Este artículo se publicó hace 17 años.
¿La última oportunidad de Ronaldinho?
El astro que se ganó los aplausos del Bernabéu hace dos años, el domingo acabó silbado por el Camp Nou tras su deambulante paso por el clásico
Ronaldinho pudo haber disfrutado ayer de su última noche como ídolo del barcelonismo. Frank Rijkaard le concedió la titularidad pese a las señales ofrecidas durante toda la semana. Ofreció a Ronaldinho la oportunidad de pegar un golpe encima de la mesa, de desenpolvar su magia. El holandés decidió ponerlo en el escaparate para que se reivindicara en el mejor partido posible, en el Camp Nou y en el clásico, pero fracasó el invento, fracasó el astro caído, el entrenador y hasta el equipo, en lo que se adivina como el principio de un cambio de ciclo.
Los mensajes emitidos por Rijkaard en los días previos al partido situaban a Ronaldinho en el banquillo. El equipo se había acostumbrado a jugar mejor y a ganar sin el brasileño, pero Rijkaard se encontró ante una tesitura complicada. ¿Debía dejar al brasileño en el banquillo? ¿Y si su equipo ganaba ante el Real Madrid, significaría entonces que Ronaldinho es un jugador prescindible? La respuesta de cada una de estas preguntas habrían llevado a Rijkaard a un callejón sin salida.
Rijkaard no se atrevió a dejarle en el banquillo
Eligió el entrenador del Barça el recurso fácil, el menos valiente. Alinear a Ronaldinho y también a Deco en el clásico. Da igual si el equipo había funcionado mejor con Gudjohnsen, con Giovani o con Bojan. Es verdad que la baja de Messi trastocó todos sus planes, pero la decisión valiente hubiera sido dejar a Ronaldinho y a Deco de inicio en el banquillo.
Rijkaard no plantó cara a sus 'estrellas' y el equipo lo pagóPero no lo hizo. Podría estar buscando Rijkaard argumentos para el futuro. Ahora sabe que pocos en Barcelona, después del rendimiento ofrecido por Ronaldinho anoche, cuestionarían que el brasileño ya no juegue habitualmente de inicio.
Ronaldinho ejemplifica el estado del Barça. Cierto que justo en el momento que llegaba el clásico, su jugador más en forma, Leo Messi, se cae por lesión. Pero no es menos que el equipo anda necesitado de revulsivos que superen el carácter acomodaticio de un equipo que se había acostumbrado a ganar en los últimos años.
Muchos nombres y poco equipo
Ante el Real Madrid, volvió a brillar la defensa, línea en la que se ha sustentado el equipo en este inicio de temporada, pero sucumbió la creación. Únicamente Iniesta fue el jugador con desborde capaz de generan opciones ante la meta de Casillas, sólo apoyado por los diez minutos finales del joven Bojan Krkic.
A siete puntos del liderato, con toda la segunda vuelta por jugarse y un complicado calendario como visitante (deben jugar en el Sánchez Pizjuan, el Calderón y el Bernabéu), Rijkaard debe replantearse el modelo y los jugadores que debe poner sobre el tapete.
La vuelta de Eto'o es una buena noticia. El camerunés ha demostrado en los pocos partidos que ha jugado tras su lesión que sigue teniendo el mismo hambre de gol pero le faltan minutos para empezar a ser decisivo.
Mucho que cambiar y poca decisión
Llegan días de decisiones complicadas para el entrenador barcelonista. Debe reflexionar sobre el papel de futuro de Ronaldinho en el equipo y si su equipo, para crecer como tal, necesita que el brasileño cada vez participe menos. Los coqueteos de su hermano con el Milan y su dejadez en los entrenamientos pueden ser un síntoma inequivoco de que Ronaldinho es consciente de que su etapa en el Barça ha llegado a su fin.
Los aficionados culés dejan de confiar en RonaldinhoEn todo caso Rijkaard, siendo el responsable último del equipo, no es el único que debe tomar decisiones trascendentes. En la misma situación se encuentra el presidente del club, Joan Laporta, quien a pesar de anunciar a bombo y platillo que se iban a tomar medidas drásticas para acabar con la "autocomplacencia" de la plantilla, la misma que, según dijo, impidió al Barça reeditar el año pasado el título de Liga, todavía no ha actuado.
A pesar de que entonces (junio pasado) prometió la aplicación rigurosa del código interno de disciplina de la entidad y exigió a los jugadores un mayor grado de compromiso con el club, de puertas hacia afuera nada ha cambiado.
En las últimas semanas Rijkaard tuvo que advertir en público a su estrella en dos ocasiones por su falta de intensidad en los entrenamientos, pero el 'castigo' aplicado fue la titularidad ante el Real Madrid. Se adivinan tiempos difíciles en el Camp Nou, momentos de decisiones trascendentes que marcarán el futuro inmediato en un irremediable cambio de ciclo.
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