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La Navidad de un entrenador en paro

El turrón no corre peligro y algunos como Víctor Muñoz aprovechan para irse de vacaciones a esquiar con la familia. "Así te quitas el fútbol de la cabeza, porque el entrenador es productivo, no para nunca".

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El turrón no corre peligro y algunos como Víctor Muñoz aprovechan para irse de vacaciones a esquiar con la familia. "Así te quitas el fútbol de la cabeza, porque el entrenador es productivo, no para nunca".

MADRID.- El turrón esta vez nunca corrió peligro. Ni siquiera fue una leve amenaza. Es la Navidad de los entrenadores en paro, un gremio alto porque cada vez hay más carnets y las plazas son las mismas. Y eso no es fácil para hombres acostumbrados al jaque mate los domingos. Un paréntesis en el que uno descubre con más fuerza los límites del entrenador y en el que las vacaciones no tienen el mismo encanto. Pero son las cosas que pasan entre los entrenadores, hombres distintos, a los que ni siquiera contenta el hecho de poder tener la vida resuelta.

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Esnáider es ahora uno de esos entrenadores en lista de espera como pasa con Pablo Alfaro que, a pesar de ser médico y de ejercer de presentador en la televisión nacional, no sospecha de su futuro. “Tengo entre ceja y ceja ser un buen entrenador”. De ahí que nuestra geografía esté invadida por entrenadores sin trabajo, la mayoría vocacionales y capaces, por ello, de esperar sin tiranía. “No queda otra”, interviene desde su domicilio Víctor Muñoz que un año después de dejar el Zaragoza, continúa en paro, la segunda Navidad consecutiva.

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La ansiedad está bajo control. Al menos, eso promete Víctor, que ni siquiera se excita cuando escucha el sonido del teléfono y se establece la incertidumbre

La ansiedad está bajo control. Al menos, eso promete Víctor, que ni siquiera se excita cuando escucha el sonido del teléfono y se establece la incertidumbre. “El gusanillo siempre existe, pero ya está controlado”. José Alberto Toril también pertenece a esa cuadra de entrenadores desempleados desde que dejó el Castilla en 2013, en la época de Mourinho. “Claro que desearía volver a trabajar, pero si no lo he hecho es porque todavía no ha llegado esa oferta que más me convenga a mí y a mi familia”. Así que una Navidad más Toril pertenece a ese tipo de gente que sigue deseando volver a escuchar el látigo de la presión sobre sus cabezas. “Porque uno siempre prefiere el estrés de la profesión”, sostiene Víctor Muñoz.

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