La norteamericana Lindsey Vonn es en estos momentos, y dado su estado de forma, una apuesta segura para cada carrera. Da igual que hablemos de pruebas técnicas o de velocidad. Este martes, en la jornada inaugural de los Mundiales de esquí alpino, logró el primer oro de Val D'Isere 2009.

Éste es el primer Mundial de supergigante que gana una esquiadora de Estados Unidos. El Súper fue la última disciplina en incorporarse al programa de los Campeonatos, desde que se instaurara en Crans Montana87 con el triunfo de Maria Walliser.

El trazado fue tan duro y tan técnico que cayeron muchas de las favoritas. Fue el caso de Ania Paerson, doble campeona del mundo en esta disciplina; el de Renate Goetschl, siete mundiales a sus espaldas; el caso de Julia Mancuso, la campeona olímpica de gigante; incluso las dominadoras de esta disciplina en la Copa del Mundo como Nadia Fanchini, Fabianne Suter o Jesica Lindell sucumbieron a las exigentes curvas de la Rhône-Alpes Solaise.

Esto dignifica el papel desempeñado por Carolina Ruiz, que salió con el dorsal número 3 y pareció cometer dos errores que le sacaban de carrera nada más salir del portillón. Sin embargo, resistió, y su décimocuarto lugar le permite encarar el descenso del sábado con moral. La otra representante española, Leire Morlans, se salió nada más comenzar. Marie Marchand, de la selección anfitriona, realizó la carrera de su vida y se llevó la plata. Andrea Fisbacher otorgó con su bronce la primera medalla al potente equipo austríaco que suele copar el medallero final de estos mundiales alpinos.