La pandemia ha ensanchado aun más la brecha de género en el trabajo
Un informe hecho público este miércoles por Eurofound, revela que las medidas de confinamiento impuestas por los Gobiernos para intentar controlar los contagios y la crisis económica provocada por la pandemia han afectado de forma desproporcionada al empleo de las mujeres.
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Madrid, Actualizado:
La brecha de género en el trabajo (es decir, el porcentaje de participación de hombres y mujeres en el mercado laboral), se ha ensanchado durante la crisis del coronavirus. Las medidas de confinamiento impuestas por los Gobiernos para intentar controlar los contagios y la crisis económica provocada por la pandemia han afectado de forma desproporcionada a las mujeres, empleadas mayoritarias de sectores económicos dedicados al servicio, de alto contacto social y bajos salarios y que han sido los más afectados por la crisis.
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Así lo afirma el informe hecho público este miércoles por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound), una organización de la UE. Bajo el título Women and labour market equality: Has covid-19 rolled back recent gains? (Mujeres e igualdad en el mercado de trabajo: ¿Ha hecho retroceder la covid-19 los avances recientes?), el estudio hace un repaso por los últimos 20 años de lucha por cerrar la brecha en el empleo y analiza cómo ha impactado la pandemia en esta desigualdad.
Según el informe, durante las últimas décadas se han ido alcanzando cotas de mayor igualdad en el trabajo, cerrando poco a poco la brecha entre hombres y mujeres en el empleo. Desde el año 2002 la tasa de ocupación de las mujeres en Europa se incrementó en un 10,3%, hasta alcanzar el 67,2% en el año 2019, una de las más altas de la historia, tal como reconoce el informe. En el mismo período la tasa de empleo de los hombres también creció en algo más de cuatro puntos porcentuales hasta alcanzar 78,9%.
Sin embargo, el informe revela que la mayor parte del avance hacia la igualdad se produjo hasta el año 2013 y que a partir de 2014 la brecha en el empleo se ha quedado anclada en esos casi 12 puntos de diferencia sin ningún progreso.
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Crisis sobre crisis
La crisis financiera iniciada en 2008 supuso un parón en los avances hacia la igualdad en el empleo de la que Europa aún no se había recuperado cuando llegó la pandemia. Tal como afirma el estudio, en 2014 el empleo masculino, fuertemente afectado por la crisis financiera comenzó a repuntar, pero la participación de las mujeres ha mantenido el mismo ritmo desde entonces, permaneciendo constante la brecha entre hombres y mujeres en el empleo.
Otro de los problemas que influye en la disparidad es la alta segregación de género en todos los sectores y ocupaciones. En la Europa de los 27 en 2019 las mujeres eran ampliamente mayoritarias en sectores relacionados con la sanidad (75,8%), la educación (72,5%) o el comercio (62,9%). "Los tres sectores combinados absorben a más de un tercio de la fuerza laboral femenina", afirma el informe. Entre los trabajos altamente feminizados están también los relacionados con el trabajo social y el sector de la asistencia y aunque juntos emplean al 8% de las trabajadoras, más de 8 de cada 10 empleados en estas actividades combinadas son mujeres.
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Según el estudio, en 2018 más del 85% de los limpiadores y ayudantes, maestras infantiles, cuidadores y enfermeras eran mujeres. Una cuarta parte del empleo femenino estaba concentrado en estas pocas ocupaciones, la mayoría de las cuales ofrecen bajos salarios, "lo que tiene un fuerte impacto en la seguridad de las mujeres." El informe resalta, además, que ellas están sobrerrepresentadas en los trabajos a tiempo parcial. En 2019, el porcentaje de mujeres entre los 20 y los 64 años que trabajaban a tiempo parcial en la Unión Europea era casi el 30%, mientras que el de los hombres no llegaba al 8% (7,8%).
La desigualdad magnificada por la pandemia
La crisis del covid-19 parece haber inclinado aún más la balanza contra las mujeres. Esta acusada segregación de género en el mercado laboral explica en gran medida el importante impacto que la pandemia de la covid-19 ha tenido en el empleo de las mujeres. Los sectores más afectados por el cierre de actividad y las medidas de distanciamiento social han sido los que involucran un trabajo de servicio directo, con interacción física entre trabajadores y clientes (turismo, comercio minorista, hostelería...) en donde las mujeres representan el 61% de los empleados.
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Según Eurofound, entre abril y septiembre de 2020 la brecha de género en el empleo se incrementó en un 0,4%, un dato que implica un retroceso en los niveles de igualdad que se habían conseguido en las dos últimas décadas.
Pero no sólo la cantidad de mujeres empleadas es un indicador preocupante para los investigadores. Las horas de trabajo también han sufrido un descenso considerado "desproporcionado" para ellas. Esta caída en el número de horas trabajadas llegó a disminuir en un 18,1% para los empleos de las mujeres y en un 14,3% en los hombres.
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Los autores resaltan que mirar estos desequilibrios es, también, un imperativo social, "ya que la brecha tiene implicaciones para la vida de las mujeres, incluida su seguridad financiera y calidad de vida. Por ejemplo, el 17,1% de las mujeres pensionistas estaban en riesgo de pobreza en la UE27 en 2019, frente al 13,1% de los hombres jubilados". Un gran factor que contribuye a la brecha de pensiones es la reducción del tiempo que las mujeres dedican al empleo a lo largo de su vida debido al cuidado de hijos u otros dependientes.
La desigualdad cuesta 320.000 millones anuales
El informe resalta, además, que la desigualdad no sólo es injusta, sino altamente ineficiente en el uso de recursos. Según el estudio, la brecha en el empleo le costó a Europa sólo en en año 2018 una cifra cercana a los 320.000 millones de euros, lo que equivale a un 2,4% de su Producto Interior Bruto combinada de los países de la UE. Esta suma combina las ganancias adicionales en la economía, el aumento de las cotizaciones sociales y el ahorro en las finanzas públicas que se produciría si la tasa de empleo de las mujeres fuera el mismo que el de los hombres. "Existe un imperativo económico claro, por tanto, cerrar esta brecha", concluye.