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Pablo Torrijos: "A los 22 años, si quisiese, podría independizarme"

ENTREVISTA AL RÉCORDMAN NACIONAL DE TRIPLE SALTO. Su deporte no está hecho para millonarios. Su plusmarca le ha reportado solo 700 € pero su fortuna es compaginar la universidad con lo que más le gusta y el derecho a soñar con
el oro en el Europeo de atletismo en pista de Praga.

Pablo Torrijos en los Europeos del año pasado en Zurich.

ALFREDO VARONA

MADRID.- Ha impuesto su ley en el triple salto español. Así es la tarjeta de presentación de Pablo Torrijos (Castellón, 1992), un estudiante de Criminología que cuando termine esta conversación cogerá su coche e irá a la Universidad. "Tengo clase de 'Derecho Penal Especial'". Al día siguiente, subirá al avión con destino a Praga, donde, a partir de mañana, se jugará la vida en la clasificatoria.

Tiene algo que no hizo nadie en el atletismo español. Acaba de romper la barrera de los 17 metros lo que le propone para soñar estos días en Praga, a orillas del Moldava, donde Joaquín Sabina dejó escrito: "Si hay que pisar cristales que sean de Bohemia". A eso se dispone Pablo Torrijos, un personaje ambiguo, atleta y universitario, a partes iguales, futuro policía o funcionario de prisiones, quién sabe, el caso es que, a los 22 años, aprendió a dominar lo mejor y lo peor de las emociones. Se convirtió en un hombre de 42 años disfrazado en un muchacho de 22 al que da gusto escuchar. "Nada vale tanto como una buena conversación", explica Pablo que no duda de que en su trabajo existe la perfección. "Jonathan Edwards nos demostró que la perfección existe en el triple salto".

Me asusta hablar con un hombre que busca la perfección

"A los 22 años, tengo derecho a pensar en la perfección, a motivarme con esa idea y , si puedo lograrlo este fin de semana en Praga, mejor"

Existe, en el triple salto existe, Edwards, Fabrizio Donato, con 38 años, mi ídolo, mi verdadero ídolo…, ahí están, ellos lo han logrado. A los 22 años, tengo derecho a pensar en la perfección, a motivarme con esa idea y , si puedo lograrlo este fin de semana en Praga, mejor. Y si no lo logro no pasa nada. El mundo seguirá y yo volveré a intentarlo. Pero como le digo a mi psicóloga cuando me dice, 'Pablo, no tengas prisa', le contesto que yo necesito ir sin pausa. Y ella misma me da la razón.

Yo también le doy la razón
Sí, claro, es que es eso.

¿Qué más me puede enseñar?
No sé decirle. Pero supongo que lo que nos deje esta conversación. Creo mucho en ellas. Creo muchísimo en las relaciones con las personas. Me gustan los libros. Estoy muy agradecido a ellos, porque me permiten evadirme. De hecho, leo, leo bastante; el último ha sido uno de psicología deportiva de Patricia Ramírez que me regalaron por Navidad… Pero siempre aprenderé más de la relación con las personas, unos porque saben lo que haces y te motivan y otros porque no tienen ni idea de lo que haces y te hacen sentir vivo… Te recuerdan que hay otras cosas en la vida.

¿Qué edad tiene usted 22 o 42 años?
22, 22, que yo sepa 22…

Conozco a atletas jóvenes cosidos por la impaciencia, una impaciencia natural y que, si hace falta, ya corregirá el tiempo

"He aprendido que el tiempo pasa rápido, pero los días lentos. Me tiro meses esperando un salto que, sin embargo, dura unos segundos"

Yo he sido así. He querido ir más rápido…, pero no es bueno ir rápido, es mejor ir sin pausa. A los 22 años, estaré empezando a vivir, pero el deporte ya me dio ventaja. He aprendido que el tiempo pasa rápido, pero los días lentos. Me tiro meses esperando un salto que, sin embargo, dura unos segundos. Si lo piensas… A los 18 ni se me ocurría. Pero he aprendido a esperar, a decirme a mí mismo 'ahora o nunca' y a no asustarme con lo que vaya a pasar.

Perdió el miedo a vivir
Más bien, me refería a competir. Sé evadirme, ya dejé de ser un rebelde. Comprendí que la vida es otra cosa y que si la cabeza no me ayudaba no llegaría a nada en el atletismo. Y he llegado; aquí estoy, y para estar aquí no lo he debido hacer tan mal. Quizá porque no he dejado que mi vida se resuma sólo a lo que pasa en la pista. No valdría para vivir así. No puedo dar siempre vueltas a las mismas cosas. Por eso necesito ir a la Universidad y que un amigo, que nunca hará triple salto, pueda invitarme a pasar un fin de semana en su pueblo, porque allí voy a desconectar, me siento vivo…

Una ventaja ésta de escucharle
Supongo que el tiempo tendrá que enseñarme muchísimas más cosas, pero a mi edad he aprendido a dominar las emociones, a jugarme un año en unos segundos. A los 22 años, yo ya me siento un adulto. Yo no nací así. He aprendido a ser así. He tenido esa oportunidad que, a mi edad, no es tan normal.

¿Qué le diferencia de sus compañeros de universidad?
Hay cosas; sí, claro. Algunos de ellos ya terminaron los cuatro años y yo estoy en el quinto. Pero, mire, a través de esos que terminaron la carrera, me doy cuenta de la diferencia. De repente, han empezado a opositar y me dicen que les cuesta esto de estar todo un año estudiando para jugarse la vida en un examen. Y es entonces cuando yo les pongo mi ejemplo en el triple salto, 'esa es la vida a la que yo me he tenido que acostumbrar', les digo.

¿Y esa vida es apasionante?

"Mi vida es como una película en la que estoy deseando saber qué pasará al final"

Todo lo posible. En un momento te hace llorar de pena o de felicidad. Para mí, mi vida es como una película en la que estoy deseando saber qué pasará al final. He aprendido a vivir así, a pedirme todo lo que puedo dar y me resulta apasionante. Y eso que luego quizá el éxito no sea tan placentero como lo imaginas. A la tarde, cuando te tranquilizas, ves que todo sigue igual; al día siguiente, vuelves a ir a clase, a comer a la misma hora…

¿Qué dinero le ha dejado batir el récord nacional de triple salto?
700 euros que todavía no me ha pagado la Federación Española de Atletismo…

Pero eso es poco dinero

"Yo vivo con mis padres, pero, si quisiese, tendría para independizarme y hacer una vida normal"

Mi dinero es hacer lo que me gusta en medio de la crisis . Hay poca gente de mi edad que lo haga. Yo vivo con mis padres, pero, si quisiese, tendría para independizarme y hacer una vida normal. Pero para mí la vida ahora mismo es algo más que el dinero, es ver que mi padre se levanta un sábado para ir a trabajar y lo hace tan a gusto porque le encanta en lo que trabaja a pesar de llevar desde los 17 años. Y a eso, a eso es a lo que aspiro yo de mayor.

He leído que va a opositar a funcionario de prisiones. Eso parece muy cruel

"A mí no me parece cruel trabajar como funcionario de prisiones o policía, al contrario, lo veo como un servicio a la sociedad"

Sí, a eso, o a policía… Mi idea va por ahí, pero a mí no me parece cruel, al contrario, lo veo como un servicio a la sociedad. Por lo tanto, eso no es cruel, estás ayudando a que la sociedad funcione mejor. Intento encontrar el atractivo a las cosas que hago. Me lo ha enseñado el atletismo, la propia Universidad que me ha permitido conocer un mundo que no cambio por nada o hacer unas amistades que seguramente sería imposible en otros ámbitos.

Estudiar o entrenar. ¿Qué elige?
Entrenar. Siempre entrenar. No te cansas nunca de ver el sol, el aire libre, esa sensación de libertad. Pero lo que a mí me ha dejado la Universidad va más allá de esa comparación. Al menos, la Universidad que yo he conocido y que va más allá de los atracones que se mete la gente en la biblioteca en época de exámenes. Esta el resto del año en el que vives, disfrutas de ese ambiente, que sabes que no va a durar toda la vida. Por eso a medida que pasan los años lo valoras más, y eso que Castellón no es una ciudad tan universitaria como Granada….

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