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Luis Alberto Hernando: "Prefiero ser guardia civil a ser campeón del mundo de trail running"

Este tetracampeón del mundo de trail a los 39 años y agente instalado en Jaca. Un caso único que tiene en casa cartas de felicitación selladas por la presidencia del Gobierno. Pese a los méritos deportivos, se "enorgullece más de tener un trabajo estable".

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Luis Alberto Hernando celebra una de sus victorias. /WEB PERSONAL

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Tiene un tornillo en una mano. Una cicatriz de guerra tras una caída en la montaña donde Luis Alberto Hernando (Burgos, 1977) ya ha sido cuatro veces campeón del mundo de trail running (carrera de montaña). Un caso único en el mundo a su edad, 39 años, en la que esto se está acabando. Pero no pasa nada. El guardia civil no se arrepentirá de nada. "Prefiero ser guardia civil a ser campeón del mundo", explica Hernando en un día como éste en el que ha vuelto a nevar en Jaca.

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Pregunta. ¿Guardia civil o campeón del mundo entonces?

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Respuesta. No, no, guardia civil. Un guardia civil, en todo caso, al que le gusta correr, que tiene esa afición y que sabe que dentro de muy poco, porque en septiembre cumpliré 40 años, ya sólo seré guardia civil.

¿Y será duro?

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No tiene por qué. Seguiré en contacto con el monte. Seguiré viendo la nieve en Jaca y seguiré pensando que no puede existir mejor trabajo en el mundo para mí que el de guardia civil.

¿Tan cómodo es este trabajo?

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"Le reconozco que a veces apetece poner multas, porque uno ve cada barbaridades..., y nadie es de piedra"

Hay mucha gente que me dice, 'qué suerte tienes'. Pero yo tuve que pasar una oposición y tuve que dar muchos botes. Mi primer destino fue Jaén, a muchos kilómetros de mi casa en Burgos. Luego, Castro Urdiales, Medina de Pomar, la cárcel de Burgos..., y eso por no contarle la cantidad de coches que he quemado. Pero esta es la vida en la que todo tiene un precio.

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¿Puso muchas multas en el camino?

No tantas, no tantas... Pero también le reconozco que a veces apetece poner multas, porque uno ve cada barbaridades..., y nadie es de piedra.

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¿A qué barbaridades se refiere?

No se trata de especificar, pero yo lo resumiria así: a quien, que ha pisado una mierda de perro alguna vez, ¿no le ha apetecido ponerle una multa al dueño?

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Ser guardia civil es difícil entonces

No, cualquier trabajo es duro ya sólo por durar ocho horas diarias. Pero, si le parece, vamos a hablar un poco más de trail, de mi faceta de corredor. Si vamos a seguir hablando de la guardia civil no hay problema, pero entonces tendría que pedir permiso al cuerpo. Y creo que me lo darán. Pero he de pedirlo.

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Uno pensaba que un campeón del mundo está por encima del bien y del mal

No, no lo creo. No pienso que exista nadie así en el mundo. Al contrario. Si uno es un fenómeno mediático entonces tiene más motivo que cualquiera de nosotros para manejarse con los pies de plomo.

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¿No es usted un personaje público?

"Si uno es un fenómeno mediático entonces tiene más motivo que cualquiera de nosotros para manejarse con los pies de plomo"

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No lo soy. No noto ninguna presión en ese sentido. Quizá aquí en Jaca sí me conocen y la gente sabe quién soy y lo que he hecho. Pero más allá de aquí, excepto en el AVE en un viaje a Barcelona, creo que nunca me ha reconocido nadie y, por supuesto, se trataba de alguien muy aficionado a mi deporte.

No es usted un personaje al uso

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En eso sí estamos de acuerdo. Estoy a tierra entre unos y otros. Me dedico a un deporte menor y resulta que en los últimos años de mi carrera deportiva he sido cuatro veces campeón del mundo. No podía ni imaginarlo. No es normal.

¿No es normal esta entrevista entonces?

No me la esperaba y menos en esta época del año, en la que no he hecho ninguna carrera reciente y que, de repente, me propongan esta conversación desde un medio nacional y que usted me haga estas preguntas... Estoy acostumbrado a contar batallitas de las carreras en las carreras. No esto.

Le llamé para hablar de la vida

"Ahora ya no sé si valdría para vivir en una ciudad o para ir a trabajar en Metro"

Esta es mi vida: entrenar, competir, trabajar... Ver montes, senderos, nieve ahora en invierno y esto es lo que más me gusta. Supe adaptarme porque no siempre fue así. Yo me crié en Burgos que era diferente. Pero ahora ya no sé si valdría para vivir en una ciudad o para ir a trabajar en Metro.

Un campeón del mundo se adapta a todos sitios

Bueno, yo ya le he dicho que sobre todo soy un guardia civil...

¿Podría vivir solo con la nómina de guardia civil?

Eso depende de lo que necesite cada uno para vivir.

¿Qué necesita usted?

Soy padre de familia, tengo una hipoteca y no separo los pies de la tierra. He conseguido un sponsor como campeón del mundo de trail, pero tambien sé que esto es muy temporal, que se acabará pronto y que a mí me quedará mi trabajo de guardia civil.

Tiene usted los pies en la tierra

Bueno, los tengo en el cuartel (risas). La gente que me conoce, la que me rodea, sabe que nunca me voy a separar de la tierra. El hecho de que haya surgido esto de ser campeón del mundo no tiene por qué cambiar nada. He sabido valorar siempre cada cosa, estar donde estoy.

¿Dónde está?

En un sitio que me ha costado mucho. Yo era muy mal estudiante y resulta que he sacado una oposición. No me engaño y sé que esto fue porque, a los 18 años, entré en el ejército y teníamos opción a opositar a estas plazas de promoción interna. De lo contrario, yo no estaría aquí. No lo hubiese sacado nunca.

¿Ser campeón del mundo no debería inflarle a uno el orgullo?

"A mí me enorgullece más tener un trabajo estable que ser campeón del mundo y que encima que ese trabajo me guste"

No, ¿por qué? A mí me enorgullece más tener un trabajo estable y que encima ese trabajo me guste... En una sociedad como la nuestra eso es un privilegio rotundo que me gané yo. A mí me pareció que tuve que estudiar mucho para lograrlo: ya le he dicho que no era lo mío.

Corriendo usted está acostumbrado a sufrir

Solo sufro cuando compito. Para mí entrenar no es sufrir. Llevo haciéndolo desde los 10 años y he aprendido a conocer a mi cuerpo. He sabido ir poco a poco y por eso tal vez los mejores resultados están llegando al final.

Representa usted a su país las 24 horas del día como atleta y como guardia civil

No lo había pensado pero así es. Llevo la bandera en el hombro cada día con este trabajo y casi todas las carreras que hago con internacionales. He competido hasta en Malasia. Tengo cartas en casa de felicitación selladas por la presidencia del Gobierno. He recibido la medalla del CSD al Mérito Deportivo..., todo eso claro que es un orgullo, sí.

¿Qué siente cuando se pone el uniforme?

No hay que teatralizar. Hay guardias que son aburridas. Pero también participo en rescates que se hacen en las montañas y noto en la cara de la gente que le estoy ayudando. Y, sí, claro que todo eso es un orgullo porque, al final, uno también acaba salvando vidas. Aunque a la vez se que si no lo hiciese yo lo haría otro. Nadie es imprescindible.

Entonces le pagan por salvar vidas

"Si no existiesen los guardias civiles se perderían vidas en la carretera, en la montaña, en muchos sitios"

De alguna manera, sí, ése es mi trabajo. No voy a decir lo contrario. Si no existiesen los guardias civiles se perderían vidas en la carretera, en la montaña, en muchos sitios. Quizá sea la parte más especial de nuestro trabajo. Pero sólo porque tiene que ser así.

Hasta escucharle a usted uno tenía el estereotipo del guardia civil serio, casado con la mala uva

No lo creo. Desde 2002 vivo en un cuartel en Jaca. Mis vecinos son guardias civiles y me han demostrado que son bellísimas personas. La mayoría somos de fuera y tenemos más relación que cualquier otra comunidad de vecinos. Quizá por eso sigo viviendo ahí.

¿Qué sería de Messi viviendo en un cuartel?

No habría problemas. Al final, un futbolista es un ser normal. Quiero pensar que encajaría perfectamente. Máxime si hablamos del cuartel en el que yo vivo en Jaca. Es un mundo lleno de deportistas donde le podría hablar de cuatro guardias civiles que han sido olímpicos, yo mismo lo he sido en ski de fondo.

Hoy va a ser el día del Guardia Civil en 'Público' después de escucharle a usted

Yo le invitaría a comer un día en la cantina. Vería que somos gente normal e, incluso, más de lo normal. Gente que amamos la montaña y la vida que tenemos. Quizás por eso nos sentimos como una gran familia y lo que le pasa a uno nos pasa a todos. Supongo que por eso me gusta tanto vivir aquí. Me ha costado pero merece la pena.

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