La gran banca bate su récord de beneficios al cobrar a sus clientes cada hora ocho millones en intereses y casi tres en comisiones
Las seis entidades financieras del Íbex 35 presentan unos resultados históricos por encima de los 21.000 millones en un paradójico escenario de espiral inflacionista y sombras de recesión mientras se preparan para combatir el nuevo impuesto fijado por el Gobierno que apenas se llevará el 5% de sus ganancias netas.
Zaragoza-
Los resultados récord de los seis grandes bancos del Íbex 35 (Banco Santander, BBVA, Caixabank, Banco Sabadell, Bankinter y Unicaja) resultan desmesurados si los observamos en lo que suponen por cada hora del día: en el último año, la gran banca ganó casi dos millones y medio (2.402.968) de euros por hora mediante un creciente modelo de negocio en el que, gracias a las subidas de tipos de interés del BCE (Banco Central Europeo), cada sesenta minutos ingresa más de ocho millones en intereses mientras les cobra a sus clientes casi tres en comisiones, un gravamen cuyo uso fueron intensificando las entidades financieras para sostenerse cuando las políticas monetarias expansivas mantuvieron los tipos a cero pero que no están atenuando cuando comienza a recuperarse la pata tradicional de su negocio.
"Si hablamos de beneficio ordinario, ha subido un 28%, y solo se refleja una parte de del efecto de la subida de los tipos de interés, que habiendo aumentado de sensiblemente todavía no lo ha hecho por completo", explica el economista y profesor de la Universidad Complutense Carlos Sánchez Mato, que coincide en ese diágnostico con Alfredo Echevarría, director de Análisis Lighthouse de IEA (Instituto Español de Analistas), quien apunta que este año "el crecimiento seguirá pivotando con claridad en el efecto de las subidas de tipos, un efecto que solo ha sido recogido parcialmente en 2022".
El margen de intereses, que tradicionalmente ha sido la principal vía de negocio de la banca, es la diferencia entre los que las entidades lo que pagan como gravamen por sus pasivos o por los préstamos del BCE y lo que ingresan como réditos por el dinero prestado, algo que hacen a través de dos canales: los créditos, cuyos intereses se han duplicado e incluso triplicado en lo referente a la financiación de las empresas en el último año, según los datos del Banco de España, y las hipotecas, que son los préstamos avalados con inmuebles a los que recurren las familias para adquirir sus viviendas, y cuyo "coste", también según las estadísticas del emisor, se ha duplicado con creces a lo largo del ejercicio pasado.
Ese cambio en la política monetaria del BCE, y su aplicación por parte de la banca española están teniendo como consecuencia un endurecimiento de las condiciones de acceso a la financiación para las empresas, algo que comienza a tener consecuencias asfixiantes en buena parte del atomizado y baqueteado tejido productivo y comercial del país, y, también, una desmesurado incremento de las cuotas de las hipotecas que ronda ya los 200 euros para un préstamo-tipo de 100.000 euros a 25 años gravado con el euríbor más un punto.
Mientras, con la excepción de Cepyme, las organizaciones empresariales mantienen un silencio tan desconcertante como atronador sobre el primero de esos "efectos secundarios" de la subida de los tipos de interés, el segundo ha desatado una tormenta política en torno a la conveniencia, o no, de congelar las revisiones de las hipotecas de tipo variable, un envite que, en la práctica, consiste en debatir si al cabo de un año las familias pagan a los bancos 10.000 millones de euros más por la compra de sus casas, una cifra que puede superar los 17.000 si la cotización del euríbor supera la barrera de los cuatro puntos, algo que los analistas pronostican para la próxima primavera.
En realidad, la subida de los tipos de interés solo se aplicó en los últimos cinco meses del año, ya que el BCE la activó a partir del 1 de agosto, aunque su impacto ha sido notable en ese periodo.
Durante la década en la que el BCE mantuvo a cero los tipos de interés para reactivar y sostener la actividad en Europa tras el crash de la primera década de este siglo, la banca recurrió al aumento de las comisiones para mantener a flote el negocio, una operativa que marcó con 10.000 millones netos (las ingresadas menos las pagadas) un hito en 2021.
Sin embargo, ese récord se veía claramente rebasado al dispararse en los doce meses siguientes y llegar a 12.676 millones, algo que ocurría con independencia de que el margen de intereses hubiera crecido en 2.263 millones en ese mismo periodo de tiempo.
El cobro de comisiones por las seis principales entidades financieras del país alcanzo el año pasado en España una cadencia de un millón y medio de euros por hora, algo que ocurría al mismo tiempo que una espiral inflacionista desconocida en varias décadas iba poniendo a prueba las economías familiares.
"Puede haber un abaratamiento de algunas comisiones que empiezan a tener difícil encaje en la política comercial de los bancos, y quizá vaya a darse una batalla comercial como forma de atraer clientes y de evitar fugas", indica Sánchez Mato, quien, en cualquier caso no espera grandes bajadas.
"No creo que vayan a querer soltar esa fuente de ingresos en previsión de que pueda haber nuevos cambio en la política del BCE", añade, al tiempo que llama la atención sobre otro aspecto de las prácticas bancarias: "los depósitos de los ahorradores, que suponen tres cuartas partes de los pasivos de la banca, no están siendo remunerados como los créditos", algo que sí era habitual hasta el cambio de siglo.
"El largo período de tipos negativos y margen de intermediación presionado implicó una tendencia en el sector a buscar crecimiento en comisiones. Algo que por lógica se da la vuelta ahora", anota Echevarría.
Según los datos hechos públicos por las propias entidades y comunicados a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), los seis principales bancos españoles acumularon en 2022 beneficios por valor de 21.050 millones de euros en su negocio global, una cifra de récord que se distribuye en tres estratos: las tres cuartas partes que suman los dos gigantes multinacionales Santander (9.605) y BBVA (6.621), que en ambos casos baten sus marcas; el 15% del líder en el mercado local, CaixaBank (3.145), y la sexta parte que se reparten los otros tres, Sabadell (859), Bankínter (560) y Unicaja (260).
Esos resultados suponen un crecimiento de apenas 274 millones de euros en relación con el ejercicio anterior pese a los notables avances que registraron en sus dos principales vías de ingresos, el margen de intereses, que aumentó en 11.342 millones para llegar a 71.452 (+18,8%), y las comisiones, que crecieron en 2.239 para alcanzar los 24.845 (+9,9%).
Las comisiones suponen el 36% de los ingresos en España
¿A qué se debe lo escuálido de ese avance en los beneficios cuando el volumen de negocio crece a dos dígitos? La respuesta se encuentra a caballo de la contabilidad y de la aritmética: los resultados de 2021, de 20.979 millones de euros netos, incluían casi 5.000 de euros en beneficios extraordinarios, 896 para Bankínter por la venta de Línea Directa, y 2.867 y 976, respectivamente, para CaixaBank y Unicaja por las absorciones de Bankia y Liberbank que, en realidad, reducen la cifra de hace dos años a 16.240 (-4.739) y amplían la mejora del pasado por el negocio ordinario hasta los 4.810.
En 2022, BBVA no incluye como beneficios del grupo los 407 que corresponden a los socios minoritarios ni tampoco otros 201 vinculados a la venta de sus negocios en EEUU. Y CaixaBank presenta dos versiones: una de mejora de las ganancias, en la que los 3.145 millones de este año llegan tras los 2.424 reales del año pasado, y otra de caída en la que la primera de esas dos cifras se ve precedida de los 5.226 contables de 2021.
"El motor objetivo de los resultados está en el impacto de la subida de tipos y no en las comisiones", anota Echevarría, quien recuerda que "desde un punto de vista agregado, una parte muy significativa de estos resultados, más del 50%, se han obtenido fuera de España, esencialmente por la fuerte exposición internacional de Santander y BBVA".
En el negocio local, los beneficios alcanzaron los 8.263 millones de euros, con un aumento de 2.263 en el margen de intereses, que aunque se disparó hasta los 22.083 sigue sin alcanzar las dos terceras partes de los llamados 'ingresos recurrentes' al mantenerse las comisiones en el 36,5%; es decir, que más de un tercio de los ingresos de la gran banca en España proceden del cobro a sus clientes por las gestiones con su dinero.
Comienza la aplicación del impuesto extraordinario
La presentación de resultados del ejercicio, pendiente en cualquier caso de ajustes hasta la aprobación oficial de las cuentas en las juntas generales a lo largo del primer semestre, abre la puerta a partir de este sábado y hasta el día 20 a la primera liquidación del impuesto extraordinario que durante dos años pagarán los bancos con mayor volumen de negocio para financiar el aumento de gastos y la merma de ingresos públicos por el alza de precios, que supera los 6.000 millones en el caso de las ayudas para pagar la gasolina y ronda los 7.500 en la rebaja de impuestos de la electricidad.
Según sus propias estimaciones, las entidades pagarán por este impuesto, que grava con un 4,8% sus ingresos por intereses y comisiones en España, menos de 1.200 millones de euros, lo que equivale a un 5,6% de sus beneficios netos del año pasado, sin incluir en estos los 13.508 de provisiones, con las que ese porcentaje caería por debajo del 3,5%.
Pese al rechazo generalizado que este nuevo tributo provoca tanto en la banca como en el sector energético, también afectado, únicamente los responsables de Bankínter han anunciado formalmente su intención de combatirlo en los tribunales mientras el resto, incluido CaixaBank, en cuyo accionariado es socio de referencia el Estado con un 16% tras la absorción de Bankia, se limita a señalar que estudiará el asunto.
Esos procesos judiciales comenzarían, en todo caso, a lo largo de este año, para el que los analistas del sector bancario pronostican una mejora todavía superior del negocio.
"Es complejo anticiparlo, pero las proyecciones apuntan a un crecimiento de magnitud similar a la de este año", apunta Sánchez Mato, quien recuerda que a la banca española "no le ha ido mal en los últimos cuatro años, en los que ha acumulado 50.206 millones de euros e beneficios netos. A las familias no les ha ido tan bien en ese periodo".
"Los resultados seguirán siendo positivos y mostrando altos crecimientos" en 2023, coincide Echevarría, quien destaca que "el efecto de la subida de tipos en la repreciación de carteras con una alta componente variable tendrá continuidad" aunque, al mismo tiempo, "el sector convivirá con un peor entorno tanto en provisiones (por desaceleración económica) como en costes, afectados negativamente por la inflación".
Pese a ese notable aumento tanto del volumen de negocio como de los beneficios netos, la banca española continúa siendo un "gigante con pies de barro": los dos economistas coinciden en destacar que su capitalización bursátil sigue por debajo de los valores anotados en su contabilidad; es decir, que para "los mercados" valen menos de lo que dicen sus libros. Y eso suele deberse a que esa contabilidad sobrepondera sus activos y/o subestima sus pasivos, algo que sigue ocurriendo pese al costoso proceso de saneamiento de la última década y a las ganancias acumuladas a lo largo de la misma.
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