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La pandemia agrava las dificultades de los jóvenes para encontrar empleo, según un estudio de Santander
La emergencia sanitaria ha acentuado la vulnerabilidad de los jóvenes españoles para acceder al mercado laboral, según un informe sobre el impacto del coronavirus sobre el empleo juvenil promovido por el Fondo Supera Covid de Banco Santander. La precariedad se agrava en el caso de las mujeres: aumentan los contratos temporales y el paro femenino.
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La cifra de desempleo juvenil en España habla por si misma: 572.400 jóvenes entre 16 y 25 años estaban sin trabajo al cierre de 2020 (un 40,1% frente al 30,5% del ejercicio anterior). El primer año de la pandemia sanitaria ha dejado para este grupo un saldo de 200.000 empleos perdidos. Nuestro país no solo encabeza el paro juvenil en Europa, sino que triplica la tasa de la OCDE y más que duplica la media de la UE. Un escenario que refleja las crecientes barreras que sufren los jóvenes a la hora de acceder al mercado laboral y mantenerse en el.
Las conclusiones preliminares del estudio El empleo juvenil en España ante la crisis de la Covid 19 y su impacto en la desigualdad laboral por género desde un enfoque intersectorial, impulsado Banco Santander en colaboración con Crue Universidades Españolas , confirman este problema. La investigación, que ha corrido a cargo de la Universidad de Lleida, pone de manifiesto que, en términos cuantitativos, las personas jóvenes están siendo las más damnificadas por la pandemia en el mercado laboral, con una mayor precarización en el colectivo femenino –menor tasa de empleo, mayor tasa de contratos temporales y mayor tasa de paro – y con especial agravamiento si se consideran aspectos como la nacionalidad o el nivel de estudios. De hecho, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa de desempleo femenino aumentó en 2020 hasta situarse en el 18,4%, lo que supone que 2 de cada 10 mujeres que quieren trabajar no encuentran empleo. En el caso de los hombres es más baja, un 14,2%.
Durante los meses de confinamiento, se acentuó todavía más la desaparición de jóvenes del mercado laboral. "Se han detectado nuevos obstáculos para su incorporación al mercado laboral, porque los sectores que habitualmente brindan a los jóvenes su primera experiencia de trabajo son los más afectados por las medidas de distanciamiento social", explica Mª Ángeles Cabasés, su investigadora principal.
Para la elaboración de este trabajo, cuyo resultado final se conocerá en los próximos meses, se han escuchado las inquietudes y experiencias de los jóvenes, y se están teniendo en cuenta aspectos cualitativos como los factores que inciden en la desigualdad por género o las posibles estrategias adoptadas por el colectivo juvenil ante esta situación sobrevenida. Además, el equipo de investigación está analizando el papel de la formación universitaria para conseguir mejores contratos -también con una visión de género- y cómo afecta la precariedad laboral juvenil en el acceso a los estudios superiores.
La investigación está financiada por el Fondo Supera COVID, lanzado el pasado mes de abril por Banco Santander para estrechar su colaboración con las universidades e impulsar iniciativas que minimicen el impacto del coronavirus. Este fondo está dotado con 8,5 millones de euros para combatir la Covid-19 en tres frentes: investigación aplicada y prevención (5 millones de euros); fortalecimiento de la capacidad tecnológica de las universidades y reducción de la brecha digital (2,5 millones); y estudios de impacto social destinados a paliar las consecuencias del coronavirus en muchos colectivos sociales (1 millón). Ya están en marcha, con el apoyo de Banco Santander, 35 proyectos de investigación aplicada y otros 12 proyectos para paliar el impacto social de la pandemia. Además, para mejorar los recursos de las universidades se han adquirido 5.000 ordenadores y 15.000 soluciones de conectividad a internet y webcams para permitir a los universitarios continuar con su educación de forma remota.
Precisamente en la presentación del estudio, Fátima Bañez, ex Ministra de Trabajo y presidenta de la Fundación CEOE, explicó que la brecha digital existente puede afectar de manera muy desigual en la formación y educación de los jóvenes y señaló que "es el momento de pensar en el futuro y de dar confianza a esta generación de jóvenes que merecen toda nuestra atención y nuestro compromiso. Los jóvenes son nuestro futuro pero tienen y merecen tener presente". Bañez destacó la importancia de tener datos como los que arroja esta investigación para tomar decisiones acertadas y evitar que esta generación no sea la generación del confinamiento.
La Universidad, ante el desafío de la digitalización
También el último informe de la Fundación CYD, presentado en diciembre, hace hincapié en como el impacto de la pandemia ha impulsado la necesidad de la digitalización en la universidad y en la urgencia de hacer frente a sus desafíos más importantes. Para Ana Botín, presidenta de la Fundación CYD y máxima ejecutiva del grupo Santander, "en este contexto marcado por la Covid-19, las universidades han demostrado su capacidad de reacción, respondiendo con celeridad y eficacia a los retos que la pandemia les ha generado. Esta crisis también ha puesto de relieve la necesidad que tiene la Universidad de seguir avanzando tanto en su digitalización como en el fortalecimiento de las competencias digitales de los universitarios para aumentar su empleabilidad y competitividad. Las universidades deben ser capaces de liderar la transformación digital de la enseñanza, como parte imprescindible de una formación integral, no solo de los jóvenes sino a lo largo de toda la vida profesional, facilitando la adquisición de nuevas habilidades, reskilling y upskilling, en un entorno que requerirá cada vez mayor flexibilidad y adaptación al cambio".
En opinión de Botín, la empleabilidad debe ser una prioridad tanto para las universidades como para las empresas y "tenemos que asumir que hay que seguir formándose a lo largo de toda la vida, porque lo que vale hoy puede no valer mañana". De hecho, el informe se refiere a la empleabilidad como uno de los grandes desafíos de la universidad, para lo que es necesario mejorar la transferencia hacia el tejido productivo, la internacionalización, y la necesidad de prestar atención especial a las tendencias del mercado laboral.
El informe incluye el Barómetro CYD, una encuesta dirigida a un grupo de expertos para valorar la importancia de las universidades en la economía y la sociedad española en diferentes ámbitos, y evaluar la evolución durante el año de referencia (en este caso 2019) de las tendencias más significativas detectadas en la contribución de las universidades al desarrollo económico y social de España.
De los 25 aspectos planteados en tres ámbitos –marco general, formación e inserción laboral y transferencia de conocimiento–, los ocho con mayor puntuación promedio en el nivel de importancia (con una valoración superior a 4,5 sobre 5) son:
- En relación a la universidad: garantizar la formación de competencias transversales (trabajo en equipo, resolución de problemas…); incentivar al profesorado para que transfiera los resultados de su investigación a la sociedad y al sistema productivo; desarrollar políticas para atraer el talento internacional; capacidad para impulsar cambios y adaptarse a un entorno cada vez más digital; y compromiso social con su ámbito territorial de influencia.
- En relación a las empresas: incorporar a estudiantes y titulados acordes a la titulación; recurrir a las universidades como proveedores de formación de postgrado y continua; establecer relaciones de colaboración tecnológica con las universidades.