Este artículo se publicó hace 16 años.
Suiza se despide con una sonrisa
SUIZA 2 - PORTUGAL 0. Sin nada que jugarse, Portugal regaló a los anfitriones la primera victoria de su historia en este torneo
La selección suiza firmó, en su despedida de la Eurocopa, la primera victoria en su historia de la competición continental en un partido en que se encontró con una descafeinada Portugal, formada por los habituales suplentes y que ofreció su peor cara del torneo.
También era la despedida de Jakob Kuhn como técnico nacional suizo y el triunfo sirvió para homenajear al veterano entrenador helvético, que deja el puesto tras siete años. La intrascendencia del partido llevó a Luiz Felipe Scolari a revolucionar el once al máximo con ocho cambios respecto a los equipos titulares ante turcos y checos. Sólo Ricardo en la portería y Pepe y Paulo Ferreira en la defensa repitieron.
Esta falta de presión motivó que, sin perder el orden y la seriedad, ambos equipos se permitiesen algunas licencias menos frecuentes en otras ocasiones más trascendentales. El detalle que mejor expresó esta mayor libertad de actuación lo protagonizó Ricardo Quaresma. El valencianista Miguel Brito le puso un buen balón y tras una bicicleta centró al área de rabona, en una acción que recibió la ovación unánime de la grada.
Fútbol bonito sin nada en juegoEl segundo periodo empezó con Suiza tocando el balón en el centro del campo pero sin tener profundidad. Sería Portugal, con un balón de Nani al poste de la portería de Zuberühler, la que pudo romper el empate en los compases iniciales del choque tras un fallo defensivo suizo.
El empeño del equipo de Kobi Kuhn tuvo su premio a los 71 minutos cuando Hakan Yakin aprovechó un pase de Derdiyok para batir en su salida a Ricardo. Portugal, con su equipo 'B', estaba ofreciendo su peor cara en el torneo.
El estadio era una fiesta a la que pareció que quiso unirse Portugal, ya que Fernando Meira cometió un penalti sobre Barnetta que posibilitó el segundo gol con el que los suizos ratificaban su triste triunfo, por su eliminación, a la vez que histórico, por ser el primero en una Eurocopa.
Para Portugal el partido no tuvo aspecto positivo alguno, ya que pese a su intrascendencia, además de perder la condición de invicto, el equipo de Scolari acumuló cuatro tarjetas amarillas a pesar de que no se jugaba nada y que le pueden pesar en el futuro del torneo.
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