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España se convierte en el principal importador mundial de GNL ruso durante el verano
Las olas de calor y la sequía han dejado en julio y agosto un incremento de la demanda energética y un descenso de la generación hidráulica, lo que ha obligado al Estado a elevar las importaciones de gas licuado de Rusia.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
Después de los seis primeros meses de guerra en Ucrania, la seguridad energética de Europa, ante un corte de suministro de Rusia, sigue enmarcada en un clima de incertidumbre. Desde que el conflicto comenzó en febrero, sin embargo, los combustibles fósiles han seguido su flujo habitual hacia el sur de Europa, todo ello en un contexto de crisis y alza de precios que no parece haber tocado techo todavía. De hecho, el Kremlin está consiguiendo atajar el impacto económico de las sanciones europeas gracias a sus exportaciones de hidrocarburos. Así lo evidencia un nuevo informe publicado este martes por el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA, por sus siglas en inglés) que estima que Moscú ha ingresado ya 158.000 millones de euros frente a los 100.000 millones que el Gobierno de Putin ha tenido que destinar hasta ahora a sufragar la invasión.
Los datos recabados por los investigadores del CREA revelan la dependencia que Europa tiene respecto a Rusia en materia energética, pues la UE ha acaparado el 54% de las exportaciones de combustibles fósiles realizadas por Moscú desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
En esta nueva coyuntura de mercado energético, España ha pasado a ocupar un espacio llamativo, si se tiene en cuenta que antes del conflicto era uno de los países europeos que menos contacto tenía con Moscú en temas de energía. Si bien, el país ibérico ocupa el puesto once de la lista de países compradores de combustibles fósiles, en materia gasista ha escalado posiciones hasta ser el tercer destino mundial de GNL ruso desde febrero, sólo por detrás de Francia y Bélgica.
Además, durante el verano, entre julio y agosto, España ha elevado las transacciones energéticas con Moscú para convertirse, en esos dos meses, en el principal importador de gas licuado de origen ruso del mundo, con un gasto de 747 millones de euros, según los datos del CREA.
Este cambio en la tendencia se explica por el contexto de sequía y calor adverso que han dominado en la península ibérica durante los dos principales meses estivales, pues el incremento de la demanda de energía para el uso de aire acondicionado ha chocado frontalmente con la falta de agua para producir electricidad en las centrales hidráulicas.
"Las importaciones españolas de combustibles fósiles rusos aumentaron en julio y agosto, en comparación con los meses anteriores, impulsadas por un aumento de las importaciones de GNL. En estos dos meses, España fue el mayor importador de GNL ruso del mundo, pagando unos 747 millones de euros. La generación de electricidad a partir de gas incrementó considerablemente en España en julio y agosto debido a la ola de calor y a la sequía, que aumentaron la demanda de energía y afectaron a la producción hidroeléctrica. El 35% de la electricidad española se generó con gas durante esos meses. Por eso es importante descarbonizar la generación de energía", argumenta Lauri Myllyvirta, analista principal del CREA.
Público se ha puesto en contacto con el Ministerio para la Transición Ecológica para conocer qué valoración hace de este incremento de las compras de GNL, pero no ha obtenido ninguna respuesta en el momento en el que se cierra esta información.
Las importaciones de petróleo caen, pero no lo suficiente
En otro orden, el análisis de datos realizado por CREA revela que las sanciones y vetos que Europa ha puesto a la compra de combustibles fósiles rusos son todavía insuficientes. El ejemplo más llamativo es el del petróleo. Después de que Europa acordase a finales de mayo recortar un 90% de las importaciones de crudo de Moscú al cierre de 2022, tan sólo se ha conseguido reducir en un 17% las compras de este hidrocarburo entre julio y agosto.
Además, el mercado y sus tendencias hicieron caer en saco roto las restricciones de la UE, ya que las cotizaciones del crudo experimentaron un rebote en estos dos últimos meses sirvió a Rusia para recuperar los ingresos que había perdido en junio, cuando sus exportaciones petroleras cayeron a mínimos.
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