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Ricky sacude a España

La selección española de baloncesto se impone con solvencia a Alemania por 59-72 y ya piensa en el choque estelar del sábado contra EEUU

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Puede que España tenga un plan B y nadie lo conozca. Puede incluso que Gasol y compañía jueguen al despiste y escondan las bazas con las que sorprenderán en el futuro. Hasta puede que los chicos de oro comiencen un día un partido bien. Quizás en cuartos, hasta donde se proyectaron ayer. Todo es posible con este grupo de superdotados del baloncesto, tan sobrados de recursos que, a veces, parece que se hayan cansado de utilizarlos. Los suministran con cuentagotas, en esfuerzos medidos, como si temieran vaciar la reserva antes de llegar a la estación de repuesto. Y así, un día aparece Gasol, y al otro Rudy; a ratos Calderón, y por momentos, Felipe; y siempre Ricky, con el depósito lleno.

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No se concede tregua el niño del grupo, se le ponga delante la subcampeona del mundo, la China de Yao Ming, o, el mismísimo Nowitzki, que ayer tuvo que descubrirse. "Parece un crío de doce años, pero juega duro. Es rápido con el balón y con sus manos en defensa. Será un gran jugador", auguró la estrella alemana. En un puñado de minutos, el pívot de los Mavericks había asistido a una revolución. La protagonizó Ricky a instancias del seleccionador. Cansado de la dormilera y del despiste que llevaban sus hombres (14-22), Aíto García Reneses ordenó al más joven de todos que pusiera orden en el batallón.

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Así que, la perla del Joventut saltó del banquillo, tomó las riendas del equipo y, como ya había hecho ante China, descodificó el partido para sus compañeros. Donde sólo Pau parecía ver algo -el pívot de los Lakers anotó 11 de los 39 puntos con los que España se fue al descanso-, Ricky puso claridad e iluminó al resto. El joven base sabe tan bien cómo se maneja Aíto, se conocen tanto técnico y jugador, que, cuando aquel arruga el gesto, éste ya ha descifrado lo que quiere: ritmo, defensa y presión.

Sólo así se recuperó la selección de su desastroso inicio, un canto al despropósito tan clamoroso (uno de siete en tiros libres, uno de ocho en tiros de campo...), que hasta la peor versión germana, supo aprovechar los efectos que el madrugón había tenido en España. Con Nowitzki empecinado en fallar, dormidos los jugadores de Aíto -se habían levantado a las 5.30 de la madrugada-, les costó dios y ayuda gotear más de un punto por minuto. Hasta que llegó Ricky, les echó un jarro de agua por la cara, adelantó la defensa y se alió con Gasol para iniciar la caza de los alemanes, más acertados en el perímetro. Sobre la bocina del descanso, la selección atrapó su primera ventaja tras el 0-2 inicial (36-39).

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Pero el grupo de Aíto, que había optado por salir con Raúl y Berni en el cinco inicial, seguía sin encontrar ese juego veloz, alegre y espectacular que maravilló durante los ensayos preolímpicos. Lo recuperó Ricky, en la reanudación, en un minuto fantástico, en el que su juego tocanarices, su presión defensiva, sus robos de balones y cinco puntos consecutivos sumados a un triple de Mumbrú, hicieron despegar a España (36-47). Los de Aíto encontraron entonces la serenidad. Garbajosa recuperó la confianza en su tiro, Mumbrú abundó en su buena racha anotadora, Navarro hizo sus puntuales aportaciones y, a la espera de Estados Unidos, Aíto se pudo permitir el lujo de dar descanso a sus estrellas con una victoria en el zurrón.

 

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