
1. Blackstone. AUM de 112.000 millones. Fundada en 1985 exclusivamente como firma asesora de M&A (fusiones y adquisiciones), sólo dos años después se adentra en el negocio del capital privado con la gestión de fondos corporativos de General Motors -entre otros- y de planes de pensiones como los de la aseguradora Prudential.
Los hegde funds, por su parte, superaran los 4 billones de dólares de negocio en 2021, cifra similar al cuarto PIB mundial, el de Alemania. Este instrumento de inversión limitado y de alto riesgo que fue, junto a los productos derivados, a los estructurados y a los swaps, los causantes de la mayor acumulación de activos tóxicos en la banca en el credit crunch de 2008. El pasado año, los veinte que lideraron el ranking de rentabilidad, generaron ganancias a sus clientes por 65.400 millones de dólares, según datos de uno de ellos, LCH Investments.
Algo se mueve en los mercados: ¿se vuelven verdes?
En este complejo crisol de opciones inversoras, los criterios ESG y una especie de Marcha Verde parece empezar a germinar en los mercados. En 2021, los fondos diseñados bajo principios de inversión medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo, en el mercado elevaron su cartera inversora en más de 120.000 millones de dólares, más del doble de los 51.100 millones que se sumaron en 2020, cuando saltaron en el orden de preferencias de las carteras de inversión en todo el mundo. En plena Gran Pandemia. Cuando, por ejemplo, una coalición de 220 sociedades financieras, entre las que están Allianz o Credit Agricole, y que manejan activos combinados de 29,3 billones de dólares, emitieron una carta a los ejecutivos de más de 1.600 empresas en la que les conmina a adherirse a la Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia (SBTI), un código de normas estandarizadas para el adecuado certificado de sus recortes reales de emisiones de CO2 a la atmósfera. O a la Transition Pathway Initiative (TPI), otra estrategia global que capitanea en este caso BlackRock dentro de otro foro de firmas que gestionan una cartera colectiva de 40 billones de dólares.
Larry Fink, CEO de BlackRock, emite desde 2008, con motivo del tsunami financiero global, unas cartas a los máximos responsables de multinacionales y compañías con vocación internacional que parecen más cartas del Apóstol del Medio Ambiente a sus Discípulos Aún Contaminantes. Bajo la nada velada amenaza de que su firma, la mayor del planeta, podría retirar sus activos de sus carteras de inversión. En la última, la de 2022, ofrece una larga retahíla de recomendaciones que podrían llegar de cualquier think-tank alternativo y crítico con el libre mercado. A su juicio del jefe supremo de BlackRock, los líderes empresariales deberían dar a sus jóvenes empleados todos aquellos "incentivos salariales y ayudas socio-laborales" que les soliciten para "reparar la brecha actual que existe entre sus expectativas generacionales y el horario que emplean y sus remuneraciones". Pero a Fink parece no preocuparle sólo la conciliación laboral y personal o la adecuación de los salarios. También considera que los próximos 1.000 unicornios -empresas que rebasan los 1.000 millones de dólares de facturación anual- tendrán el sello de sostenibles con el Medio Ambiente, que el sistema capitalista no sobrevivirá si pretende únicamente llenar los bolsillos a los accionistas o que las viejas fórmulas de presencialidad laboral han quedado, tras el paso de la Covid-19, caducas y desfasadas.
Los próximos 1.000 unicornios -empresas que rebasan los 1.000 millones de dólares de facturación anual- tendrán el sello de sostenibles con el Medio Ambiente
Una práctica que asumen otros rivales. Como Chris Hohn, dueño de TCI Fund Management, el de mayor rentabilidad en 2019, que, como Fink, también proclama haber adoptado en su firma una estrategia de inversión a favor de activos sostenibles, al dirigir sus 8.400 millones de dólares de beneficios del pasado ejercicio sólo a empresas verdes. Uno y otro se atreven, por ejemplo, a reclamar al presidente de Iberdrola -el primero- que preste mayor atención a los inversores minoritarios y el segundo, al de Ferrovial, a que haga más, como gestor de aeropuertos, para que las aerolíneas dejen de usar el queroseno como combustible en sus aviones.
Otros primeros tenores, en cambio, como Warren Buffet, dueño de Berkshire Hathaway y el de mayor fortuna de todos ellos, según Fortune, sigue modelando su leyenda como Oráculo de los Mercados; al igual que George Soros, el instigador del desplome de la libra esterlina durante el miércoles negro de 1992, en el que ganó más de 3.300 millones de libras con sus ventas en corto de la moneda británica, y su Soros Fund Management, o Nouriel Roubini, Míster Doom o Doctor Catástrofe, y su RGE Monitor, que ha pasado a la historia por ser el único que anticipó la crisis financiera global de 2008. Todo ellos, suelen preferir hacer valoraciones de mercado o de índole económico-monetario, sin entrar en asuntos geoestratégicos como las criptomonedas, la era de la digitalización o el cambio climático.
Mientras hay quienes, como Jeremy Grantham, el casi nonagenario inversor británico, que van forjando aún papel como referente del mercado tras haber anticipado las últimas tres grandes burbujas bursátiles (la causada por las devaluaciones especulativas de los tigres asiáticos al final de los noventa, la puntocom de comienzos de siglo y la de las hipotecas subprime de 2007-2008 que antecedieron a la quiebra de Lehman Brothers), que acaba de alertar sobre el final del súper-ciclo actual. Cofundador y estratega jefe de Grantham, Mayo y van Otterloo (GMO) con sede en Boston y que ha gestionado carteras por encima de los 100.000 millones de dólares en activos a lo largo de la pasada década. O Jamie Dimon quien, desde su púlpito de CEO de JP Morgan, suele hacer un repaso semanal a prácticamente todo. Desde la alerta por suspensión de pagos de la deuda estadounidense, hasta los efectos de la escalada de la energía o contra bitcoin. A los que se une, en esta vorágine analítica, Mohamed El-Erian, asesor jefe económico en Allianz y con anterioridad en PIMCO y presidente del Consejo de Desarrollo Global con Barack Obama, cuyos mensajes se centran más en temas de calado geopolítico, como los cambios en el orden mundial, en el monetario -se ha convertido en una de las críticas más afiladas contra los bancos centrales, en especial, la Fed- y que se declara partidario de la Revolución Industrial 4.0 y de la neutralidad energética.
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