Aunque después del vergonzoso espectáculo que ofreció en el Bernabéu compararse con el Barça parece peyorativo, hay un dato que debería resaltar (o no) la temporada del Atlético: tras la victoria de anoche en Montjuïc, los rojiblancos se han situado a tres puntos de los azulgrana, con opciones incluso de arrebatarles la tercera plaza. Al tiempo.

El ansiado objetivo de la Liga de Campeones está en el bote, pues a falta de dos jornadas (en las que tiene dos partidos asequibles ante Depor y Valencia) el Atlético aventaja en tres puntos al Sevilla y en cinco al Racing, a quien, además le gana en el ‘average’. Aritméticamente, los colchoneros tienen motivos para estar satisfechos con su equipo, aunque los fríos y tantas veces engañosos números esconden otra realidad bien distinta.

Decía Aguirre antes de viajar a Barcelona que no pensaba en su futuro. Lógico, bastante tiene con el presente. Y eso que ganar en Montjuïc le aseguró al mexicano la renovación automática al certificar la UEFA y estar así estipulado por contrato.

Aguirre ha cumplido con lo firmado, aunque el fútbol del Atlético ha dejado mucho que desear y los desencantos en el Calderón han estado a la orden de cada quince días. Paradojas de esta carrera de cojos que ha sido la Liga, en la que tener a una pareja como la que forman Forlán y Agüero puede bastar para cumplir objetivos. La pregunta obligada es si con un poco más de fútbol no se podrían haber alcanzado cotas aún más altas.

Anoche, sin remontarnos más en el tiempo, al Atlético le alcanzó con la pólvora de su dupla explosiva para hurgar aún más en la depresión que ha invadido al Espanyol. Al borde la media hora, el Kun, que ya había amenazado con un jugadón made in Romario, ratonéo dentro del área del Espanyol y aprovechó una indecisión de la zaga perica para poner el 0-1.

Los méritos del Atlético eran escasos, pero los del Espanyol eran inexistentes. Cuatro minutos después, Forlán exhibió su instinto goleador al aprovechar un error garrafal de Lafuente. Forlán regaló dos goles más, primero a Luis García y después a Maxi, pero ni uno ni otro estuvieron a la altura del uruguayo.

La segunda parte sobró, pues el Espanyol no reaccionó y el Atlético temporizó. Un par de arrancadas de Agüero, una filigrana de Forlán y una volea imposible de Maxi que se estrelló en el larguero fueron los únicos sobresaltos de un partido tedioso y que acabó con pañuelos en las gradas.

Un buen día, malo en este caso, al Espanyol se le fundieron los plomos y perdió todo el crédito que había ganado en un arranque de Liga espectacular. Anoche tenía la excusa de las bajas, pero el Espanyol de Valverde es el segundo peor equipo de la segunda vuelta, dato que demuestra la buena primera vuelta que realizó, pues, pese a todo, hasta ayer aún tenía opciones de meterse en Europa. Todo el crédito que tenía Valverde como uno de los entrenadores de moda se ha convertido en números rojos, hasta el punto de que ya se habla de su posible salida. Así es la Liga.