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Algo pasa con Contador

A quince días de empezar el Tour, sólo ha logrado una victoria y está a años luz de Froome. Sin embargo, asegura que está en el momento de forma que quiere estar, aunque la realidad es que él nunca fue tan c

ALFREDO VARONA

En su cuenta de Twitter, que a día de hoy es su mejor órgano de comunicación, Alberto Contador (Madrid, 1982) no se muestra nervioso. Al contrario. Sus mensajes expresan seguridad. 'La preparación y las sensaciones son buenas' o 'estoy en el momento de forma que quiero estar', asegura de cara al inicio del Tour de Francia el próximo 29 de junio en Porto-Vecchio. Pero ya no quedan ni quince días y la realidad es que hasta ahora la carretera presenta un diagnóstico diferente. Contador apenas ha aparecido. No se sabe si es una estrategia o una calamidad por parte de un ciclista que, en cualquier caso, riñe con su pasado. Él nunca fue así. Él siempre fue un ciclista que daba la cara desde el principio y que de toda la vida se ha definido a sí mismo como 'un kamikaze'. 'Es algo que está por encima de mí y que no puedo remediar', decía.

Sin embargo, en lo que va de año hasta ahora sólo ha ganado una etapa en el Tour de San Luis y en su última carrera por etapas, la Dauphiné Libere, ha pasado sin el más mínimo protagonismo. Décimo clasificado, a 4:27 del keniata Chris Froome (que debe ser su gran rival en el Tour de Francia), ya no se sabe que pronóstico hacer con Contador: si fiarse de él ('la Dauphiné Liberé no era una carrera para tomar responsabilidades ni para pensar en la victoria') o hacer caso de los que desconfían de él y advierten que, a los 30 años, ha dejado de ser el ciclista que fue. O más que eso, ya no se sabe si está al nivel de Chris Froome, el hombre que, decididamente, ha tomado la alternativa de Bradley Wiggins, el último vencedor del Tour.

De momento, Contador se defiende al asegurar que todavía queda mucho para la tercera semana del Tour en la que se decidirá todo. También insiste en la seguridad de su declaración. 'Si mis piernas están bien los demás no me preocupan'. A su favor, se puede recordar que ha sido siempre un ciclista tan sorprendente (la última prueba fue en la pasada Vuelta a España) que hay que creerlo. Pero en esta ocasión hay un problema. Se llama Chris Froome, el vencedor moral del último Tour y que en los cinco primeros meses de temporada ha arrasado totalmente. Lleva nueve victorias en 30 días de competición. La sensación es que ha vencido sin esfuerzo y cuando Contador ha querido unirse a su rueda como, por ejemplo, en el Tour de Omán ha sido imposible. Aun así, el ciclista español, ajeno a los rumores que insisten en que le está costando demasiado coger la forma, asegura que no cambia por nada el transcurso de esta temporada.

'Calculo que estoy a un 75 por ciento y no cambiaría de ninguna manera el momento de forma en el que estoy ahora', asegura Contador, que se ha trasladado a vivir a Lugano (Suiza) para preparar este Tour de Francia en el que, al menos, acepta que partió en desventaja. 'No hice suficiente base durante el invierno'. Quizá pueda ser la razón que explica todos estos meses: 'Me salté un paso, quizá el más importante, construir la base, porque acabé muy cansado 2012 física y psíquicamente'. Y lo que no se sabe es si lo que está pasando ahora, si esa distancia tan monumental que le separa de Froome, es la consecuencia de todo aquello. 'Hay veces en las que las victorias llegan sin darse cuenta y otros, como ha pasado este año, en la que se resienten'. Pero el caso es que no lo hagan a partir del 29 de junio que es cuando empieza el verdadero desafío de Alberto Contador, el hombre que, por la razón que sea, ha dejado de ser un kamikaze en 2013. Al menos, en los cinco primeros meses del año, que por suerte no son los más importantes.

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