Después de Lauki, ahora cierra Dulciora
El anuncio del cierre de la fábrica vallisoletana de chuches obliga incluso a la vicepresidenta en funciones a reconocer que “queda mucho por superar la crisis”
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VALLADOLID.- Cuando en Valladolid apenas habían empezado las protestas y negociaciones ante el cierre de una de sus fábricas históricas y emblemáticas, la planta láctea de Lauki, el anuncio del fin de otra, la de Dulciora, ha disparado una vez más las alarmas en los sindicatos y en una buena parte de la población, reavivando la demanda de derogación de la reforma laboral.
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En los dos casos hay también una deslocalización de la producción, aunque con diferentes matices. Lactalis ha decidido cerrar la planta de Valladolid, que en 2014 facturó más de 50 millones de euros, y según ella misma afirma, trasladar su producción a otras plantas que posee en Galicia o Andalucía.
El anuncio del cierre de otra fábrica vallisoletana dispara las alarmas entre los sindicatos castellano leoneses, que vuelven a exigir la derogación de la reforma laboral
Oscar Puente había advertido horas antes de algo parecido, resaltando que “parece que la crisis no solo no amaina sino que se puede estar recrudeciendo y eso es más que preocupante” .El edil socialista añadió a las causas de “su desasosiego” el anuncio de los bancos Santander y Ceiss (Caja España y Caja Duero ) de reducir plantilla. No se acordó, sin embargo, del anuncio realizado esa misma semana por el grupo Vocento de cerrar la rotativa del centenario periódico vallisoletano El Norte de Castilla. Otros 35 despidos que hay que sumar.
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Los cierres de estas empresas que no presentan pérdidas ha dado fuerza a la exigencia sindical de derogar la reforma laboral. Ángel Hernández, secretario general de CC.OO. Castilla y León, recordaba a los políticos que se “solidarizan” con los conflictos laborales, que “muchas de las cosas que están ocurriendo son por decisiones que sus propios partidos han adoptado en el parlamento con las últimas reformas laborales” y “que derogándolas, tienen en sus manos cambiar ese destino”.
“La gente en este país no se termina de creer- subraya el dirigente de Comisiones Obreras- que nos hemos quedado sin armas legales para impedir los cierres, porque antes las empresas tenían que presentar un expediente de cierre. Tenían que demostrar a la inspección de trabajo cuales eran las razones económicas, tecnológicas o de mercado. Ahora con decir que prevén que va a haber un desastre dentro de tres años lo tienen hecho”.
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Sin embargo, a pesar de las pérdidas de empleo y de que Castilla y León es una de las comunidades con salarios más bajos, las protestas en las calles no son demasiado frecuentes en una región con una tradición industrial -y por ello también de reivindicaciones obreras- no demasiado larga. Los conflictos laborales no suelen generar grandes manifestaciones, salvo en el caso de la minería en la provincia de León, un sector al que, en palabras del secretario de CC.OO. en Castilla y León “le quedan muy pocas esperanzas de vida salvo que se dé un giro radical en la política energética de este país, ya que como consecuencia de la no compra por parte de las compañías eléctricas de carbón para las centrales térmicas, están todas las empresas en proceso de liquidación, de extinción masiva de contratos”.