¿Por qué este año son más caras las vacaciones?

El primer verano sin restricciones por la pandemia es también el más caro. Las razones son más que evidentes. Una inflación disparada por encima del 10% empuja los precios hacia arriba en la misma proporción. Y el sector turístico no es ajeno a ello.

Los datos son irrefutables. Ahí van algunos. Para empezar, el alquiler en primera línea de playa sube un 9,7% este verano y alcanza los 1.016 euros semanales de media en España, 90 euros más que el año pasado y 190 euros más que en 2020, según un reciente informe de la empresa inmobiliaria Tecnitasa.

Otro dato más: los paquetes turísticos se han encarecido una media del 10,7%. Los hoteles, por su parte, han subido sensiblemente sus tarifas este verano. Ya a finales de mayo (el último mes del que hay datos), el nivel de precios de los hoteles era un 39,12% superior al de ese mismo mes de 2019, mientras que el de los apartamentos turísticos era un 36,5% más alto. Sólo con respecto a un año antes, los hoteles se han encarecido un 22,1% y los apartamentos turísticos un 13,5%, mientras que los establecimientos de turismo rural han subido sus tarifas un 8,1 % y los cámpines un 2,16%.

Si el alojamiento es más caro, el transporte también lo es. En ello tiene mucho que ver el aumento del precio de los carburantes, el factor más influyente en este arreón de los precios durante estas vacaciones. Pese a que en los últimos días el precio de la gasolina y del díésel ha bajado, la escalada de ambos carburantes ha provocado que el precio de la gasolina haya aumentado cerca de un 23% desde que comenzó el año, frente al 31% que se ha encarecido el gasóleo.

Con los precios actuales, llenar un depósito medio de 55 litros con gasolina supera ligeramente los 100 euros, mientras que con gasóleo se sitúa en 97 euros, lo que supone pagar cerca de 19 euros más que a principios de 2022 si se utiliza gasolina, y 23 euros si se elige gasóleo.

No se trata sólo del transporte en carretera: viajar en avión es hoy un 20% más caro que hace un año. Ese incremento se nota sobre todo en los vuelos de larga distancia. Viajar a destinos en el extranjero es entre un 5% y un 20% más caro.

En España los destinos favoritos son las Baleares, Canarias, costa catalana y costa del Sol, que han subido sus precios en un 14%.