Este artículo se publicó hace 11 años.
Tokio 2020, actualizar el legado en unos Juegos compactos
Se ha colocado como caballo ganador pese a la amenaza nuclear de Fukushima y el escaso apoyo popular. Sin problemas con la economía, el alojamiento y el transporte, pretende una cita concentrada, que modernice la herencia de 1964
Nada se escapa a la improvisación en la candidatura de Tokio 2020, que ofrece un proyecto olímpico robusto, compacto, sin sobresaltos ni riesgos. Por eso, y pese a que el fantasma del desastre nuclear de Fukushima ha reaparecido con las últimas filtraciones de agua radiactiva, las casas de apuestas no dudan en señalar a la capital japonesa como la favorita para salir elegida hoy en Buenos Aires. Tokio se afana estos días por explicar su candidatura, por demostrar que siente más pasión por los Juegos que nadie y por alejar lo más posible Fukushima. En contra también pesan ser la única que ya ha organizado unos Juegos, los de 1964, y la coincidencia con los de Invierno de Pyeongchang (Corea del Sur) en 2018.
Tokio repite la intentona de 2016 con la lección aprendida. "Su visión de los Juegos es la de crear una única celebración en el centro de la ciudad que ayudaría a reforzar los valores olímpicos y a demostrar los beneficios del deporte a una nueva generación, como hicieron los Juegos de 1964", observa el informe de la comisión de evaluación del COI, que añade que la candidatura busca "promover el espíritu nacional, la confianza y la unidad de los japoneses, ofreciéndoles esperanza, en particular tras el terremoto y maremoto de marzo de 2011".
La amenaza nuclear puede lastrar sus opciones pese a estar primera en las apuestasCuesta encontrar fisuras en la candidatura tokiota, que pasó el corte como segunda con una nota de 8,02. Esta urbe de 53 millones de habitantes aspira a organizar un evento ultracompacto en el que prácticamente todas las sedes se encontrarían en un radio de 8 kilómetros, lo que supondría que el 87% de los atletas tan solo emplearía 20 minutos desde la Villa Olímpica. Las sedes se organizan en solo dos zonas y tan solo cuatro estadios de fútbol se situarían fuera de Tokio. De las 36 instalaciones, 15 ya existen, de las que 13 considera la comisión de evaluación que se hallan en "excelentes condiciones". Otras 10 serán temporales y solo nueve son de nueva construcción.
Espacios reducidos, transporte moderno y gran capacidad hoteleraLa llamada "zona patrimonial" contendría seis sedes y aprovecharía el núcleo central de los Juegos de 1964. En ella, se enmarca el impresionante Estadio Nacional de Kasumigaoka, con capacidad para 80.000 espectadores, y que se proyectará sobre la base del estadio que albergó los anteriores Juegos. Kasumigaoka acogería las ceremonias de apertura y clausura, el atletismo, y partidos de fútbol y rugby. Y la otra gran zona sería la de la bahía, con 21 instalaciones. Y como nexo de unión entre estas dos zonas circulares se hallaría la Villa Olímpica, que se construiría sobre la isla de Harumi. La comisión solo puso el interrogante a la escasa capacidad de tres recintos en la zona patrimonial y a la definición del uso de algunas sedes en la bahía.
Dos de los puntos fuertes de Tokio son sus plazas hoteleras y su moderna y funcional red de transporte. La capital nipona aporta 37.000 habitaciones en un radio de menos de 10 kilómetros y hasta 140.000 si el radio se aleja a 50 km. Su alto coste es lo que más preocupa al COI, ya que las habitaciones dobles oscilan entre los 337 y los 1.634 dólares. La comisión resalta que dada la excelente, moderna y de alta capacidad red de transporte, Tokio no necesita de infraestructuras adicionales y que "dada la naturaleza compacta de la candidatura y la fortaleza de la red de transporte, todos los grupos tendrían tiempos de trayecto razonables".
Tokio maneja un fondo de 4.500 millones en metálico, más los 4.380 millones presupuestadosPor otra parte, la capital de Japón apela al "espíritu cívico" de los japoneses, a su baja tasa de criminalidad y a unos 51.000 efectivos para garantizar la seguridad durante la competición. Y con respecto al temor de terremotos, el COI asegura que "Japón está en una zona de terremotos y ha adoptado importantes medidas en cuanto a la construcción de edificios. Después del seísmo y maremoto de 2011, se han realizado numerosos estudios y simulaciones para evaluar riesgos futuros en la bahía de Tokio que muestran que su forma y topografía reduce notablemente el riesgo de maremotos. Sin embargo, se están implementando medidas de seguridad necesarias como diques y rompeolas".
Pero sin duda el aspecto del que más puede presumir Tokio es la solidez económica, y es que la comisión destaca que Japón se trata de la tercera potencia mundial, que creció a un ritmo del 2% en 2012. Y así lo hace ver: "La comisión confía en que la economía japonesa sería capaz de financiar el desarrollo de infraestructuras necesario para los Juegos". Cuenta con un presupuesto de 4.380 millones de dólares pero es que, además, el ayuntamiento tiene guardados en un cajón otras 4.500 millones en metálico como fondo en caso de necesidad y que ya reservó para la candidatura de 2016, lo que para el COI otorga todas las garantías necesarias para la organización de los Juegos.
Junto al temor nuclear, el otro hándicap al que se tiene que enfrentar Tokio y que buscar resolver en estos intensos días es el ‘sanbenito' de la frialdad y el poco entusiasmo de los tokiotas. Es la ciudad que más bajo apoyo popular tiene, un 70% en la ciudad y un 67% en el resto del país, según su dossier. Sin embargo, en estos días ha publicado una última encuesta que ya eleva ese apoyo hasta el 92% y en la ciudad no cesan de organizarse actos y performance para involucrar a la ciudadanía y para mostrar al mundo que Tokio sí desea con fervor los Juegos. En Buenos Aires, el presidente de la candidatura y del Comité Olímpico Japonés, Tsunekazu Takeda, será su principal valedor ante la asamblea olímpica.
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