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Otra noche para soñar

El Mirandés no se resigna

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Bielsa es argentino y lo acepta. "Los argentinos somos exaltados, nos guía el impulso y la emoción". Pero él aprendió en Chile "el valor de la moderación" en sus sesiones de meditación. Por eso no se deja llevar por la aureola de admiración que precede a una noche como esta en Bilbao. Sólo separan 90 minutos al Athleticde la final de Copa y el corazón no descansa en paz. Es como volver a los viejos tiempos: a los setenta con Iribar, a los ochenta con Clemente o a 2009, a aquella noche de febrero, a esa última semifinal del Athletic de Caparrós frente al Sevilla.

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Entonces fue un día parecido al de hoy. También era jornada laboral en la ciudad, pero el himno del Athletic no desaparecía de las emisoras locales. Y eso no es soñar, eso sólo es el fútbol que ata a Bielsa de por vida y que recuerda que "we're the Athletic". "He aprendido que el fútbol puede prescindir de todo. Pero no puede seguir viviendo sin escudo. Porque el escudo es el que emociona". Así que hoy apenas se habla de la crisis en Bilbao. Incluso se prescinde de la nostalgia del pasado. Y, aunque amenace el frío y la lluvia, tampoco es motivo para que De Marcos no sueñe en voz alta. "Sueño con la final de Copa". Él es un caso especial, como el de Herrera o Aurtenetxe. De Marcos todavía jugaba en el Alavés en 2009. Por eso está nervioso, inquieto. "Tengo muchas ganas de que llegue el partido". En realidad, esto es un sueño o, cuando menos, una invitación. Hoy, el Athletic está donde soñaba en verano cuando el presidente Urrutia presentó a Bielsa con un mensaje de boda: "Se casa un gran entrenador con un gran equipo".

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El último obstáculo no es ninguna broma. Ha hecho cinco goles a domicilio a tres equipos de Primera. Hay materia prima en el Mirandés, un equipo que no va a aceptar la derrota. Pouso, su entrenador, ya ha avisado de que "no hay nada imposible" en esta vida. Y, aunque ha de ser prudente ("no vamos a entrar al cuerpo a cuerpo, porque entonces el gigante le pisa al pequeño"), quiere pensar como un triunfador. Lambarri, también. Él fue más rápido. Lo advirtió nada más marcar el 1-2 en Anduva. Los dos últimos partidos de Liga, en los que ha logrado un punto de seis, no desaniman al Mirandés. El hecho de que en la ciudad nadie haya reservado billetes para la final, tampoco. Aún menos a Pablo Infante, que ataca muy en serio: "Tenemos que ser nosotros mismos".

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