Este artículo se publicó hace 16 años.
El último debutante
Pablo Larrazábal será coronado rookie del año tras el torneo de Valderrama
Si uno de los sueños infantiles de cualquier golfista es disputar el Volvo Masters en Valderrama, considerado el mejor campo de la Europa continental, Pablo Larrazábal lo ha logrado por los pelos. La edición que hoy arranca será la última, ya que el circuito europeo estrena en 2009 unos playoffs similares a los del PGA Tour, bautizados como la Carrera a Dubai. El dinero manda, los patrocinadores escasean y el futuro pasa por los Emiratos. En Valderrama, Cádiz, mientras los veteranos del tour se lamentan de la despedida, los debutantes como Larrazábal lo celebran como la última oportunidad.
El día siguiente de ganar su primer torneo como profesional, Pablo Larrazábal entró en un concesionario y se compró un Audi A5. "Necesitaba un coche nuevo, llevaba mucho tiempo con el mío", se justificó. Así es el virtual rookie del año del Circuito Europeo de Golf será nombrado tras el Volvo Masters: siempre deja que sus hechos hablen por él. "Lo de novato del año es el gran premio a una temporada casi perfecta para un tío que empieza", zanja el barcelonés. Victoria en el Open de Francia, tercer clasificado en el Masters de Madrid y entre los 20 primeros de la Orden de Mérito.
Pocos esperaban hace un año la eclosión del menor de los Larrazábal. Su padre siempre ha sido un excelente jugador, y su hermano Álex llegó a disputar el Masters de Augusta y el Open Británico de 2003 por sus espectaculares resultados como aficionado. Ahora, apoya a Pablo dentro y fuera del campo. Miguel Ángel Jiménez suele decir que él es el último caddie-jugador de España, forjado entre hierros de cuarta mano y bolas recuperadas de los lagos, mientras llevaba las pesadas bolsas de los constructores locales.
El caddie-jugadorNo es el caso de los Larrazábal, familia acomodada procedente del sector de la banca, aunque Pablo rechace las etiquetas. "Aún quedan jugadores de origen humilde, aunque no de caddies. Entrenarse necesita su tiempo. Así que, si tienes que trabajar para dar de comer a tu familia, no puedes", señala. Sin embargo, y a diferencia de hombres como Gonzalo Fernández-Castaño, que prefirió esperar a terminar la carrera antes de saltar al circuito, él lo tenía muy claro: "Quería intentarlo, terminé el bachillerato en Estados Unidos y me lancé".
Paso a paso. Del circuito nacional al Challenge Tour, la dura Segunda del golf continental. Hasta que hace un año, tras arrasar en la escuela de clasificación de San Roque, entraba en el circuito europeo. "La primera impresión fue de mucha dificultad. Después, muy bonito. Por último, de aprendizaje". Así resume el mejor debutante del tour un año extraordinario, coronado en junio con una victoria en Francia que, por agresivo y vistoso, desencadenó en comparaciones hiperbólicas con Ballesteros.
La victoria no tuvo más repercusión en España por pura jerarquía. Aquella misma noche, los chicos de Luis ganaban la Eurocopa: "Después de la entrega de premios en París, nos fuimos a ver el partido a la habitación del hotel. En realidad fue mejor así. Venían torneos importantes y no podía distraerme".
El triunfo en París le blinda la tarjeta del circuito por dos años, y sus 931.000 euros en la Orden de Mérito garantizan que podrá cambiar de coche más a menudo. Ahora toca disfrutar. En el torneo de Valderrama, "que además va a ser el último, un auténtico placer", y al representar a España en la Copa del Mundo en China junto a Jiménez. El último de los caddies-jugadores, y el más atrevido de la nueva generación.
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