Este artículo se publicó hace 14 años.
Mourinho da primero
El portugués le gana en la pizarra a Guardiola y obliga al Barça a remontar en el Camp Nou
Enrique Marín
Desde que está Mourinho, el Inter sólo ha perdido uno de los 53 partidos que ha jugado en el Giuseppe Meazza. Lo del portugués no es casualidad, sino causalidad. Como causal y no casual fue la derrota del Barça en Milán. La pizarra de Mou se le atragantó al Barça y esta vez Guardiola no supo o no pudo contrarrestar la propuesta que le planteó su vecino de banquillo. El resultado puede parecer excesivo, sobre todo porque el tercer gol del Inter llegó en un claro fuera de juego de Diego Milito, pero tampoco se puede considerar injusto y si el Barça quiere estar en la final del Bernabéu tendrá que remontar en el Camp Nou, donde posiblemente los italianos propongan un escenario distinto.
Mientras Mourinho disecciona a los rivales y juramenta a su equipo para atacar sus debilidades, Guardiola tiene tan claro a lo que juega su equipo que sólo se plantea hacer mínimos reajustes, ya sea para sacudirse los marcajes o las líneas de presión. La reacción se impuso a la acción. Las transiciones vertiginosas, a la a pausa, el toque y la combinación.
El guión del Inter fue tan elemental como efectivo. Presión sobre el balón con dos líneas muy juntas y salida rápida tras robo para pillar descolocados a los jugadores del Barça. Así llegaron los goles italianos. Guardiola comparó al Inter con el Madrid, aunque quizás no se esperaba un Inter tan bien posicionado. Sneijder, descartado el pasado verano por el Madrid, fue decisivo en la victoria de los neroazurri.
Pese al gol de Pedro, el Inter fue más sólido y desactivó a Xavi y Messi
Desde el primer minuto, el Inter se movió sin balón con la precisión de un reloj. Con basculaciones colectivas que no dejaban espacios al Barça para combinar y avanzar tocando. Con Xavi demasiado lejos de su zona de influencia, Messi desactivado e Ibra perdido, Guardiola demandaba a sus jugadores menos precipitación; tocar, tocar y tocar.
Sin embargo, Maxwell rompió en conducción las dos líneas de presión del Inter, se coló hasta la línea de fondo y asistió a Pedro con tanta precisión como la que utilizó el canario para marcar el 0-1. El gol dañó psicológicamente a los interistas, a los que por un momento les costó presionar con la misma intensidad. De ello sacó provecho el Barça, que empezó a parecerse a sí mismo, mientras su hinchada le animaba con los clásicos olés que tanto humillan al rival.
Una buena combinación del Inter al borde del área y el despiste de Alves, que cerró en lugar de mantener la posición, permitió a Sneijder rescatar a su equipo con el gol del empate. La apuesta de Mourinho dio todos sus frutos al poco de arrancar la segunda parte, cuando un robo con posible falta sobre Messi lo aprovechó Pandev para montar una contra vertiginosa y letal.
Diego Milito, que marcó el tercero en fuera de juego, hizo sufrir a Valdés
La cabalgada en diagonal del macedonio pilló a contrapié a la defensa del Barça. Maicon, otra vez con Diego Milito de asistente, batió a Valdés. Ahora era el Barça el que parecía contrariado ante la intesidad que el Inter imprimía al juego. En otra oleada, aunque con Diego Milito en claro fuera de juego, llegó el tercer gol de los italianos. Once meses después el Barça volvía a encajar tres goles y por primera vez el equipo de Guardiola pierde por más de un gol de diferencia.
Con Ibra ya en el banquillo, el partido se puso como más le gusta al Inter. Con espacios para seguir haciendo daño tras robo y encogido lo suficiente como para impedir que el Barça tuviera opciones. Las tuvo, pero con Piqué con principal referencia ofensiva, un dato más que significativo.
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