La salvación del atletismo español
Bruno Hortelano, Orlando Ortega y Ruth Beitia, tres generaciones, tres mundos, tratarán de curar la sequía española de estos primeros días en el deporte rey de los Juegos
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MADRID.- No todo es Bolt. Ni Van Niekerk ni Mo Farah o Almaz Ayana. También existe la esperanza del atletismo español, rendido hasta ahora en los Juegos, aislado de las grandes noticias, traicionado por lesiones como las de Kevin López en 800 o Javi Guerra y Alessandra Aguilar en maratón; herido por lo sucedido en los 20 kilómetros marcha donde Miguel Ángel López, el favorito de los favoritos, el medallista seguro, no obtuvo ni diploma olímpico, a años luz de las medallas. No sabe lo que pasó. Se lo repite a todo el mundo. El domingo se tomó el día libre antes del asalto final del viernes en los 50 km marcha.
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"El que se crea que puede ganar a los atletas negros lo hará"
Pero frente a la decepción está la esperanza, que anuncia sus derechos y que recuerda que entre el día, Bruno Hortelano, y la noche, Ruth Beitia, aparece un cubano nacionalizado español, Orlando Ortega, que podría tejer fotografía de medallista en los 110 metros vallas. Él, sin embargo, se cura en salud. "No me siento presionado por nadie", dice con esa sonrisa suya que es como una franquicia, avalado por esos 12,94 segundos, que fue la mejor marca mundial del año pasado. Uno lo ve y parece ver a Dayron Robles, campeón olimpico de su distancia.
Frente a Bruno Hortelano, está Ruth Beitia, que prepara su última vez, a los 37 años. Un caso único en el mundo que supo reinventarse cuando se la daba por terminada y que, a partir del jueves (15.00 horas), regresa a sus cuartos Juegos para rendir cuentas con lo que pasó en Londres 2012. Entonces se quedó a un centímetro de la medalla en el salto de altura. Hoy, Ruth expone una madurez que es su patrimonio; ya no se presiona ni deja que la presionen.
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Así pues, esta es la vida del deporte rey en los Juegos, la intuición de que se puede remontar y de que hay opciones. Valores como el de Orlando Ortega que en Londres 2012 fue sexto con Cuba. Pero así ha cambiado el mundo y así son los intereses. "Fue recíproco: yo quería nacionalizarme y el Gobierno español quería nacionalizarme".