Parada la producción de Clesa de Madrid, en Sevilla y prácticamente en Caldas del Rey (Coruña). Parada la de Cacaolat de Aragón y Dhul Granada y Zaragoza. Vacaciones forzosas para la plantilla de Carcesa (Apis y Fruco) en las poblaciones extremeñas de Don Benito y Montijo, y para el 50% de los trabajadores de Mérida. Royne, a días de quedarse sin materia prima.

El parte de los sindicatos que representan a los empleados de empresas de Nueva Rumasa era ya ayer desolador cuando, a primera hora de la tarde, empezó a correr como la pólvora la noticia de que el fondo estadounidense que estudiaba la compra de las empresas agroalimentarias controladas por la familia Ruiz-Mateos, Oaktree, se echaba atrás. No compra. La madeja empresarial creada tras la marca Nueva Rumasa ha sido una razón de peso para que el fondo, que se encargó de reflotar Panrico y Campofrío, haya optado por desistir de su intención de crear un gran grupo alimentario en España aprovechando la debilidad de Nueva Rumasa. Las causas abiertas en los juzgados, el motivo definitivo.

Ante la respuesta de Oaktree, los Ruiz-Mateos optaron por convocar a la prensa de urgencia y anunciar su intención de presentar concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) para algunas de sus principales empresas. El preconcurso, una fórmula que permite ganar tres meses para renegociar con los acreedores, y a la que se había acogido en un primer momento Nueva Rumasa para diez de sus empresas, ya no es suficiente. Su tesorería ha empeorado y el riesgo de que un acreedor presente concurso forzoso y un juzgado obligue a los Ruiz-Mateos a abandonar la gestión es inminente.

¿Qué empresas se presentarán a concurso? En la rueda de prensa, no quisieron decirlo. Posteriormente, el consejero delegado del grupo, José María Ruiz-Mateos Rivero (uno de los hijos del fundador de Rumasa), confirmó a Público que lo más probable es que sean Clesa y Dhul las primeras. Su situación es de las más críticas. La fábrica de Clesa de Madrid se da por perdida, por estar sus instalaciones obsoletas (iba a ser reemplazada por otra que nunca se construyó). La producción tanto de Madrid como de Sevilla iba a ser asumida por Galicia, pero la falta de materia prima lo impidió. Clesa había presentado un expediente de regulación de empleo que paralizó con el anuncio del preconcurso. Hace diez días anunció que lo retomaba para finalmente cancelar las negociaciones con los trabajadores de forma unilateral. Dentro de Clesa se incluye Royne, cuyos problemas de producción han abocado a la compañía a perder por completo los contratos de la cercana temporada de verano. La paralización de la producción de Dhul coloca a la compañía en una situación similar.

Clesa y Dhul son precisamente las que han motivado que un Juzgado de Madrid haya incoado diligencias previas contra Álvaro Ruiz-Mateos y Antonio Álvarez-Montalvo, directivos de Clesa, por un presunto delito contra la Seguridad Social por el traspaso de fondos de Clesa a Dhul, como adelantó este periódico.

Pero en lugar de aclarar el futuro de sus compañías y de sus más de 4.000 empleados, para las que se diseñará ahora un plan de viabilidad que incluirá recortes de plantilla 'limitados', la familia Ruiz-Mateos anunció ayer un nuevo frente: el inicio de acciones legales contra el grupo Santander, a quien las empresas de Nueva Rumasa adeudan la mitad de sus créditos bancarios (350 millones de euros sobre un total de 700 millones).

Según la familia Ruiz-Mateos, el Santander los obligó a vender activos muy por debajo de su valor para atender a los créditos pendientes, perjudicando al resto de los acreedores. La guerra, una vez planteada, será total. 'Actuaremos de forma implacable, porque (el Santander) es responsable de lo sucedido en Nueva Rumasa', apuntó José María Ruiz-Mateos. 'Madoff, Lehman Brothers, Banif' y cualquier otra causa que tenga abierta el Santander se convertirán en su causa. Para ello dicen que crearán una plataforma internacional de perjudicados por el Santander y se contará con abogados defensores históricos de causas contra Botín, como Iván Hernández o Arturo Panea.

Un balón fuera (y un alto gasto para un grupo en suspensión de pagos) que Nueva Rumasa regaló a la prensa envuelto en un jugoso caramelo: las cartas de José María Ruiz-Mateos y su mujer, Teresa Rivero, a Emilio Botín, presidente del Santander, Alfredo Sáenz, consejero delegado, y Javier Peralta, director general de Riesgos.

Cartas en las que se 'suplica paciencia' a Peralta y se le asegura que 'mucha de la publicidad que sale en los medios sobre inversiones y puestos de trabajo forman parte del marketing de cara a la opinión pública'. Opinión pública a la que se convencía de que se iban a realizar determinadas inversiones pese a que, según la carta, 'los tiempos no están para invertir, sino para recoger'. En una de las cartas, Ruiz Mateos escribe a la desesperada: 'Emilio, por favor, no nos dejes caer. ¡Sería horrible!'. Misas en la capilla de la casa de Ruiz-Mateos por Botín y otras alusiones constantes a la Iglesia plagan las misivas.