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El pelotazo verde de Alejandro Agag

El yerno de Aznar se alía con Bañuelos -promotor de BCN World-, uno de los bancos a los que Jordi Pujol Ferrusola llevó bolsas de dinero y el multimillonario Rupert Murdoch para su última aventura: la Fórmula E

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Alejandro Agag, con un prototipo de bólido de Fórmula E y el piloto Di Grassi, en Los Ángeles.

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Aquel 2004 Fernando Alonso ya despuntaba. Había triunfado la campaña anterior pero probablemente pocos creían que con su Renault sería capaz de pelear de tú a tú con Schumacher. Seguramente su padrino, el empresario italiano Flavio Briatore, lo vio venir. Y se alió con Alejandro Agag (Madrid, 1970) para comprar los derechos de la Fórmula 1 en España para seis años, que vendió a Mediaset. "No tenía otra cosa que hacer, me gustaba el mundo de las carreras y surgió la oportunidad", explicaba Agag. Era el segundo pelotazo del empresario madrileño en muy poco tiempo. El anterior fue en 2002, con su ostentoso enlace en El Escorial con la hija del presidente del Gobierno, José María Aznar.

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Un año antes de la fastuosa boda, que más tarde le traería de cabeza por sus presuntas conexiones con la Gürtel, había dejado la política después de haberse convertido en el secretario general del Partido Popular Europeo más joven de la historia. Su nuevo hábitat serían los negocios. Siempre tuvo habilidad para ellos y una espléndida destreza como relaciones públicas, destacan quienes le conocen. El último es el de la Fórmula E, la modalidad verde de la Fórmula 1, con la que no pretende hacer la competencia a su buen amigo Bernie Ecclestone. Con él ha compartido algo más que lujosas cenas. Por ejemplo: ambos y Briatore compraron el equipo de fútbol inglés Queens Park Rangers en 2007 y lo vendieron en 2011.

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Para su última aventura, el yernísimo ha tocado otras puertas. Una es la del empresario valenciano Enrique Bañuelos, uno de los símbolos de la burbuja inmobiliaria y de la crisis producida tras su pinchazo. "Su acierto fue aparecer en el momento preciso y vender muy bien su producto, Astroc. Pero más que una labor inmobiliaria, fue una labor de márketing espectacular", afirma Alberto Ortín, periodista del diario Cinco Días, que publicó una auditoría de la compañía que la hundió un 40% en bolsa.

Gracias a su excelente forma de comunicar y de desenvolverse, algo que comparte con su nuevo socio, logró que grandes firmas y familias españolas como los Nozaleda o Amancio Ortega entraran en el capital de Astroc. "Hubo gente que ganó dinero invirtiendo y muchos que perdieron. Yo creo que el inversor se dejó engañar porque en los informes de la CNMV se podía comprobar cuál era el negocio de la compañía". Con los cientos de millones de euros que le quedaron de la quiebra de su empresa partió hacia Brasil, donde preservó su buen ojo para escrutar dónde hay negocio. Allí montó Veremonte, centrada en inversiones inmobiliarias y en renovables. Sus últimos movimientos son el macrocomplejo de ocio BCN World (impulsado por la Generalitat catalana) y la Fórmula E, en la que ha invertido una buena suma de dinero. "De todas las aventuras en las que se ha embarcado, ésta debe ser la que más le guste. Seguramente se la tome más como un hobbie", opina Ortín.

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Se estima que Agag y Bañuelos han pagado cerca de 40 millones por el nuevo circo del motor, que alzó el telón el pasado 13 de septiembre en Pekín. Su tour pasará también por Putrajaya (Malasia), Punta del Este (Uruguay), Buenos Aires, Miami, Long Beach (California), Montecarlo, Berlín y Londres. Los monoplazas son prototipos similares de Renault para todos los equipos en la primera temporada, mientras que a partir de la próxima cada conjunto podrá hacer sus innovaciones y desarrollos. El fabricante francés, Dallara, McLaren y Michelin son los proveedores tecnológicos. Las escuderías que compiten en esta campaña inaugural son diez, con dos pilotos cada una, entre ellos algunos que ya han pasado por la Fórmula 1, como Trulli, Heidfeld o Alguersuari.

La conexión con Murdoch

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Leonardo DiCaprio y el magnate Richard Branson financian dos escuderías

La otra pata económica sobre la que se asienta el proyecto es un viejo conocido. Agag ha firmado un acuerdo con la FOX de Rupert Murdoch para retransmitir las carreras de silenciosos bólidos -nada del habitual BRRUUUUMMMMM- en Estados Unidos y cerca de 90 países más, con una audiencia potencial de 180 millones de telespectadores, según sus estimaciones. No es el primer acercamiento del todopoderoso australiano al motor. En 2011, Financial Times hablaba de su intención de aliarse con el multimillonario Carlos Slim para hacerse con los derechos de la Fórmula 1, algo que finalmente no sucedió. Aunque pueda parecer que el nexo de Agag y Murdoch es el suegro Aznar -consejero de News Corp. desde 2004, con u sueldo de cerca de 200.000 euros anuales-, su amistad viene de antes. Según publicó El País, se conocieron en Londres y el expolítico lo asesoraba. El expresidente del Gobierno hizo buenas migas con Murdoch gracias a Tony Blair, padrino de una de las hijas del australiano.

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Hay también tras las escuderías una jugosa y glamurosa billetera. Leonardo DiCaprio, por ejemplo, participa junto con otros tres socios en el equipo Venturi. El actor es un conocido activista ecológico y miembro del consejo directivo de la organización ambientalista Global Green USA. "El futuro de nuestro planeta depende de nuestra capacidad para adoptar vehículos de bajo consumo de combustible y energía", proclamaba el norteamericano hace unos meses, cuando se anunciaba a bombo y platillo su entrada en el mundo ecológico del motor. También se han sumado al flamante circo de las cuatro ruedas el magnate británico Richard Branson con el equipo Virgin o el estadounidense Jay Penske, propietario del holding mediático propiedad de publicaciones como la revista Variety. Asimismo, hay grandes patrocinadores publicitarios, como Tag Heuer.

Estrategia de exención fiscal

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El proyecto cuenta con el apoyo del alto cargo de Ernst & Young Juan Costa, exministro de Aznar

Por si fuera poco, la fórmula verde viene avalada por un estudio de Ernst & Young. El informe es obra del área de Sostenibilidad y Cambio Climático de la consultora, de la que es responsable mundial Juan Costa, exministro con Aznar y miembro del clan de Becerril del PP al que ha pertenecido el propio yernísimo. El estudio habla del "alto potencial para acelerar no sólo la tecnología, sino también para acabar con muchas ideas equivocadas sobre los vehículos eléctricos". Prevé que las carreras aumenten las ventas de coches en 77 millones entre 2015 y 2040, lo que elevaría la facturación de la industria en 142.000 millones de euros. Destaca también la consultora sus bondades para el empleo, puesto que, según sus datos, generaría 42.000 puestos de trabajo durante cuatro décadas de campeonatos.

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"Todo se basa en la ecuación entre rendimiento y sostenibilidad. Queremos que sea lo más sostenible posible en todos los sentidos", explicaba a El País Jaume Sallarés, director de mercadotecnia y operaciones. Lo que resta por saber es si Agag y sus nuevos compañeros de viaje sabrán ganarse a un público hasta ahora leal a la F1. "No vemos la Fórmula E como una carrera para competir con ellos. Nadie puede hacerlo; sería un suicidio intentarlo. Nosotros somos compatibles con otra tecnología y en otro ámbito", defendía el empresario madrileño el día del estreno, en Pekín. Añade Sallarés: "Pretendemos hacer un campeonato razonable, con un presupuesto bajo. Si nos gastáramos los mismos miles de millones en los motores y los coches, el proyecto no sería sostenible".

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