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Y con ustedes... ¡la $uperbowl!

New England Patriots y Seattle Seahawks se juegan esta madrugada el Trofeo Vince Lombardi en el evento deportivo de mayor repercusión del planeta. Los números de la Superbowl asustan en todos los sentidos. Los estadounidenses hacen todo a lo grande, y éste es el mayor de los ejemplos

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El jugador de los Seattle Seahawks Marshawn Lynch atiende a los medios. REUTERS

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MADRID.- Ni el mismísimo Lamar Hunt, antiguo propietario de los Kansas City Chiefs y a quien debe su nombre esta gran final de la National Football League (NFL), pensó cuando se disputó por primera vez en 1967 que ese round definitivo entre el campeón de la NFL y la American Football League (AFL) alcanzaría las dimensiones planetarias que tiene a día de hoy. Pero como todo en Estados Unidos, las cosas se hacen a lo grande. El show y la imagen de grandeza son lo primero. El deporte rey en aquel país debía tener una fiesta a la altura de su repercusión y enfervorizado seguimiento.

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Mientras, la sede del partido se frota las manos. Se calcula que, en este caso Phoenix, tendrá un retorno de unos 600 millones de dólares por albergarlo. Ese será el gasto que hagan los propios habitantes de la ciudad del estado de Arizona, a lo que hay que sumar la cantidad de la que se desprendan los más de 100.000 turistas que se espera lleguen allí este fin de semana. Pero para gastos, los que proceden de las apuestas. La cifra es absolutamente mareante. Unos 8.000 millones de dólares han circulado y circularán en los días previos y durante el propio partido.

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