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"Intentamos pasárnoslo bien", comenta a su llegada a la Ciudad Deportiva del Rayo, donde dirigirá uno de los últimos entrenamientos del equipo antes del duelo de hoy (19:00 horas) ante el Atlético de Madrid. El filial, del que ya se ha nutrido en parte, es el sparring en una tarde apacible en Vallecas. Paco Jémez (Las Palmas de Gran Canaria, 1970) es feliz pese a su habitual semblante serio y a que este año los resultados están dando la espalda. "Tenemos la suerte de hacer algo con lo que nos lo podemos pasar muy bien o pasar muy mal; entonces elegimos lo primero".
-Usted se empeña en jugar bien y bonito con un equipo con muy poco presupuesto, cuando quizás lo más fácil sería encerrarse y defender. ¿Por qué?
Esa es la pregunta; por qué hacemos las cosas de una manera o por qué las hacemos de otra. No se trata de elegir la forma más fácil o más difícil de conseguir los resultados. Es una cuestión de llevarlas a cabo como a mí me gusta, de cómo tengo pensado que se tiene que jugar al fútbol. Creo que no está reñido conseguir resultados y jugar bien. Puede ser que esto último a veces no te garantice buenos resultados, pero eso también sucede muchas veces con el mal juego. Sin embargo, hay equipos que a lo mejor no hacen un juego demasiado preciosista y sacan buenos resultados.
-¿Cree que eso lo entiende la afición y la directiva?
El club cuando firma a un entrenador tiene que saber a qué tipo de técnico firma. En cuanto a la afición, con respecto al entrenador y los jugadores, es como con la familia; no eliges a tu padre ni a tus hijos, sino que te tocan. Con la afición es igual, le toca el entrenador que le toca y hay que intentar llevarse lo mejor posible. Creo que a todo el mundo le gusta que su equipo juegue bien, no me he encontrado a nadie que me diga que quiere que su club gane jugando mal. El problema está en cuando se intenta jugar bien y no se consiguen los resultados. Nadie tiene la fórmula mágica para decir de qué manera llegan los buenos resultados; por eso, cada uno elige la que va más consigo mismo. Lo importante es que todos nos entendemos, que yo entiendo como está el club, y que nadie tiene nada que reprocharse.
-¿Propondría el mismo juego, el mismo fútbol de calidad, bonito con el equipo más humilde y defensivo de Italia o depende de muchas circunstancias?
Sí. Si no, no entiendo porque me ficha ese equipo. Cuando un club contrata a un entrenador, lo hace por algo. A mi me da igual que sea italiano, checo o chino; si vienen a firmarme será porque les guste lo que he hecho hasta ahora. Por tanto, creo que sería de tontos traicionar eso y hacer otra cosa distinta.
-¿Qué ha cambiado en el Rayo de un año para otro para que los resultados no les acompañen? ¿Hay algo más que los errores tontos de los que usted habla siempre? ¿Cuáles son esos errores tontos?
"No se trata de elegir la forma más fácil o más difícil de conseguir los resultados; es una cuestión de llevarlas a cabo como a mí me gusta"
Hemos cometido muchos errores todos y los estamos pagando. De un año a otro, ni los equipos, ni las situaciones, ni las competiciones, ni los contrarios son los mismos. Hay muchas razones para que este año estemos sufriendo más que los perros, algo que entendemos que podía ocurrir por la constitución del equipo. Lo que estamos trabajando y lo que más nos preocupa es que hay momentos en los que los rivales no tienen que demostrar que son mejores que nosotros. Momentos en los que sólo han tenido que esperar a que nosotros nos abramos las venas y nos desangremos. Y eso lo hemos hecho en muchos partidos.
-¿Hoy en día es más fácil, desde el punto de vista técnico, entrenar al Rayo o a un Madrid con un presidente sugiriendo alineaciones, todo el mundo presionando en todas direcciones y muchos intereses?
Yo hablo de mi cocina, que sé cómo funciona el horno o el microondas. Imagino que en cualquier club todo será tremendamente difícil. Pero, dicho esto, si alguien quiere un máster acelerado de entrenador, que se venga aquí, al Rayo, que lo va a tener. En un año se va a enterar de todo lo que puede pasar en el fútbol. La idiosincrasia del Rayo hace sacar lo mejor de uno mismo, porque día sí y día también tienes que estar superándote y resolviendo problemas. No sé cómo será en el resto de equipos, pero aquí ser entrenador, y los que han pasado lo saben, es una misión muy complicada.
-¿Este Atlético aguantará?
Va a depender de ellos. Los veo bien, sacando los partidos. Es un equipo con una gran virtud: no necesita hacer grandes cosas para ganar los partidos. Vence porque tiene calidad y oficio, porque están muy bien colocados, son muy competitivos y tienen muy buena plantilla. El Cholo ha sabido sacar lo mejor de cada uno y está dando un resultado espectacular. Es verdad que posiblemente quede lo más difícil y lo más duro, que será cuando realmente les van a exigir. Pero no veo ninguna razón por la que no pueda aguantar.
-¿Cómo de importante considera que ha sido la llegada de Simeone para el Atlético y para la Liga?
La labor de los entrenadores funciona exclusivamente en función de los resultados que obtiene. Y este punto, desde que ha llegado El Cholo, es indiscutible en el Atlético. La mejoría que ha tenido, y colocarse como una propuesta real para la Liga; algo que hasta ahora era prácticamente imposible, como era competir con Barça y Madrid. Ha propuesto una idea de juego en la que todos los jugadores están hechos para ese sistema y los resultados son espectaculares. El que el Atlético sea una alternativa tan real como las otras dos es una bocanada de aire fresco para la Liga, porque se había vuelto poco competitiva. Que un equipo le sacara cuarenta puntos a los mejores de España es para reflexionar, para pensar que la competición va a peor. Por tanto, que esa distancia se recorte es una buena noticia para todos.
-¿Cómo era sobre el césped Simeone? ¿cómo era jugar contra él?
"El que el Atlético sea una alternativa tan real como las otras dos es una bocanada de aire fresco para la Liga"
Como es ahora como entrenador; con su carácter, aguerrido, muy buen jugador. Siempre daba al equipo ese empujón cuando lo necesitaba, hizo historia como jugador. Lo que se ve ahora de él como entrenador es, de alguna manera, lo que era como jugador. Los entrenadores no podemos cambiar; nuestro carácter no varía. Somos, más o menos, como éramos como jugadores. Es una secuencia que continúa.
-Es uno de esos jugadores que todo entrenador quiere en su equipo. ¿Usted en el Rayo cree que tiene ese tipo de jugador o lo echa en falta?
No. Hablamos de que ha sido uno de los mejores centrocampistas que ha habido, no sólo aquí en España, sino también en Argentina durante muchísimos años. No podemos permitirnos el lujo en el Rayo de tener un Simeone porque eso vale mucho dinero y no lo podemos pagar. Me gustaría tener, no uno, siete Cholo Simeone en el campo, pero eso, hoy en día, sólo está al alcance de los equipos grandes.
-Durante el partido, en el banquillo, en los entrenamientos, parece un tipo duro y exigente con los jugadores. ¿Es tal cuál se ve o luego en el trato cercano con ellos es distinto?
Yo en la cercanía soy como creo que tengo que ser. Cuando tengo que estar bien con ellos, que es la mayoría de las veces, lo estoy; y cuando me tengo que cabrear, me cabreo. Lo que sí que tengo claro es que todo pasa porque ellos entiendan que yo siempre trato de trasladarles mi punto de vista, soy muy sincero. Y esa relación quiero que sea bidireccional. Por otro lado, lo de tener más o menos mala leche ya va implícito en cada uno. Si tienes mucho carácter y eres entrenador, es una mala combinación; yo, hasta ahora, no soy capaz de ver cosas que no me gustan y tragármelas. Los jugadores entienden que cuando les grito o les comento algo lo hago por su bien. Pero mi relación con ellos es bastante buena y seguiré siendo así de cercano, porque creo que es bueno tener una relación un poco de amistad. Y así es más fácil estar comprometidos unos con otros.
-Usted formó parte del Súper Dépor, ¿hoy ya no existen ni pueden surgir esos equipos de clase media baja que puedan irrumpir y dar la sorpresa?
"Si tienes mucho carácter y eres entrenador, es una mala combinación; yo, hasta ahora, no soy capaz de ver cosas que no me gustan y tragármelas"
Lo del Súper Depor fue algo parecido a lo que pudimos hacer nosotros el año pasado, salvando las distancias porque el Dépor se fue haciendo grande con el paso del tiempo. Nosotros, con el presupuesto más bajo, el primer año casi nos clasificamos para la Europa League. Antes las diferencias eran menores y, por tanto, había muchas posibilidades. Hoy en día es prácticamente imposible que algún equipo le pueda hacer frente a los grandes. Lo más triste de las competiciones es cuando se hacen previsibles y eso, poco a poco, ha ido pasando en la Liga; le quita mucha emoción a todo. Antes había equipos que, con muy poco, podían darle salsa a la competición, y eso ahora ya no existe.
-¿Fue más feliz con la Copa que logró con el Dépor (94-95) o con la participación con la selección en la Eurocopa de 2000?
Son dos cosas distintas. La Copa fue mi primer trofeo y el primero también del Dépor; y era algo más grupal. Ir a la Eurocopa con tu selección lo considero algo más individual, porque adorna más la trayectoria personal de uno. Son dos cosas de las cuales estoy muy orgulloso, pero, a nivel individual, vestir la camiseta de España fue una de las satisfacciones más grandes.
-¿La marcha de Mourinho le produjo más alivio o pesar?
Pesar, pesar... no. Pero es normal, no porque sea Mourinho; en el fútbol, los jugadores y los entrenadores van y vienen. Él es una persona con la que yo, particularmente, no me identifico. Creo que las cosas se pueden hacer de otra manera y que alguna declaración se la podía haber guardado. Lo que sí tengo clarísimo es que su marcha le ha privado a esta Liga de muchísima salsa, sobre todo para los periodistas. Que se haya marchado, para vosotros es una putada porque era un chollo (risas). Aparte de todos los charcos en los que se metía, le daba mucho a la Liga, para bien y para mal. Pero es un gran profesional, y no dejaba indiferente a nadie; y eso en la vida, hoy en día, ya es mucho.
-En el mundo del fútbol, ¿la política es un tabú?
Todo hay que hablarlo con naturalidad. El fútbol es el fútbol y la política, la política. Lo que no entiendo es que se intente politizar el fútbol, no es sano ni conveniente. No entiendo que haya gente que, a través del fútbol, intente conseguir cosas para otros ámbitos, como puede ser la política. Es como si me dices la Iglesia y el fútbol. Y, ¿qué coño tendrá que ver la Iglesia y el fútbol? Si quieres hablar de Iglesia, hablamos de Iglesia; si quieres hablar de fútbol, hablamos de fútbol. Pero hay que intentar no mezclar las dos cosas. No entiendo por qué no se puede hablar de política, sobre todo ahora.
-Mójese sobre la crisis, la política, los desahucios...
Estamos viviendo una situación muy complicada y muy difícil, que nadie quiere vivir. Indudablemente todo el mundo culpa a los políticos, que para eso están. Cuando la afición del Rayo tiene que culpar a alguien me mira a mí, que para eso soy el entrenador. Por eso ahora cuando hay que responsabilizar a alguien miramos a nuestros políticos, entre otras cosas porque se lo están ganando a pulso. Yo quiero pensar que no todos son iguales, pero los políticos también tienen que pensar que, con sus actos, nos han dado a todos el derecho a pensar que todos son iguales. Creo que nuestra clase política tiene mucho que mejorar, y en eso estamos. Nosotros, si nuestra única arma es el voto, vamos regular, podemos hacer bien poco.
"Cuando hay que responsabilizar a alguien miramos a nuestros políticos, entre otras cosas porque se lo están ganando a pulso"
Me indigna que haya tantos parados, tantas empresas quebrando, tantos desahucios... que la Policía, en vez de para lo que está, esté para desahuciar a gente cuyo único pecado es haberse quedado sin trabajo y no poder pagar la vivienda donde tienen a su familia. Y también que quieran hacer parecer culpables a los que no lo son. Y luego están los escándalos económicos, de corrupción, de todo tipo. ¿Qué esperan que podamos pensar de la clase política? ¿De verdad se creen que podemos pensar bien? Se lo tienen que ganar. Nosotros el año pasado éramos un equipo cojonudo y yo era un entrenador de puta madre; y este año somos un puñetero desastre y no valemos para nada. Si nosotros queremos algo de la gente, nos lo tendremos que ganar. Lo que no puedo hacer es presentarme en el campo y decirle a los aficionados 'ustedes me tienen que aplaudir porque yo soy un fenómeno'. Pues no, usted proponga, consiga y ya veremos si le aplaudimos o no. Con los políticos es exactamente igual.
No se pueden echar las manos a la cabeza porque todo el mundo piense que los políticos son lo que parece que son. Cada vez que pones la radio o la televisión, sólo hay escándalos. La gente ya no la ve sólo por no escuchar más malas noticias. La mejor manera para que los políticos se ganen que la gente vuelva a creer en ellos es arreglando esto. Y hay muchas cosas por arreglar.
-Usted, además, trabaja en un barrio, Vallecas, que sufre más aún la crisis, el paro, los desahucios. ¿Eso se nota en el día a día, cuando los aficionados vienen?
"El Rayo tiene que ser un instrumento, no sólo de juego sino para ayudar a quien lo necesite"
De vez en cuando sí te llega algo. A Vallecas, por ser un barrio eminentemente humilde, le afecta un poco más cuando se producen estas situaciones. Aquí, en verdad, no llega la gente contándonos sus penas, pero son para contar y escuchar. Y nosotros, dentro de nuestras posibilidades, estamos para echar una mano. En ese aspecto, creo que el Rayo tiene que ser un instrumento, no sólo de juego sino para ayudar a quien lo necesite, sin politizarlo. Y qué mejor que ayudar a quienes representan al Rayo, que son los vecinos de Vallecas. Esperamos que todo vaya cada vez mejor.
-Hablando de política, y usando el símil futbolístico, ¿usted se ve más como defensa, delantero, líbero?
En el fútbol hay que ser de todo. El fútbol es como una orquesta en el que todo el mundo no puede tocar el piano y el violín. Necesitas también gente que toque la trompeta o el gong. Lo que es necesario es aunar todo ese tipo de sonidos para que al final suene bien, melódico. A mí siempre me ha gustado defender atacando, porque sé que cuando estoy atacando a la vez estoy defendiendo.
-Usted fue defensa, ¿tuvo que serlo también en la vida?
En la vida hay que ser de todo. Por suerte o por desgracia hay que aprender a hacer de todo; hay veces en las que tienes que defender y otras en las que tienes que atacar. Yo, por suerte, siempre he sido una persona valiente a la hora de tomar decisiones. Siempre he preferido equivocarme dando un paso hacia delante que uno para atrás. Y muchas veces me he equivocado por no dar ese paso atrás.
"Siempre he preferido equivocarme dando un paso hacia delante que uno para atrás. Y muchas veces me he equivocado por no dar ese paso atrás"
Hay mucha gente que luego pregunta si te arrepientes de alguna decisión; y las decisiones no están para arrepentirse o vanagloriarse de ellas en función de lo que pase después. Están para tomarlas cuando hay que tomarlas. Y, una vez tomadas, ¿para qué te vas a arrepentir? No puedes pensar en si hubiera hecho esto o aquello, eso es sólo perder energía y el tiempo. ¿Había que tomar una decisión? He tomado la mejor que he podido, y eso es lo importante. Si sale bien o mal sólo se verá en el futuro. No soy una persona que esté constantemente mirando hacia atrás y pensando si lo que hice fue para bien o para mal. En nuestra profesión [entrenador] hay que tomar muchas e intentamos tener el máximo de argumentos, sabiendo que muchas veces nos vamos a equivocar, indudablemente.
-El caso Neymar ha estallado del todo con la dimisión de Rosell. ¿Usted se cree este caso?
Yo no me creo nada. La vida nos hace ser escépticos por naturaleza, hasta que no veamos las cosas no nos las podemos creer. Y más aún teniendo en cuenta que, dependiendo de quién las cuente, puede haber siete verdades distintas. Ni siquiera cuando se destape y se piense que ya se sabe la verdad, podremos saber si es realmente la verdad o no.
-Cuando este tipo de cosas le pasan a uno como jugador, cuando hay una inestabilidad en el equipo, ¿le afectan o se aísla?
Indudablemente, uno está en medio. Estás viendo las piedras pasar y sabes que, en un momento dado, una piedra que debería ir dos metros por encima de tu cabeza al final te da. No es fácil alejarse de esos temas; hay que tener un gran poder para aislarse y que no te influyan. Imagino que Neymar, ahora mismo, tampoco estará pasando un buen momento."Hay gente que es profesional de no ponerse colorada por nada; la dignidad personal ha pasado a un segundo plano"
-Hablando de dimisiones, ¿no se echa hoy de menos más asunción de responsabilidades políticas?
Hoy no dimite ni el tato. Aquí te ven metiendo la mano y la gente no se va. En ese aspecto, creo que hay muy poca dignidad profesional en la política, la banca o el fútbol. En todos sitios. Bueno no, ninguna. La gente no se pone colorada por nada. Es más, hay gente que es profesional de no ponerse colorada por nada; les importa tres cojones lo que les digan y de lo que les acusen. Aguantan y les tiene que echar los GEO. La gente firma un contrato y se agarra a ese contrato con uñas y dientes; creo que la dignidad personal ha pasado a un segundo plano. Yo si voy a un sitio a dar una charla y me abuchean, como mínimo me pondría colorado. Pero hay gente que no, que les da exactamente lo mismo. La dignidad profesional y personal ahora miso está por los suelos. La dimisión de Rosell me parece una situación de lo más anormal en los tiempos en los que vivimos. Ya no dimite nadie; aquí no se va ni Dios.
-Creciendo con un padre cantaor, ¿usted de pequeño se arrancaba por bulerías?
Lo intentaba, pero Dios no me dio ese don (risas). Lo dejó todo en mi padre, y él lo hace muy bien. O lo hacía, que ya está más mayor. En esta vida, también es de inteligentes saber para qué vales y para qué no. No hay que empecinarse en algo si, sabiendo que no tengo voz, haga lo que haga, es imposible. Otra cosa son las cosas que, aunque no teniendo ciertos dones, por empeño y tesón las puedes sacar. Pero en el arte... si yo no pinto, no pinto; si yo no canto, no canto. El cante siempre me ha gustado, pero desde pequeño me di cuenta de que me tenía que dedicar a otra cosa; por ahí se cruzó el fútbol, y no me quejo.
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